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Víctor Manuel Rivas Oómez

17

Septiembre

19SQ

V

'CTOR era un Mago

Podía literalmente ponerse un avión en la mano como quien se pone un guante, y jugar con él haciéndolo estirarse o encogerse, según C"0nvenía a sus largos y finos dedos sensitivos Una vez aterrizó un F-51 artillado, cargado de bombas y con el motor apagado

Otra vez, siendo exilado y habiendo llegado a Miami, EE UU con un pasaporte falso cogió junto con otro piloto, AIí Salomón, un avión del Aeropuerto Internacional haciéndose pasar ambos como la tripu– lación normal del aparato

Cuando Víctor y AH volaban sobre el Golfo de México, los verdaderos tripulantes dormían aún en su hotel de Miami

Una vez el Presidente de Costa Rica, Mario Echandi, dijo a Víctor cuando éste solicitaba asilo en aquella RepLlblica junto con Afí

-Lo malo es que ustedes son muy peligrosos, se robOlon un avión en Miami Y Víctor contes– tó al instante

-No señor Npsotros nunca hemos robado nada Aquella vez Jo que hicimos fue capturar un avión enemigo

y decía verdad, porque el avión, que fue empleado luego en un intento de revolucionar Nicara– gua, pertenecía a LA N ICA, empresa aérea de 105 Somoza

" " "

El C-46 que tripulaba Víctor aterrizaba cada vez que era necesario en Punta Llorona, playa de mar costarricense, donde poco a poco nosotros fuimos reuniendo hasta 115 hombres y equipo bélico sufi· ciente poro trasladarnos a Nicaragua

Víctor contrataba el avión para hacer viajes especiales a Golfito, un puerto bananero del At16n· tico

Los posa jeras embarcaban como cosa corriente, y el aVlon salía contra viento y mareo a su des– tino A media luto las manos largas y finas de Víctor torcían los mandos, y el gran aparato descendía en la base secreta de los nicaragüénses

De allí, nos trajo a la Patria el mismo Víctor

Hizo tres viajes y dos desembarcos, el último de ellos lanzando la aguja tejedora de su pesado aparato, en medio del ágil y rápido tejido que incesantemente bordaban sobre el territorio nacional los avio– nes C(lzas de la Fuerza Aérea somocista

Víctor se rió de ellos

Erguido sobre la silla izquierda, pasaba las manos suavemente sobre los instrumentos, y escu– chc/be en 105 audífonos las señales emitidas por los piJotas del Gobierno

Parecía que tocaba piano

Víctor logl Ó hocel dos desembarcos, y tuvo que quedarse en tierra Su segundo y último ate– rrizaje se efectuó en un llano extenso pero agreste y natural Bajó entre el lodo y las piedras sin que nin- • guno de sus "pasajeros" sufriera el menor daño, ·pero no pudo subir nuevelmente porqLle las ruedas del aparato Se enterraron en el lodo

La tierra perdió al Aguila

Allí encontraron su nave abandonada los enemigos burladas, y durante ocho horos y media ame– tlalluron el blanco inmóvil que minutos antes en el aire y condLlcido por Víctor era paro ellos un fantas– I'nel inexplicable

Víctor murió un mes más tarde Con las alas cortadas por el destina, dio su pecho a tos balas,

el rie firme y entero,

Era imposible qLle muriera en el (Iire, quien podía ponerse un avión en la mano como quien se pone un gLlante

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