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Durante la Segunda Guerra Mundial en una oficina de estadística del go– bierno alemán en Berlín, trabajaba un señor que jamás acudía, como lo hacían to– dos sus com.oañeros, a los refugios antiaéreos cuando sonaba la sirena de alarma Al preguntat'le sus amigos a qué se debía esa costumbre tan extraña, y por qué se

iarriesgaba tanto, él les contestó lo siguiente "En Berlín hay cuatro millones de ha– bitantes sin contal el elefante del jardín zoológico, en consecuencia, ¿qué probabi– lidades habrá de que me alcance una bomba a mí?" A los pocos días de esta con–

versación los compañeros, con gran sorplesa, 16 vieron aparecer en el refugio a la hora de la alarma, interesados, le preguntaron a que se debía el cambio de opinión tan brusco y él les contestó "Anoche le dieron al elefante"

Esta anécdota ilustra muy bien el corazón humano Creemos con mucha facilidad que puede ocurrirle una desgracia a otros, pero no a nosotros mismos Di– 'chosamente pata él, nuestro amigo estadígrafo tuvo el incidente del elefante pata recordarle su error y así logró vivir para relatar su historieta Lo mismo puede suce– derle a cualquiera ¿Cuántas veces hemos sabido de un amigo o de un conocido que salió de su casa contento y feliz para su trabajo en la mañana y regresó en la

tatde ya cadáver? ¿Cuántas veces al cruzar una calle y sentir cómo un rápido au– tomóvil pasa prácticamente rozándonos, decimos "Una vara más y me mata" Pues bien amigo, este es un caso en que usted debe invertil la regla de 010 del cristianis–

mo "AMESE A SI MISMO COMO AMA A SU PROJIMO", en otras palabras, proté– jase como hubiera querido usted que se protegieran, su amigo o su conocido y co– mo se protegió el señor de Berlín

y protéjase no solamente usted, sino también a su esposa, a su, hijos y a to– dos sus seres queridos, aquellos quienes usted es el primel baluarte y el último re– ducto Recuerde que solo tienen a su padre para su alimentación, educación y

constante protección

Pero, ¿Cómo me plotegeré?, se pregunta, al de Berlín le salía muy fácil, so– lo tenía que bajar al sótano del edificio Pues bien, para usted es más fácil aún

Lo único que tiene que hacer es recordar que "LA PROTECTORA" PROTEGE

De Ud muy atentamente,