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AQUELLÓS TIEMPOS Y LOS DE AHORA

Ocotal, junio 15 de 1961.

Los comentarios que me sugiete la dolorosa :¡licación de la llamada Ley Fuga, debo explicarlo ;, previo, no deben Ser iomados corno un cargo indis– ,inado conira la Guardia Nacional Las generaliza– ones siexnpre pecan de injustas, y el comentarisia a , que tiende es a exponer errores, para que a fuerza

o comparar los procedimientos de hoy con los de an– Íio, vaya perfeccionándose un sistema que, si tiene

gunas virludes, esiá plagado de enormes vicios La anécdota relaiada no quiere decir que pueda >r aplicada a todos los militares ni que ese sea el ,mporlaxnienio general del ejército Hay Oficiales ¡gnos de ~oda estima, y precisamente lo que desea– ,os los est1,.1diosos del Derecho es que iodos sepan er correctaITIente para que no incurran en el error

~l soldado de Condega

Hace poco tiempo, en este poblado de las Sego– aS, a la vera de la carretera interarnericana, un her– ano mío, pintorezco por lo demás en la manera de ,niar sus cuentos, fue testigo de la discusi6n entabla–

1 enfre una buena señora que deseaba atender a su jo preso y un militar en servicio que custodiaba el ¡artel

El guardia no quería molestarse en esos cariiati– )s menesteres y se hacía el indiferente Con un diario \ la mano como si lo estuviese leyendo Encoleriza–

1 la señora a punfo de retirarse, trató de arbitrario , procedimiento y le manifest6 que eso era producio , su ignorancia, pues precisamente lo estaba demos– lndo al fener el diario que fingía leer en la posi– :,n que el vulgo, tan gráficamenfe, llama de patas riba Se aITIoscó un poco el militar y buscó la xna– lra de hacer entende!" a la quejosa de una vez por das y con un solo argumento, capaz de convencer \sfa a un mismo universitario, lo que él considera–

1 como un dogma Só. vieja bruta, cállese el pico ,rque Ud no sabe que la Guardia puede leer como le anioje

El dogma caído sobre la pobre señora la hizo re– 'arse rumiando la frase que hoy viene a mi mexno–

1, cuando pienso en el procedimiento de la Guardia aplicar la Ley Fuga, disparando indiscrirninada– eníe porque le han puesto en sus manos un regla– ento mal traducido que a semejanza del militar de mdega, ella lo lee corno quiere

Sin exnbargo, no iodo el tiempo ha sido así. Ma–

3 ejemplos de la ocupación norteamericana, que ,r desgracia son los más fielmente seguidos, han lle– do a la convicción de que un prisionero no iiene ya ,rechos que reclamar Out law, el pobre preso a ve– s aumenta su precio hasta el valor de un traciOl,

Ln cuando con frecuencia carece hasfa de mercado donde venderlo

En aquellos tiempos, tan acerbamente criticados mo inhumanos, el respeto hacia la vida y el respeto cía la leyeran nornla corriente.

Valga un ejerrtplo tan solo Recienfemente en ar– ivos judiciales encontré un típico caso de I;ey Fuga un expediente tramitado cuando mandaba el par– lo conservador Relataré breverrtente lo que arroja proceso para que se aprecie cuánto hemos descen– 'io en menosprecio a lo que se llama régimen de !recho .

