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libro que había escrito sobre sus luchas en Nicaragua y ahora creía contar el aventurero con un respaldo que no había tenido antes para culminar sus empeños y afanes

La proclama de Walker decía textualmente

"Hace más de cinco años que yo, juntamente con

otros, fuimos invitados a la República de Nicaragua, con la promesa de ciertos derechos y privilegios, bajo la

condición de que debíamos prestar ciertos servicios en

el Estado Nosotros desempeñamos los servicios que se noS pidieron, pero las autoridades existentes de Hon–

duras se unieron a una combinación para arrojarnos de

Centro América

En el curso de los acontecimientos, el pueblo de las Islas de la Bahía se encuentra ahora en casi la mis–

ma posición en que se hallaban los americanos en Ni– caragua en Noviembt e de 1855 La misma política

que condujo a Guardiola a hacernos la guerra, lo indu– cirá a at rojar fuera de Honduras al pueblo de las Islas 61 conocimiento de esta verdad ha inducido a vatios residentes de las Islas a hacer un llamamiento a los ciudadanos adoptivos de Nicaragua para que presten

su ayuda en el mantenimiento de sus derechos de per– sona y bienes

Pero no bien habían algunos de los ciudadanos adoptivos de Nicaragua respondido al llamamiento de los residentes en las Islas con ocun ir a Roatán, cuando las actuales autoridades de Honduras, alarmadas por

su seguridad, pusieran obstáculos que estorbaran el cumplimiento del tratado de 28 de NoviembrE> de 1859 Guardiola demoró el recibo de las Islas por razón de la presencia de algunos hombres que ha pe~judicado, y

así, por motivos de partido, no sólo arriesga los intere–

s~s t",rritóriales de Honduras, mas entorpecE>, por el mo– /11entó, un objfito cardinal de la politica cetltroameri–

cana·

fl pueblo de las Islas de la Bahía puede únicamen–

te Ser incorporado a vuestra República por medio de sabias concesiones, las autot idades existentes de Hon– duras han dado prueba, por sus actos pasados, de que

no harán las concesiones necesarias La misma políti–

ca que Guardiola observó hacia los nicaragüenses natu–

talizados, le impeditá adoptar el único curso por el cual Honduras puede retener las Islas

Viene a ser, por tanto

r

un objeto común con Jos

nicaragúenses naturalizados y con el pueblo de las Islas de la Bahía el colocar en el Gobierno de Honduras a

personas que concedan los derechos legítimamente ad– quiridos en los dos Estados

De esta manera los nicaraguenses asegurarán su

regreso a su patria adoptiva, y las Islas de la Bahía obtendrán plenas garantías de la soberanía bajo la cual deben ser colocadas por el tratado de 28 de Noviembre de 1859

Sin embargo, para obtener el objeto que lIevamo, en mira, no hacemos la guerra contra el pueblo de Hondwas, sino solamente contra un Gobierno que sirve

de estorbo a los infeteses¡ np sólo de Hondutas, sino

también a todo Centro América

El pueblo de Honduras puede, por tanto, descan– sar en que tendrá toda la protección que necesite tanto para sus derechos de persona, Como para los de sus bienes Trujillo, Agosto 6 de 7860 Guillermo Walker"

El Tratado Lennox Wyke-Cl'uz

El 28 de Noviembre de 1859 fue suscrito en Co– mayagua entre los Plenipotenciarios Carlos Lennox Wyke, Representante de la Gran Bretaña, y el señor Francisco Cruz, plenipotenciario de Honduras, el tro– tado por medio del cual el primero de los países men– cíonados devolvió a Honduras las Islas de la Bahía y reconoció como perteneciente y bajo la soberanía de la república hondureña, el territorio poseído y ocupado por los indios mosquitos, dentro de la frantera de la misma República, cualquiera que ésta fuera

El gobierno de Honduras, presidido por el General José Santos Guardíola, se comprametió por el mismo Trotado a que los habitantes de las Islas recuperadas conservaran entera libertad de creencias y de culto re– ligioso, en lo público y en lo privado, circunstancía fun– damental de hacerla constar por cuanto los habitantes de las Islas de la Bahía eran en su mayoría protestantes y la religión oficial de Honduras era la católica, apos– tólica y romana

Desde que se conoció el Tratado suscrito en Co– mayogua por los plenipotenciaríos inglés y hondureño, algunos isleños empezaron a dar muestras de descon– tentó por tener que pasar de la soberanía inglesa a la de un país pequeño y débil con el c(1ol, en propiedad, pocas relaciones habían tenido en toda su historia, y tales elementos fueron los que se pusieron en contacta con Walker, quien se autocalificaba como Presidente de Nicaragua y como ciudadano nícaragüense naturaliza– do, para que les ayudara a impedir su anexión a Hon– duras

Circunstancids relacionadas con la poca populari– dad que la causa de la devolución tenía entre los isleños y otros problemas de política interna, impidieron al Ge–

neral Guardiola consumar sin demora la ocupación de

las Islas y Walker creyó llegado el momento de apro– vecharse de las circunstancias de descontento y adue–

ñarse, por lo menos de Roatán

l

en el momento mismo

en que los ingleses la transfirieran a Honduras.

Desde a principios de 1860 empezaron a llegar a

la isla antes mencionada aventureros estadounidenses

que aparecían con diferentes motivos y alegando diver– sos pretextos Estos hablaban con los isleños y les anunciaban que el General Guillermo Walker llegaría pronto para realizar la cruzada que los liberaría de caer en garras de las autoridades de Honduras En Junio de ese año Walker llegó a la isla de Roatán, pero se

encontró con el obstáculo de que Gran Bretaña aún no

la entregaba a Honduras y él no podía atacarla hallán– dose bajo la soberanía británica.

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