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12 DE OCTUBRE EL HOMBRE AMERICANO YSUS PROBLEMAS

.lOSE CORONEL URRCRO

EL HOMBRE HISPANOAMERICANO

El tema de esta conferencia -"EI hombre amel'li'cano

y sus problemas"- es demasiado vasto, vago y descon– certante para un modesto intelectual hispanoamericano.

Solamente para concretarlo sería necesario un equipo de

especialistas. Aun con los resultados obtenidos por éstos

no se adelantaría mucho en el conocimiento del hombre

americano. Los problemas no sel'iían del hombre america..

no como hombre, sino problemas para técnicos -eco–

nómicos, sociales, educacionales, sanitarios, etc.-, una

verdadera Babel de problemas en la que todo aparece·

ría, menos el hombre. Confundiríamos, como suele ocu"

rrir en América, al hombre con las situaciones en que se

encuentran los habitantes de aquellos numerosos países.

Nos ocurriría lo que al novelista inglés H. G. Wells cuando visitó los Estados Unidos. Cuando hubo visto Nue·

va York le decían: IINueva York, por supuesto, no son

los Estados Unidos," Lo mismo le dijeron después que

I'ecorrió Nueva Inglaterra, el Medio Oeste, el Sur, el Far West y el Noroeste: ilEso no son los Estados Unidos." l1asta que Wells acabó por preguntarse:

11 ¿Es que axis-

~flen los Estados Unidos?" Si nosotros examináramos las

diferentes variedades de hombres que pueblan América,

acabaríamos también por preguntarnos: ¿es que exjj'ste el hombre americano?

Apal'entemenfe ocurre lo mismo en los otros conti.. nentes con hombres de tantas nacionalidades, ideas y pro–

blemas. Pero frente a los orientales, por ejemplo -chi· nos, indúes-, sentimos que hay en el fondo de ellos al·

go profundo, un respaldo milenario, raíces muy adentra.. das en el suelo. Vemos detrás de sus personas una ma– nera inmensamente an~i'gua, inconfundible, de ser ham..

breo Ante el hombre europeo vemos como una luz, una

gran claridad -sabemos lo que hay detrás-, una his·

toria, una literatura, un arte incomparable que son como Una revelación del hombre mismo y como un sondeo en

el significado de lo humano. Ante el hombre europeo pa·

fece que todo se explicara, que él mismo nos explicara

lo que puede aclararse del misterio del hombre.

En cambio, frente a nosotros, americanos, no les pa.. sa eso a los otros pueblos, no nos pasa eso a nosotros

mismos. Notamos como' una falta de hondura, de densi· dad, de perspectiva; que falta algo,que en cielllo modo

el hombre americano no está completo, que hay en él una relativa deficiencia de humanidad. Damos la impresión de que no tenemos suFiciente respaldo humano. Tal vez

el americano se defina precisamente por no estar bien

definido, por no acabar de definirse.

Lo que yo me propongo ahora es nada más que en·

focar al hombre americano de una cierta manera, muy esquemáticamente. Para este fin es necesario simpUfi– caro

El pueblo de Sevilla, uno de los más sabios y grao

ciosos pueblos del mundo, nos simplifica de una manera muy divertida. El verano pasado viví en un barrio popu– lar sevillano donde también vivía una familia norteame– ricana y la genrte nos distinguía como americanos a los que se les ,entiende y americanos a los que no se les en– tiende. Existimos, pues, americanos a quienes el pueblo

español puede entender, ya que al menos hablamos su

lengua y, de algún modo, formamos parte de su mundo,

y americanos a los que no puede entender el pueblo es–

pañol porque están fuera del mundo español. En otras pa·

labras, hay hispanoamericanos y norteame~icanos -ame-–

ricanos de habla española (o portuguesa, pero para me· jor simplificar los englobo en una sola denominación) y

americanos de habla inglesa-. La distinción es obvia, desde luego. aunque se tiende, como veremos, a olvidar– la, y sin embargo, para ¡fratar de enfocar al hombre ame– ricano es indispensable separarlo en sus dos principales vertientes

Pues bien, lo que a los hispanoamericanos, y espero que también a los españoles, nos interesa, en primer tér– mino, es el hombre hispanoamericano. Así es que en es– ta primera conferencia me ocuparé de él y de sus pro.. blemas (no, por supuesto, de sus problemas circunstan– ciales -económicos, políticos, sociológicos, etc.-, sino

sólo de sus problemas de hombre), de los problema. que

va encontrando para ser el hombre que quiere ser o, me.– jor dicho, para. saber cómo quiere ser hombre. En mi con..

ferencia del dia próximo me ocuparé del hombre nor–

teamericano en relación con el hispanoamericano y desde el punto de vista hispanoamericano.

Debo, pues, decir algo, aunque sea lo más general

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