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« Previous Page Table of Contents Next Page »reza sus ba±ería de burla contra algunos as– pecios de nuestra política criolla, contra los abusos de autoridad, contra la pena de muer– ±e y los papeleos de la burocracia.
Alvaro Menéndez Leal sigue los linea– mien±os de Borges y escribe cuentos brevísi– mos, a ratos con citas auténticas o imagina– rias que les otorgan un sabor erudito. Es una verlien±e difícil, que reclama mucha fan– ±asía y buen gusto. Una especie de poda "a priori", elimina de antemano iodos los elementos adventicios, iodos los plan±ea– mien±os, para tomar en la propia cresta el movimiento de la ola narrativa, y acentuar su caída en una solución por sorpresa.
La fan±aciencia, de origen sajón, no es planta que se haya aclimatado muy bien en nuestro suelo. Es un subgénero que se nu– ±re, en verdad, de los progresos científicos de modo especial de la física, la química y la sicología. Bro±ó y se ha desarrollado con lo– zanía, en paises que como los Es±ados Unidos e Ingla±erra, llevan a cabo investigaciones imporlan±ell, cuentan con ins±i±u±os, con sa– bios, con equipos impresionantes. Aquí, ló– gicamen±e, faHa la incitación del medio. No obstante, ya hay algunos cuentos de ciencia– ficción escritos por salvadoreños. Son de Mario Hernández Aguirre, de Waldo Chávez Velasco y de Alvaro Menéndez Leal.
Cuanto a mi propia y personal parlicipa– ción en el proceso narrativo que se lleva a cabo en el país, no será inmodesto que diga :unas palabras, si me desentiendo de iodos los juicios que se han pronunciado al respec– ±o, particularmente de los favorables, y me limito a exponer la existencia de las obras y las líneas directrices que siguen.
Tengo, ya publicadas, cuatro obras de índole narrativa: dos de cuentos, y dos no– velas.
En "Guaro y Champaña", ensayo el cuen–
±o regional campesino y urbano. En su tesis ±i±u1ada Trayec±oria del cuento salvadoreño, presentada en 113. Universidad Javeriana por el R. P. Marlín Barrl3.zl3. Meléndez para optar al doctorado en Filosofía y Letras, se lee lo que sigue: "Guaro y Champaña es una co– lección de cuentos. Cons±13. de dos pl3.rles. porque GUl3.ro contiene relatos "ásperos y re– gionI3.1es", como dice el autor; retrata cuadros fuerles de la vida s13.1vadoreña, aunque en nuestro concepto son más ásperos que regio– nales. Generalmen±e el tema de los cuentos de Guaro girl3. 13.1rededor de asuntos sentimen– tales, sexuales o del amor, pero de un amor tosco y cl3.si semisalvl3.je. En realidl3.d, no son cuadros muy regionales; porque son hechos que podrían tener lugar en cualquier país, sobre iodo en la clase baja".
El oiro libro de relatos breves se intitula "Aquí se cuentan cuen±os", y iodos los que contiene, aunque algunos se halll3.n si±uados en ciudades salvadoreñas, perlenecen más bien 13.1 tipo de cuentos universales, en que lo
I3.mbienial es sólo accesorio. Algunos, son de pura imaginación, y has±13. de fan±acien,
ciar corno "La úl±iIna epidemia", "Operación
No" y "Ahora puedo hl3.blar".
Por iodo lo dicho, pueden adverlirse al– gunos aspectos impor±l3.n±es de la narrativa en nuestro medio. En primer término, Pode_ mos afirmar que es un desarrollo de reciente data. No existieron, como dijimos, cronistas espaflolos durante la conquista y la indepen_ dencia, en nuestro suelo. LI3. narración de
inienciones estéticas se inicia con los cuadros
de costumbres de fines del siglo pl3.sado. Vie. ne luego Ambrogi, a descubrir el paisaje y la sicología de nuestras gentes, y forma una ±ra– dición de cuento regional que, con diversos mafices y calidades, pasando por diferentes nornbres de valía ulayor y menor, desembo. ca en Salarrué. Salarrué dignifica el género y lo lleva a una aliura estética que antes no había tenido. Se torna breve, nervioso, poé– tico e impresionante. Después del regiona. lismo rural, se endereza el relato hacia los temas de la ciudad y del pueblo: se torna ur– bano. Aquí entran otros problemas de índo. le social, porque es entonces cuando apare. cen el personaje de la fábrica, el empleado público y iodos los demás elementos que an– tes casi no habían sido ±omados en cuenta. Luego, hay una marcada tendencia al aban. dono de los ±emas y tratamientos regionales, y una búsqueda de universalidad, que cada vez se va tornando más culta, informada. Ese es el instante en que nos hallamos ahora.
Lo cual no significa que no hay autores regionalistas entre los jóvenes. Esa es la cuerda de Crisióbal Humberlo Ibarra, de Jo– sé Napoleón Rodríguez Ruiz, y de otros afec– tos al género que han ido apareciendo con posterioridad. Pero de ellos sería prematuro hablar. Este de la novela y del cuento es ejercicio largo, y necesario será esperar la madurez para el justiprecio de las obras.
Precursor, precursor auténtico de la na– rrativa, acaSo el único de genuina categoría durante el siglo pasado, fue el maestro don Francisco Gavidia, quien, desgraciadamente, dio poco al género. Sus tareas filosóficas, históricas, humanísticas, no le dieron mucho tiempo para dedicarse a la creación de' esta índole, en la cual nos dejó más de una joya. Bas±aría, para afiirnarlo, el señalamiento de su relato "La loba", que es bastante conocido.
Puede, pues, afirmarse, que el cuento y
la novela, son en El Salvador, productos del siglo XX.
Cada día, se amplía el número de los que se dedican a escribir cuentos, y es de espe– rarse que el Cerlamen Nacional de Cultura, que con frecuencia llama, en su rama de 113.– iras, a competir en estas materias, suscite el inierés de nuevos escritores, y enriquezca el acervo novelístico y cuen±ístico de nuestras letras, para bien de la cullura nacional.
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