14 de Mayo de 1914 Sobre la calle de Duarte en ofal, en su casa solariega, se vela el cadáver del Dr blo Gutiérrez Son las primeras horas de la mañana ando un apreciable joven, cuyo norrtbre callo por <enes de consideración a su distinguida familia, y e servía en él cuarlel de arlillería con el grado de püán, fue ordenado del entonces Mayor de Plaza ronel Manuel López, el misxno que ahora ian gentil– mte adminisfra el Club Social de Managua, para e cápiurase a Miguel Thomé Cabrera, exilado hon-

dureño a quien reclamaban las auforidades de la ve– cina República corno implicado en un conato de rebe– lión en Tegucigalpa bajo el mando de un señor Labró, medianie trámites de extradición debidamente legali- - zados

El joven en cuestión, acompañado de un sargen– to y un raso, capturó en las calles de la ciudad al se– ñor Thomé y lo conducía al cuartel, cuando en la es– quina que hasta hace pocos d.ías ocupó la Agencia del Banco Nacional, el leo emprendi6 la fuga corrien– do hacia el nocle Pocos pasos había dado cuando el Capitán hizo fuego conira él, acertándole un balazo en la región lumbar que le afectó los riñones Conducido al cuarlel ,pocas horas después el Juez Local don Emilio Paguaga Se hacía presente pa– ra levantar el informativo del caso, tOrrtaba declara– ción al herido y ordenaba la baja del militar para qu.. fuese puesto a sus órdenes El Comandante de Armas, Coronel Dagoberlo Gutiérrez M , no opuso ninguna ob– jeción y el Mayor de Plaza Coronel López Escobar cumplía a cabalidad la orden judicial

El joven Capitán estaba vinculado a las principa– les familias de Segovia, era cuñado del propio Admi– nistrador de Renias y sobre de él se extendía la SOrrt– bra protectora, aún poderosa, de don Carmen Díaz, que había fungido hasfa hacía pocos meses como Jefe Politico y Delegado del Ejecutivo en el Norle, tan po– derosa, corno que era hermano del señor Presidente de la República don Adolfo Díaz

Corno Juez de Distrito acfuaba don Pablo Fran– cisco Albir, figura de relieve en nuestras iierras, dicho sea de paso uno de los pocos liberales de la población en aquel entonces, ¡jero cuya honorabilidad era pren– da de garantía para el Departamento, razón por la cual se le había designado como Juez sin que se to– rnase en cuenta su filiación política, porque no exis– tían esos exclusivismos pariidaristas de ahora Unos cuafro días después fallecía el herido y el Juez de Dis– trito dicfaba auto de prisión nada menos que por ase– sinato Razonaba el Juez que se trataba de un hom bre muerto a sangre fría y desarmado, sin tener si– quiera la oportunidad de defenderse

La Sala de lo Criminal de la Corfe de Apelaciones de León, integrada por los Magistrados doctores He– liodoro Arana 1el viejo), Escolástico Rizo y Trinidad Salinas, El 10 más que llegó fue a calificar el delito co–

11.1.0 de homicidio, pero nunca a justificar que se dis– parase sobre un prisionero por más entronques que tuviese el reo y por rrtás entorchados que llevase so– bre sus hombros el Capitán.

Infegraron el Tribunal de Jurados los señores Héctor Ramos, Salvador Lovo, Miguel Peralta, Máximo Gutiérrez, Joaquín Lovo Calderón, Vicente Montoya y José Sanios López, quienes dietaron veredicto conde– natorio Muchos de ellos pertenecían al mismo parti_ do del reo y estaban vinculados a faxniliares suyos Representaba al Ministerio Público don Esteban Irías Villacorta, otro liberal, hermano del General don José Miguel Irías, que acababa de actuar contra el conservatismo en 1912, lo cual viene a demostrar que por entonces nO existía ese virus morboso de los par– tidos de épocas posteriores

Han sido mudadas ahora nuesfras Leyes'? Han cambiado nuesiros Tribunales de Jusiicia'? Son otras ya nuesfras milicias'? Yo no lo sé, porque en esia meZ– colanza de morales de hoy, moral pública, moral pri– vada, moral política, moral económica y aÚn moral militar, nosotros. los que aprendimos a leer de una so– la rrtanera, estarnos desconcertados corno la señora del cuento y pensarrtos que, si no se educa, continua– rán muchos, corno el soldado de Condega, leyendo corno se les antoje

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