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PROVINCIA DE NICARAGUA

Desde la sabanilla situada en medio de una mon–

taña de ocho leguas, muy áspera y enfadosa, así por sus cuestas como por un lío que repetidas veces se

pasa y otras sirve de camino, comienza la Provincia de Nicaragua, que es la tercera y última de que se com– pone el Obispado, consta de ciento veinte leguas de

longitud, contadas de uno a otro mar, y setenta de

Oriente a Poniente: en ella se hallan las ciudades, villas

y lugares restantes de que haré mención

En el año de siete del siglo pasado el Doctor don Pedro de Villa Real, Obispo de esta Diócesis, conce–

dió su licencia para la erección de una iglesia con tí–

tulo de Santa Cruz en el valle de Nicaragua Fundóse

para esta providencia en que muchos vecinos de la ciu–

dad de Granada, distante doce leguas del mencionado

valle, tenían en sus haciendas de cacao, pastos de ga–

nado vacuno y que por las muchas grietas de los ca– minos en verano, ciénega, atólladeros y crecientes de ríos en invierno, no les era posible transitar a la men– cionada ciudad: esta licencia fu~ presentada ante el Doctor don Alonso de Castillo, Presidente de Guatema– la, para que como vicepatr6n real concurriese con la suya y que al mismo tiempo mandase a los oficiales reales de la Provincia acudiesen con cincuenta mil ma~

ravedices al saceldote que administlase en la nueva iglesia El Presidente defilió a la instancia por lo res~

pectivo a la construcción de ésta, dejando omiso el pun– to de la renta pretendida Ni renta en fin, ni sacerdo~

te, ni iglesia pudo conseguirse

Pasados cincuenta años insistieron los hacendados en su antiguo proyecto: tomaron recurso al Gobierno \superior que residía en la audiencia: ésta, instruída por medio de varios informes, resolvió a los cinco de octu~

bre de seiscientos cincuenta y siete que los curas de Granada nombrasen persona idónea para la administra– ción del Valle de Nicaragua precediendo examen y

aprobación del ordinOl io en la parte más cómoda y de~

cente que se arbitrase Proyect6se así en la hermita de San Sebastián que los mulatos habían fabricado en el mencionado valle¡ desde entonces con inmediación d

ella se formaron unas pocas casillas En este interme~

dio se dió principio a la construcción de la iglesia, que debía servir para ayuda de parroquia, pero no se con– sumó por la discordia que sobrevino Unos decían que se pasase a los ejidos del pueblo de i'ndios confinantes¡ y otros permanecían constantes en que se pusiese Ja última mano a la obra iniciada En efecto ésta' quedó suspensa y solamente se trat6 de la reedific9ción de la hermita, que se hallaba apuntalada y en lérminos de caerse

Por el año de setecientos diecisiete Ja nueva iglesia de Nicaragua se hallaba acabada y la población tan aumentada que se trató de que fuesen distinguidos con títulos honrosos Los vecinos pues se presentaron en Guatemala ante el Presidente Maestre de campo, don Francisco Rodríguez de Rivas, pretendiendo que la po~

blación se eligiese en Villa con su cabildo y JUI isdicción, la iglesia en parroquia con su cura, efectivamente este Ministro a los veintisiete de julio del referido año co– municó el título de Villa a Ja Provincia de NicOlagua La honró con ~1 aditamento de la Purísima Concepción de Rivas Estableció en ella dos Alcaldes ordinarios y de la hermandad, Alférez real, Alguacil Mayor deposita-

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rio genelal, dos Regidores, Procurador y Mayordomo y la asignó jurisdicción, es a saber: dieciocho leguas de

01 iente a Poniente; y de Norte a Sur, cinco, seis y más Las unas contadas desde la laguna de Granada hasta lo Sabanilla arriba expresda, y las otras, desde el río Ocho~

mogo hasta el mismo mar del Sur, entre el cual y Id mencionada laguna se forma el itsmo, o estrecho de tie~

ira, de que resulta la longitud últimamente.

La isla de Ometepe situada en la laguna queda subordinada a la nuevo Villa, por lo tocante a la igle– sia y cura hizo librar suplicatolÍo a la Sede vacante de la Catedral de la ciudad de Le6n pOlO que diese las procedencias correspondientes La oposición sin em– bargo hecha por los curas de Granada fué causa de que se suspendiesen hasta la resolución del Presiden– te a quien se dió cuenta de esta novedad: ella por fin cortó el curso a la dependencia, y la administración de la feligresia qued6 sab,e el pié que estaba

El nuevo cabildo en carta de catorce de agosto del año de veintidos OCUII ió. a la corte con testimonio de los autos obrados por el· Presidente, a fin de obte– ner la aprobación de lo ejecutado por él y confil mo– ción de sus oficios El mismo Presidente en otra COI–

to de treinta de enero del año de veintitrés, expuso al consejo las razones en que se había fundado esta pro– videncia En vista de todo a los dieciseis de septiem~

bre de veintisiete, se despachó cédula para que se si– guiese juicio formal entre los dos cabildos y curas y que concluí do el proceso se remitiese al expresado con~

sejo, manteniendo tt los vecinos de Nicaragua sin la posesión de Villa que el Presidente les había concedido El nuevo cabildo estribando en esta real determinación se presentó con ella ante el Ministro Fr Dionisio de Vi– Ilavicenció, Obispo de esta Di6cesis; insistiendo en su antigua pretensión de que la iglesia se erigiese en pa–

I roquia y la tenencia en curato: el Obispo puesto de acueldo con el jefe de escuadra, don Antonio Pedro de Echeves y su Vicepresidente de Guatemala, defirió a la súplica a los treinta de junio del año de treinta y dos Corridas pues, las diligencids acostumbradas se prove– yó el curato en el Presbítero don Francisco del Valle y Valdez, impúsosele el gravámen de que había de con~

tribuir cincuenta pesos a cada uno de los CUlOS de la Panoquial de Glanada, y a los veintiseis de diciembre del referido año tom6 posesión A este golpe siguió atto, y fué que el mismq Obispo con intervención del Mariscal de Campo, don Pedro de Rivera Villal6n, Pre– sidente de Guatell'!ala, crió otro curato en Nicaragua, confirióse!e o don Juan Ruiz de Oceña y tomó posesión de él a los doce de julio de treinta y cuatro con la cir– cunstancia de que desde entonces la contribución que– dó derogada

En medio de estas novedades los curas de Grana~

da se mantenían en silencio: rompiéronlo con la muerte del Obispo, que acaeció a los veinticinco de diciembre del año de treinta y cinco, presentáronse ante la Sede vacante a los veinticinco de mayo del próximo siguien– te con una reclamación secreta, que habían hecho con~

tra la providencia de este prelado Pretendieron que los dos nuevos curas les satisfaciesen los cincuenta pe– sos anualmente establecidos y que en los demás que~

dase ileso el derecho que les asistía, pata deducirlo an~

te quien les conviniese La instancia se sigui6 ante los

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