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De izquielda a deIecha: Di, Juan Munguia Novoa, DI Carlos José Solórzano, Glal. Chamorro,

Dl. José A Altiles.

político, fuimos sin embargo, en los últimos días de su vida muy buenos amigos y hubo enlre nosotros completa comprensión de la realidad política de Nicaragua.

Su muerte fue muy sentida por mí y por toda la Colonia nicaragüense residente en México.

Durante nuestra pennanencia en México,

que fue de más de diez años, siempre llevan– do una vida modesta en una pobreza hon–

rada, cáberne decir con satisfacción que nle

capté la simpatía de toda la Colonia nica– ragüense . Con iodos sus miembros, ya fuesen liberales o conservadores, cul±ivé muy buenas

relaciones.

En el transcurso de esos diez años vi pasar en la Presidencia de la República al General Lázaro Cárdenas, a don Manuel Avila Camacho y al Licenciado don Miguel Alemán.

De del echa a. izqu,.ieIda: DI Antonio BalquelO, GIal CamIlo Lopez I1ias, GIaI. Chamollo,

don Fausto Amador

Unos dos o ires años an±es de mi regreso Gral. Somoza leyendo el convenio con el Gral ChamOllO.

definitivo mi esposa Las±enia hizo un viaje a Nicaragua que resul±ó un gran éxito. Los

amigos la recibieron con entusiasmo y la fes- la de celebrar un convenio con el General So-tejaron mucho. m.oza.

El General Somoza llegó a considerar que Así el Partido Conservador podría tener ese viaje de Las±enia le estaba perjudicando participación en el Gobierno y gozar de re· políticamente y llegó hasta oponerse a que lativa libertad para poder elegir sus Repre– ella visi±ara el Departamen±o de Rivas y a sen±an±e al Congreso.

poner cortapisas para la realización de una Después de varias pláticas llevadas a manifestación popular que se llevaría a efedo cabo con el General Somoza, por medio del el día de su visi±a a la ciudad de Rivas. Nafu- Dr. Emilio Alvarez Lejarza, se llegó a un ralmen±e, iodo esto lo hacía de manera eldra- acuerdo.

oficial, pero enérgiea y efectivamente. Por ese arreglo se establecía la alfer-

A mi regreso defini±ivo a Nicaragua y en nabilidad en el Poder, se prohibía la reelec– vista de las pocas garantías de que gozaba el ción, y se obtenían otras conquistas democrá– Partido Conservador y del temor general que ±ieas, corno la representación de las minorías, cundía en sus filas para llevar a cabo cual- el voto femenino, etc. e±c., consignadas, por quier movimiento de organización, pensé que esos pactos, en la Cons±i±ución Polí±ica de la única manera de darle vida al Par±ido, era 1950.

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