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« Previous Page Table of Contents Next Page »VOl el punto, que en orden a su estabilidad se suscitó y que aun pende en los tribunales
Veintidós días me mantuve en esta Villa en mis eiercicios ordinarios de confesiones, comuniones, confir~
mociones y sermones: las confesiones y comuniones fue–
ron muchas a causa de que gran número de personas
faltaba todavía para cumplir con estos preceptosj las que se confirmaron mil seiscientas setenta y seis: los selmones dieciocho continuados y al último precedió
una procesión de penitencia muy edificativa y nUmero~
SOj no se oía sino rezar el Scmtísimo Rosario, y en cada
decenario pedil por tres veces misericordia; todos iban cargados de cruces o azotándos6¡ y por fin fué tanto el concurso que siendo la estación de más de ocho cua~
dras 101 gas, los que iban al principio de la procesión lIegOlon a entrar en la iglesia antes de salir de ella los que terminaban; posarían sin duda de tres mil pelso– nas de ambos sexos las que asistieron a tan memora~
ble función
Fuera de ésta y las demás ordinarias que he refe~
rido hubo también la extraordinaria de órdenes y la indispensable de visita, las materias tocante a ellas co~
rrían con el mismo desconcierto que en Cartago Reglé las que pendiente mi demora pudieron evacuarse: otras que necesitaban de más tiempo para fOI malizarlas, las remití al Vicario, previniéndole que sustanciada me las devolviese para su determinación¡ todas fueron inven– tariadas y puestas en un archivo a cargo del Notario Informáronme que un puebio de indios y ladinos y los situados en la isla de Ometepe, no tenían Juez ecle– siástico, y que en estos últimos se necesitaría de prol1to recurso pata vindicar a los naturales de las vejaciones que de algunos años a esta parte experimentaban De– terminé, pues, que la jurisdicción del expresado Vicario se extendiese a los mencionados territorios, baio cierta instrucción que para su meior gobierno le formé Des– pués, en fin, de haber dado providencia sobre cuanto ocurrió pertenech;mte a mi ministerio salí de aquella Villa con el gusto de dejar a sus vecinos muy dedicados a lo bueno y cq,n especiaiidad a la devoción del Santí-simo Rosario .
Mí marcha se dirígió al pueblo que acabo de ex– presar, fué capital del antiguo Cacique Nicaragua de quien se nominó el mismo pueblo: la Provincia dista media legua de la Villa al Oriente: su situación pudiera ser la más divertida, porque el terreno es llano y a tres cuadras termina en la laguna; pero el monte le priva de la hermosa vista de ella y hace melancólico el lugar: su inglesia y sacristía son de adobes y de teja con tres al– tares moderadamente adornados la Purísima Concep– ción es su titular¡ adminístrala un doctrinero Frcmciscano con su compañero, y otro les preside con título de Vico· rio; habitan en unas celdas contiguas a la iglesia de la misma materia, que está con bastante capacidad y ofi· cirios, todo bajo la clausura a modo de convento, que es el nombre mismo que se le da La renta del doctri– nero es el sínodo OIdinario e impuesto de cofradías¡ de– rechos de bautismos¡ matrimonios de indios y ladinos y de los entierros de estos últimos: los primeros le con– tribuyen también servicio y ración; hay un Alcalde, Al· guacil Mayor y dos Regidores de los mismos naturales para el gobierno de ellos; el de los ladinos corre a cargo de un Juez a p'revencióh que se nombra por los Alcal~
des ordinarios de la Villa Veintitrés casas de teja con la del Cabildo y noventa y siete de paia que forman
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una plaza propblcionada y tres calles cuadradas¡ entre ellas y la Villa median los barrios Apataco y España; compónense de ciento catorce casas, las seis de teja y
las restantes de paja; las familias en fin que habitan en ella y en el pueblo reducen a trescientas nueve; las dos– cientas nueve de españoles y ladinos con mil ciento una persona y las cien de indios con cuatrocientos sesenta; éstos pagan de tributo anual cincuenta y tres pesos vein– te reales; tiene sus haciendillas de cacao y se ejercitan en el tinte del hilo de caracol y en labrar maderas de finísimos cedros, que sus ejidos producen; cinco días per e
manecí en este pueblo, ocupado en las mismas tareas que los pasados Confirmé novecientas treinta y tres personas, prediqué cinco sermones y el último de ellos con la procesión de penitencia en que irían más de mil trescientas personas de cruz y de azote, rezando el Ro· sario y pidiendo misericordia. Nombré también Mayor. domo interino de fábrica, en lugar de un Síndico que ha– bía; y concluida por último mi visita pasé a la playa de la laguna para hacel mi navegación en la isla de Ome– tepe
Grandes fueron los elrores que algunas personas me figuraron para apartarme de este viaje¡ ya pOI lo bravo y peliglosa la travesía, que consta de tres leguas, ya también por lo débil de las canoas en que había de ejecutarse; por otra parte los indios que debían condu· cirme se empeñaban a mi transporte, aseguraban falso cuanto los otros proponían, y que el intento de éstos era que no fuese a informarme de sus trabajos y del yugo tan pesado que los oprimía¡ resolví por fin mi embar~
que y en dos hOlas de bonanza consumé mi navega– ción a la isla de Ometepe Esta palabra en lengua me– jicana, que es la que aquellos naturales hablan, quiere decir dos volcanes; otros tantos tiene la isla, uno al Oriente y otro al Occidente; hacia estos mismos rumbos COI re su longitud que es de nueve leguas, y su latitud consta de cuatro¡ se extiende de Norte a SUI
Mi arribo fué a un surjidero que sirve de puerto a un pueblo llamado Moyogalpa Tiene su situación en un terreno llano y elevado: gózase en él de aires muy suaves y de la vista hermosa de la laguna que está a un tiro de fusil Su iglesia es de adobes y de teja, baja y reducida La población consiste en doce bohíos habitados de otras tantas familias de ladinos; los indios¡ a quienes antiguamente pertenecían se ex~
tinguieron: pendiente mi demora, que fué de seis horas,
pi ediqué, y confirmé hasta cincuenta personas; el resto del vecindOlio constaría de otras diez más extlemada– mente pobres Me reembarqué por fin para transitar a otro pueblo que es el principal¡ algunos deseosos de mi mayor seguridad conspiraban en que la marcha que se reducía a cuatro leguas, fuese por tierra¡ la emprendí no obstante por la laguna y a las cuatro horas llegué con felicidad a mi destino: salté en tierra y caminando un cuarto de legua, entré en el mencionado pueblo, que se compone de dos parcialidades, es a saber: Has– tagalpa y Cosonigalpa, una calle que atraviesa por la plaza los divide, siendo tanta la inmediación que tienen que se nota la particularidad de que la una es cálida y la otra frígida; en ésta los árboles crían un género de barba que llaman pasta y es propio de la tierra fría, y en aquella no se dá: ambas constan de ciento sesen– ta y una familia y ochenta y cinco personas entre indios y ladinos, de confesión y comunión La iglesia, cuyo tí· tulo es la Purísima Concepción, se halla tan maltratada
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