This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »Después que hubo acabado de informarnos el Dr. Pasos de otros detalles interesante, ca· si todos los de la concurrencia pedimos al Sr. Rodríguez que nos manifestara su manera de pen– sar, él que conoda bien n(,lestra situación y había tratado muy de cerca a los Jefes de la revo–
lución. El Sr. Rodríguez habló en los siguientes términos:
Ya conocen Uds., señores, esas bases. Son muy bonitas; pero, yo pregunto: Serán cum– plidas mañana? Cuando los nuevos Jefes del Gobierno no tengan otro poder que los obligue que
su propia conciencia? La conciencia del vencedor frente al vencido. .. Todos sabemos lo que
eso significa éonvénzanse Uds y no se paguen de palabras: esto no es un tratado de paz; es
lisa y llanamente la capitulación de Granada. Si se aprueban esas bases, desde hoy la Reina del Gran Lago va a emoezar a sufrir un (argo y doloroso martirio, y cada día irá perdiendo importan–
cia al redoble de fuertes golpes, hasta acabar como no ha acabado nunca un granadino ¡triste–
mente!
Luego el Señor Presidente suplicó a don Vicente Cuadra que emitiera su opinión. El se– ñal Cuadra habló más o menos en los siguientes términos:
Señor Presidente. Los liberales de hoy, especialmente los de Managua, se han venido que– jando de que los juzgamos por lo que hicieron sus antepasados; es decir, que los condenamos
sin haberlos vislo gobernar. Desean el Poder, no para cometer actos deshonrosos, sino para rea– lizar tln ideal de plOgleso, un sistema de gobierno más perfecto que el de los conservadores. Si ésto ha de ser así, no les pongamos estropiezos, que v.engan los managuas a gobernarnos. Eso es tanto más necesal io cuanto que en las actuales circunstancias, después de lo triste defen–
sa de La Cuesta, no veo quien pueda dirigir la guerra con acierto.
¡Ah! Nunca hubiera dicho la triste defensa de La Cuesta, ha visto Ud., amigo Bárcenas, como se levanta furiosa una culebra de cascabel cuando se le pisa el rabo? Pues así fué la fu– ria con que se levantó el Gral. Avilés, gritando, l/orando, pateando, diciendo palabras inconexas,
y agitando Jos manos celca del rostro de don Vicente.
El Dr. Pasos se levantó precipitadamente de su asiento, y tomando a don Vicente .001' el brazo, le dijo:
"Vámonos a su casa, don Vicente .. No está Ud. para recibir insultos".
Con don Vicente se levantaron y salieron don Manuel Cuadra y otros miembros de la familia.
Calmados los espíritus, después de este incidente desagradable, el señor Presidente dijo dirigiéndose a la concurrencia:
"Señores van a votar Uds. por la paz o Id guerra; los que opinen por la paz, pónganse de pié, los que opinen por la guerra quédense en sus asientos.
Solo se pusieron de pié unos tres o cuatro.
E/ Sr. Presidente manifestó cierta sorpresa. Según pareció, él creía que la paz se iba a
votar por unanimidad.
Alguien le dijo: "Señor Presidente: muchos por no ponerse de pié, aparecen votando por
la guerra. Cambie Ud. esa fórmula, y lo verá.
El Señor Presidente dijo entonces:
Vamos a repetir la votación. Los que opinen por la paz, quédense sentados, y pónganse de pié los que opinen por la guerra.
Casi todos, como movidos por un mismo resorte, nos pusimos de pié.
Está bien, nos dijo el Sr. Presidente, veo con verdadero gusto la reacción que se ha ope– rado en los granadinos. Ayer todavía, temiendo que los liberales nos vinieron a atacar, se me pedía que me apresurara a arreglar la paz. Yo los felicito; pero después de todo lo pasado, no soy yo quien debe continuar en este puesto. Una junta, como ésta me elevó al poder, ante otra igtlOl lo resigno. Pido a Uds. que procedamos a escoger la persona que debe sustituirme.
Todos le dijimos: "Queremos que Ud. continúe hasta el fin".
Está bien, repuso él. Pero un asunto de tal trascendencia, son Jos Jefes militares los úni–
<:.os que pueden resolverlo acertadamente. Voy a tener un Consejo de Generales. Lo que se re– suelva, y no duden que será lo que más convenga, Jo sabrán Uds. mañana.
Lo que se resolvió, bien lo sabe Ud., y bien lo sabe todo el país.
La historia, amigo Bárcenas, es la maestra de la vida. Cada caida de una generación
marco un escollo que deben evitar las generaciones siguientes, y señala nuevos derroteros para
el progreso.
Que Granada, reconociendo sus errores pasados, procure recobrar la importancia perdido por la educación de sus hijos, inspirándonos el amor al trabajo, a las ocupaciones útiles y lucrati· vos, a las ciencias, a las artes, a la industria y 01 comercio. Así logrará quebrantar la ley tremen· da del Hado y ser la más grande, la más próspera, y la más feliz de nuestra Patria.
PABLO HURTADO
-31~
This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »