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A PROPOSITO DE NUESTRA HABLA

Llama poderosamente la atención fuera de ll1uesfro país, y hasta en la inme– diata carc.mía lingüística de Centroamét'ica, la forma defectuosa de nuestro hablar.

Iba pobreza que nos obliga a usar la misma palabra para significar los más diversos objetos, el fono fuerte, el grito explosivo y hasta el carácter repl'esentativo que obli– ga a la gesticulación, demuestran el defecto notable de -nuestra expresi6n hablada,

Es tanto más notable la incorrección, cuanto más se le compare con los demás países de Centroamérica, a pesar de que tenemos la misma herencia idiomática.

Es cierto que tenemos magníficos prosistas y poetas, como los puede tener

cualquier ¡país hispanoamericano, ¡pero en materia de expresión hablada, nuestro de– fect@ es tan grave y general, que lile s610 las «:Iases populares de menor cultura lo Henen, sino que personas de btll@ri'lCl ~I'eparaciór¡ Iih:lI'aIl'iCll, se @xpr~$l.lIn üm:orredamen–

ta hablando.

Don Pepe Batres, quien estuvo ocasionalmente en nuestro país lo observó y

lo escribió en 1837, opillal'ldo que sería Mfmestei" un dicciol'léili"i@ el'lh~i'o para explicar nuestros provincialismos.

Destacamos este defecto nuestro, como una crítica saludable, en beneficio de nuestra modaUdadi cultural nicaragüense. Porque si bien tenemos buenos escrito– I'es y oradores, necesitamos corregir nue!ltreA dicción, para presentarnos decentemen· te en el campo de la eultura general.

Creemos que se impone una campaña que nos conduzca <l eomprender la des– ventaja cultural que este defecto significa, y para ello, es preciso hacer un estudio que fije los elementos formativos de nuestra habla, el proceso de mestización, y lue– go emprender la campaña desde la escuela elemental, continuarla a través de la edu– cación media y superior, para tener éxito

No tratelnos de imitar a nadie, sino sencillamente, dentro del proceso de for– mación de nuestra modalidad idiomática, expresar correctamente el castellano, en– riquecido con los elementos indígenas que sean imprescindibles,

Nos ha sugerido esta autocrítica, el intel'esante trabajo del dodor Fernando Silva, El HABLA NICARAGUENSE, que publicamos en este número y que revela ampliamente los defectos que dejamos señalados, aún en la forma representat 1 va, que Silva señala como una forma graciosa de expresión.

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