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« Previous Page Table of Contents Next Page »costumble que disgustó a los vecinos quienes, para re· porar las alarmantes disposiciones de su Alcalde, deci–
dier~>n quejarse al Gobernador de la Provincia Este oro denó a Ocón y Trillo no volver a convocar ni alarmar
CJ los habitantes sin orden suya, prohibición confirmada más tarde por el Capitán General Carlos de Mencos quien, por su lado, había lecibido órdenes leales de poner especial interés en la defensa de las plazas y de los puertos
las consecuencias de este desociel to emitido por el GobernadOl y ratificado por el Capitán Genelal fueron desastlosas El Capitán Miguel Martín en ¡unio de 1665 -un mes antes de la asamblea de la Junta de Hacien~
da en que reunió, como fondo, la suma de 48 pesos paro segulidad de lo PlOvincia- al pasar en un buque mercante pOI las bocas del tío Pocosol divisó hacia el
NOI te dos canoas con 22 corsarios, lo que le obligó a lefugiOtse en el raudal del Machuca y a envial lápida aviso a Granada A los pocos días llegaron las infor– maciones de don Miguel a manos del Alcalde Ocón y Trillo que se limitó a enviólselas a don Diego de Cas– flO, el Gobernadol, residente en León Mientras el co– ,rco tardaba en Ilegal a León el Alcolde, tal vez pOI des.pecho de su autoridad eliminada en las disposicio nes que había impuesto a los vecinos, se quedó con los brazos cluzados; circunstancia que facilitó la invosión del COI SOl io jamaicano Juan David
Una de las mayores hazañas de este pilota, junto cen sus cOllerías en las costas de Cuba y la destlucción de Saint Agustine¡ fue el saqueo de Granada que ¡eveló o Inglatelra el valor geográfico del Lago e inició una selie de intentos e intentonas para captuJarlo y contro~
lorlo Se equivocan los que dicen que David era holan– dés y que se llamaba EduOldo Exquemelin, en su ob,a "De Americaensche Zeerovers" pone en claro estas en a~
tos: "Los intentos y acciones de Juan David, nacido en Jamaica, no deben ser olvidadas en esta historia, POl– que fue una de las más impoltantes en ese entonces: especialmente pOI su rara pi udencia, valor, audacia y decisión en el mencionado ataque de Glonada" levy, que en cuestión de datos históricos yerro frecuentemen– te, dice que David el 29 de junio con 140 hombies se "poderó del presidio de San Carlos y desembOlcó en Glonada, la que arruinó y quemó completamente Ayón, que tuvo a la vista los infOlmes originales que sobre la invasión diligieron al Capitón Genelal el Gobernadol Don Juan de Salinas y don José AntoniO lacayo, en su
épOCCl en que fue Alcalde, como también los cel tifica– ciones plesentadas por don Pedro Ocón y Trillo parc! su defensa, desmiente al ge6grafo francés asegurando que se efectuó el 30 de junio con 90 hombres y que estos documentos autógrafos nada dicen sobre incendio Bo~
lClños, entre otros histol iógrafos, repiten las equivocacio– nes de Levy Por eso es preciso relatOl este saqueo lo más verazmente posible
Acompañada de un indio nicaragüense que con· dueía la expedición, la tropa filibustera subió el lÍo San Juan sin apodelarse de ningún "presidio de San Carlos" como detalla erradamente Levy, pues el indio los con– dujo dilectarnente a la entrada del Lago, donde dejOlon su navío escondido bajo coposos árboles al cuidado de 10 hombres y con los ohos 80, remando en 3 canoas, se dirigielon a Granada en la que desembarcclron a las 2 de la mañana del 30 de junio A un centinela que guOl– d<lbo el pOlaje de la cost" pOI donde habícm entrcodo,
al dirigirles el ¿quién vive?, contestánronle antes de dalle muerte que eran amigos que I egresaban de la pesca El indio, enseguida, los condujo al centro de la ciudad por un oculto y estrecho sendero, mienhas otro indígena, a quien habían ganado, se encargó de escon– der las canoas en un sitio seguro Al llegar a la parte mós poblada de la ciudad dispersáronse en pequeños grupos que comenzaron su pillaje en las casas y en los templos llevándose todo lo que encontraron valioso, Una de las tácticas que usaron fue la siguiente: el indio lIa~
maba humildemente las puertas de las COSas pidiendo limosna; los moradores, alenos al peligro que les ame– nazaba, abrían y entonces los bucaneros se lanzaban sobre ellos y les apretaban la gOlganta hasta que les entregaban sus riquezas Dos horas duró este pillaje porque unos criados que se escapOlon de las casas so· queadas repicaron las campaflas dando el grito de alar– ma David, al verse sorprendido con sus pocos hom– bies, abandonó la ciudad y se lefugió en la isla de Ome– tepe donde fue perseguido, pelo los perseguidores solo lograron, o causa de unos prisioneros captulados por el corsario, pagar un rescate de 500 vacas que los filibus– telos les exigielon llevar a las embOlcaciones No hubo, pues, incendio Ni Exquemelin, ni Alcedo, ni Jiménez, a excepción de Levy y sus Iepetidores, hablan de llamas Es OpOI tuno COpiOl alguos párrafos del informe, fe– ch<ldo el 13 de septiembre de 1665, que el GobernadOl de le, Provincia Ju"n de Salinas y Cerda -que había sustituído a Castlo- envió al Gobierno Genelol sable este soqueo, "Les ha llevado ¡David a los granadinos) sus caudales, ropa y plata acuñada, vajillas y todas las embOlcaciones" "El pirata David -agrega el Gobel· nador- dijo
C\ uno de mis oficiales que estimaba en lo que vale una boti¡a de vino el tesoro que llevaba, en comparación de haber conocido esta plaza y sus isletas y la isla de Ometepet, y que había de hacer todo es– fuel zo para fomentOl que Jamaica y Portugal le diesen gente para ocupar estos puel tos, de donde se pi ometía, con mucha facilidad, establecel una comunicación con el mOl del Sur" Las propias palabras de David telll1i– naban de oha manera: "y he de hacel todo esfuelzo para fomentOl estos pueltos desde donde ha de domi– na" con mucha facilidad, toda la mar del SUI" Du La· mercier es el único que da noticias concretas sobre los caudales glanadinos robados en esa ocasión: "Los pila~
1as robCllon 4000 piezas de a 8, gran cc!Otidad de 010,
plata y alhajas cuyo valol fue de 50000 piezas de CI 8 con lo cual regresaron u Jamaica" Ayón comenta que numelosos habían sido los caudales de que se ha~
bícm apoderado los enemigos en sus frecuentes cacelías desde 1642; y que David habían agasajado y conquis– tauo el los indios ofJeciéndoles no obligarlos al traba¡o ni a pagal tributo y había anunciado que plonto se hallOl ia en lo pl"za de El Realejo y había de toc", las campanas qe león, como había hecho con las de Gla– nada; dando a entendel, además, que ese saqueo ela el "último" que había OCUII ido en la ciudCld, sugil iendo que antes hobío habido OtlOS
EL ASALTO DE MORGAN
La hisfol idad del ataque de Morgan a Granada es–
tá comprobada por Exquemelin -el primero en descri– bil sus haze;tñas-, Horing, Gorda Peláez y, contempo– ráneamente, pOI Eros Nicola Sil i El Obispo Francisco
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