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« Previous Page Table of Contents Next Page »EL PENSAMIENTO~" SOCIAL EN EL NUEVO MOVIMIENTO CONSERVADOR
ROGIlR MENDIETA ALFARO
Fiel a la no~ma de que REVISTA CONSERVADORA sea una mesa redonda del pensamiento conser· vador en la que los c.onservadores puedan expooor y disc.utir las iclells y los problemas del país, public.a. mos el artíc.ulo de Róger Mendieta Alfara sobre el PENSAMIENTO SOCIAL EN EL NUEVO CONSERVATI5· MO. Pero cerno el artículo contiene algunos conceptos puramente subjetivos y muy personales del autor sobre lo que, a su juicio, es el conservatismo, hacemos la advertencia, para evitar desorientaciones, que su publicación no significa que la Revista prohija todos los conceptos expuestos en él. El conservatismo es un pensamiento que tiene raíces permanentes en ciertos principios generales que le permiten una gran movili· dad y omplitud para ¡'ecoger y encausar, en cada contingencia históric.a, los valores que cada generación apor· ta al ilc.ervo común de la c.ultura, la política y la vida social y econóniica, a diferencia del liberalismo que es una construcción doctrinaria cerrada e inmutable.
Pero el conservatismo perdería la sustancia de sus postulados básicos que han asegurado su perma· nencia en el espacio y en el tiempo, si fuera a convertirse en algo delicuescente por una especie de mareo magnum en que cada cual tiene su propio concepto de lo que subjetivamente es el nuevo conservatismo. Dejaría de ser el pensamiento respetable que le ha asegurado una posición sobresaliente, a travéz de todas las visicitudes y cataclismos históricos, de los que siempre ha ~alido, si bien remozado, pleno de vigor dia· léctico y de perenne actualidad gracias a la unidad interna de sus principios básicos que es condición indis-pensable de todo sistema de pensamiento filosófico o político, ' , .
H.echa esta advertencia las páginas de REVISTA CONSERVADORA permanecen abiertas a la discu– sión de las ideas a fin de que el Conservatismo pueda ser enriquecido sin que se rompa la unidad interna de sus principios esenciales por los nuevos aportes de nuestra generación.
LA DIRECCION
"Cuando hablo de conservadores, no me refiero a los conservadores de Nic'aragua que esos son' niás avanzad~s que los li~e-
rales de allá" FIGUERES, ' ,
Mucho se hablo sobre liberalismo y sobre conser· vatismo, afirmándose erradamente esto es bueno y aquello es malo. Se habla algunas veces cori manifies– ta mala intención o con manifiesta ignorancia Se re– curren a argumentos falsos, desusados, para referirse a una u otra tendencia. Se apela a un conservatismo liberal, al que bien alude brillantemente don Antonio Zambra na en su carta a Martí, o a un libero-canser. vatismo de Zelaya, por ejemplo en el pasado, o de Samoza en la actualidad
Ocurre que siempre llevamos las cosas a los ex– tremos sin saber abordarlas Nos apropiamos de ellas con un simplismo absoluto, sin importarnos si lo esta– mos haciendo bien o mal.
Vamos a aclarar, ¿Qué queremos decir cuando nos llamamos conservadores o liberales? Los conser– vadores decimos que somos los mejores porque llena– mos una etapa honesta y brillante en lo historia de nuestro país con aquellos famosos Treinta Años. Los liberales. creen que es 01 contrario,· y que son ellos los avanzados, porque tienen dentro de cierta forma de pensar¡ opiniones, diversas, casi insustanCiales en-can-
tradicción a las nuestras Creen que son más revolu– cionarios jJorque hipócritamEmte no asisten a una igle– sia católica, ó' porque se sienten con más autoridad para hablar de los clérigos, o porque asisten a las ca" tacumbas de la masonería
¿Y qué se ha dicho con és~~?
Sencillamente, nos concretamos a revIVir un con– servatismo y un liberalismo esencialmente clásico, de su época, en desuso, como si no tuviéramos elemen– tos de juicios notables que nos hicieran entender lo contrario, En el pasado, ambas tendencias se fusio– naron. Desde hace años hemos vivido especulando y se ha perdido el tiempo.
Tenemos que afirmar que experimentamos una flagrahte equivocaci6n, que nos hemos atado al pasa– do; que hemos gobernado al influjo de una corriente exterior y nada más, sin que la hayamos comprendi– do en toda su esencia. Pero 19 más grave fue, que nos desvinculamos de "'esa· expresión - exterior porque e'n– contíOmos cómódci la importanCia de esa primera co– n'iente y nos. hiCimós' la ilusión que, habíamos tocado el paraíso;
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