This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »acababa nunca de elogiar la voz, la destreza para el baile, y la a:mabilidad del Secretario Don Justo Rufino, suspicaz y receloso por te:mperamento, hombre para quien el honor, la virtud y el deber sOn pamplinas (él mismo lo dice así 1, y desconfiado COH\O lodo tirano, no oyó con agrado los encomios que doña Paca pro– digaba a don Guillenno, y aguzando las orejas, iOlnó
nota de ellos
Hay que advertir de paso que Rod1íguez tenía contra él una circunstancia gravísima: era glan desJ:i– lador de aguardiente, y por lo tanto, cornpetidor del Presidente que es el primer destilador de la República. Sin quererlo y sin pensarlo tal vez, Se hallaba Rodrí– guez frente a frente de Barrios como un lÍlI'al peligro– so: estaba, pues, don Guillermo como mandado a ha– cer de encargo para figurar en el hOllible y mislerioso proceso de "la bomba". El mismo dió ocasión, pOl una inocente imprudencia, para que cayese sobre él la ven– ganza del marido celoso y la del negociante que se creía perjudicado Ocurriósele a Rodríguez, poco des– pués del inolvidable 13 de Abril, enviar un ramillete a doña Paca Aquello era ya demasiado: hizo Barrios pedazos el ramillete, dió de patadas y bofetadas a la presunta infiel, colmándola al mismo tiempo de im– properios, y mandó luego prender al señor Rodríguez corno uno de los "cómplices" del crimen frustrado en la Plaza del Teatro
Santos Soto, el que aparecía como autor ptincipal del atentado, había declarado antes en el tounento, por intimación de Don Rufino, que Rodríguez había sido el instigador del crimerl, y que en la finca del Palomar, situada en los suburbios de Guatemala y propiedad de don Guillenno, se hicieron los ensayos de la famosa bomba, con la cual se pretendió acabar con la vida del Dictador.
El desgraciado Secreiario de la Filarmónica fUe conducido a la cárcel por Fernando Córdoba, jefe de los espías y de los alcahuetes. Enseguida le llevaron a la casa presidencial, donde fue careado con Soto, su acusador Dicen que en este careo dió Rodríguez prue– bas de la mayor serenidad, lo que enfureció al Dicta– dor de ial manera que se lanzó a golpes y denuesios sobre su inenne vícilma, y dió orden de que metiesen al infeliz don Guillermo en una de las bariolinas del CasEllo San José, orden que se ejecufó inmediatamen– te
Pocos días después trasladaron a Rodríguez del Castillo a la cárcel pública, haciéndole recorrer a pie, atado codo con codo y entre dos filas de soldados, las principales calles de Guatems.la A más de las ligadu– ras de los bra¡o;os sujetaron uno de los pies de don Guillermo con una gruesa y larga cuerda, cuyo extre– mo llevaba en la mano el cabo de la escolfa que le custodiaba Al pasar por la Plaza de la Concordia, en– contrándose con Rodríguez varios amigos suyos, uno de ellos le dijo: "aqué es éso, Guillermo?". La víctima contestó: "Soy inocente" Aquello fue m.otivo, mejor dicho, preterio, para que fior Vicente, famosísimo verdugo y carcelero, maltratase al preso de obras y palabras Frente a las venianas de la casa de don Rufino dieron los sayones ian bruial empellón a don Guillermo, que le echaron al suelo, y COU10 llevaba las manos atadas a la espalda, se rompió la cara contra las piedras de la calle Aseguran que la Presidenta, al presenciar aquella horrible escena desde uno de sus balcones, cayó desmayada Dudo que esto sea verdad, porque doña Paca no es mujer que pierda el sentido por tan poca cosa
Juzgado Rodúguez por un cOl;sejo de ~~erra fue condenado a la pena capital Apelo de tan InIcua Sen– tencia ante la Corte Suprema de Justicia, y este tribu_ nal, sin prueba ninguna contra don Guillermo, plena– mente convencido de que el llamado reo era una víc– tima inocente, confirmó la sentencia de muerle Algu– nos de los magistrados que dictaron tan monstruoso fallo son hombres honrados, pero ninguno de ellos ha nacido pat"a mártir, y todos sabían que absolviendo a Rodríguez se perdian irremisiblemente: ante la pavo-
rosa perspectiva de la Penitenciaria aquellos iueces cabal des (cobardía hasta cierlo punto jusfificable) suscribieron el padrón de su plopia ignominia '
Rodl íguez fue encerrado en el cuariel del batallón número dos, que Se halla contiguo al Palacio, y ullí Be hicieron los prepmafivos pars. ponerle en capilla
Con refinada crueldad le aiormentaron: un car_ pintero entró a toltl.at1e con una cuerda la medida del ataúd, y un sastre, la del haje de los ajusticiados, tra_ je que consiste en una hopalanda gris, con una cah1_ vera pintada o bordada en el lugar correspondienie al corazón, y una capucha, del lnismo color que la ho– palanda. Se compor.l:ó Rodríguez en el cuariel del dos (así le llan1an aquí!, con la r<lisma se1enidad que en la casa de Balrios cuando el careo con Soto Cuentan que al probarle la hopalanda grís, como marcase el sastre con tisa el lugar donde debía colocarse la cala_ vera, don Guillenno, con calma y valor admirable, le hizo noiar que se equivocaba: "aquí queda", le dijo poniéndose la mano sobre el corazón '
Estos sucesos se verificaban en la plÍmera semana de Julio Llegó el día 4, aniversario de la intlependen_ cia de los Estados Unidos, don Rufino, que conocía mejor que nadie la inocencia de Rodríguez, represen. tó la farsa de perdonar al gran criminal que haLía atentado contra su vida, celebrando con un acto de
clemencia el aniversario de la libertad amelÍcana
Movería a don Rufino un sentimiento de piedad? Nadie cree en Guatemala que Barrios es capaz de com– pasión Parece que tuvo vergi.i.enza de matar a Rodrí– guez: sabía el dictador que no había aquí una sola persona, absoh¡tarnenie una sola, que dudase de la inocencia de don Guillermo, y no supiese, o por lo me– nos sospechase la verdadera causa de las desgracias que caían sobre este pobre joven.
El desventurado Secretm io de la Filarmónica velo
vió a su casa, y luego pidió pasaporte para salir del país, pasaporte que le fue cOTlCedido Largóse ense· guida para los Estados Unidos y aún na ha vuelto, ni se cree que regrese tan pronto
mil)'WHl!1MBli'l!: M
UN CHASCO EN LA PUERTA DE MERIDA - Invi– iado e insiado por Francisco Baca hijo y por Mmiano Salazar voy con ellos por la noche a visitar a don Cayetano Díaz Mérida, Ministro de Gobernación Un criado nos abrió la puerta y nos pidió nuestros nomo bres para anunciarnos; cada uno de nosotros enfregó su respecfiva tarjeta Al cabo como de cinco minutos volvió el sirviente con este recado: "dice el señor Mi– nistro que vuelvan olro día"
Me senií humilado pOl aquella respuesta, y me puse furioso contra mis compañeros que semejanle chasco me había proporcionado, y contra mí mismo, hasta cierto punto, porque malditos los deseos ni la necesidad que tenía yo de Í1 a la casa del Ministro de Gobelnación: acepté la invitación de Baca y Salazar por pura condescel~dencia. Pude disimular mi enfado con tanta mayor facilidad cuanto que eran ya las si~~e
y media de la noche, hora en que tenía fijada una clla.
Don Cayetano Díaz Mérida es un mestizo de Qua' zaHenango, con marcado lipa de indio, chiquito y.re– gOl dote. Dicen que trata de imitar en todo a RufJno Banios: a quien se parece notablemente es a Sancho Panza, por lo menos físicanlente
Don Agusiín Gómez Can i110 me ha dicho que a Díaz Mérida lo hicieron Ministro porque propuso de– rribar la Catedral para convel'iir ese lugar en una Pla– za
l'IYGl1Hl}JIV.ll¡nUl 36
EL HIPODHOMO - Vuelvo hayal Hipódromo: eS
-140-
This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »