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« Previous Page Table of Contents Next Page »¿Qué motivaba tamaña inquietud, tal ex– pectación y tantos resquernores? Por una
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las actividades comerciales y personales de lada la República, especialrnente en
aquellas regiones que lanío sufrieron en
el pasado.
No hay duda, el capilal exhanjero y
el nacional se retraen ante el temor de una nueva contienda, como lógícamente
cualquiera puede suponer al observar tal estado de cosas. También la hacienda pública se resiente grandemente con el
sostenimiento de rnayor número de fuer– zas de la Guardia Nacional, que necesaria– mente deben mantenerse en previsión de cualquier acontecimiento inesperado, es–
pecialmente en estos momentos de aguda crisis. La Guardia Nacional tiene la su–
ficien±e fuerza para garantizar los in.tere–
ses de la nación y proteger al General Sandino y sus trabajadores en sus pacífi–
cas labores agrícolas y comerciales.
El General Sandino puede estar segu–
ro que tanio el señor Presidente, como
yo, en mi carácter de Jefe-Director de la
Guardia Nacional, estamos dispuestos a
proporcionarle todas las garantías que
merece, corno ciudadano dedicado por en–
tero al engrandecimiento del país, en su labor progresista y constructiva.
Así como la Guardia Nacional le ha dado protección segura en sus últimos dos viajes a esta capital, siempre estará lista
a continuar con mayor eficacia, si caber
pudiera, en esta línea de conducta. Nues– tro honor de militares lo garantiza.
Esperarnos pues, que así como el Ex–
celentísimo señor Presidente doctor Juan
B. Sacasa, viene cumpliendo satisfactoria–
mente las bases establecidas en el referi– do convenio firmado en el Palacio de Tis– capa, el General. Sandino también sabrá
llenar las cláusulas de su comprozniso, pa–
ra bien de Nicaragua, entregando todas las armas que están en su poder.
HEl señor Presidente, estoy seguro,
que con todo gusto dejará un pequeño contingente de hombres escogidos, entre los que hoy rodean al General Sandino como parte integrante de la Guardia Na–
cional, para tnan±ener lT\ás cerca el or–
den y la vigilancia en la zona donde el General Sandino desarrolla sus labores
agrícolas" .
Coincidiendo en apreciación' con la que
el General Somoza ha hecho en el documento anteriormente trascrito sobre la situación que Nicaragua enfrentaba por aquellos días, el es– critor don Sofonía Salvatierra, en su obra sobre Sandino, expone:
"En el ambiente nacional flotaba la inquietud, y la expectación popular' pro–
ducía resquemores~ como si el país presin– tiera que la gue~ra iba a encenderse nue– vamente".
parie, la actitud bastante dual del Presidente de la República, que no era todo lo fUerte qu
debía serlo con las Fuerzas de Emergencia de Sandino corno lo ela con las de la Guardia; por aira, Sandino que, de mil modos, en cÚ.
a rios. y . revistas d~l exterior e interior de l~
republica, se dedlcaba a cosas contrarias a lo estipulado en los arreglos de paz.
Para muestra, tengamos a la vista lo qUa
Sa~~ino, bajo el título de "NICARAGUA Tl},fi. DA , con fecha 15 de Agosto de 1933, hizo PU– blicar en la revista "La Balanza" de Buenos Aires, República Argentina, y que dice:
'¡Los nicaragüenses son impertérritos
políticos y hasta poetas por naturaleza Sin embargo, el conglomerado que for: >;na nuestra vida nacional, presenta a Ni.
caragua, tímida, siendo heroica.
Actualmente tenernos un Presidente
de corazón sin rencores, quien ha logrado reunir en su mano las vibraciones indó~
milas de la República, porque todos Sa
creen con el derecho de imponérsela".
"Tengo presente que han dicho que nuestra actual Constitución por línea rec– ta es hija legítima de la Intervención Nor. teamericana en Nicaragua, porque fué
elaborada en 1911, cuando ya el país es– taba intervenido, y firmada por Adolfo
Díaz, quien aparecía entonces 4iorno Pre–
sidente de Nicaragua. Sin embargo (el potro) o pueblo estaba bisoño, y los co– merciantes de la muerte, no podían me– nos que elaborar la ConstituCión que te'
nemos, pues aÚn es mejor que cualquiera
otra que en esíos momentos el Congreso de Nicaragua pudiera reformar o reno· varo Solamente el Partido naciente Auto– nomista, podrá elaborar plebiscitariamen– te la Constitución de Nicaragua para los
nicaragüenses.
Por esa razón pienso que Nicaragua
debe abandonar su falsa timidez, para ser heroica sultana de los lagos.
La popularidad del docior Sacasa en
las recienies elecciones, me dio la clave
de no combatir con el mencionado doclor y antes bien unir su popularidad con las
energías de nuestro ejército, a manera de
que el pueblo nicaragüense interpretase
nuestras intenciones, y que las principa"
les arterias antagónicas de la República,
a saber: nuestro Ejército "siempre unido
espiritualmente", Guardia Nacional, Par· tidos Históricos, entreguen al olvidó los rencores y que todos bajo nuestra bandeo ra azul y blanca apoyen al doctor Sacasa al salirse de la :limidez crisálida.
El Doctor Sacasa es polifico y yo no lo
soy, por cuya razón no conozco amplia~
menie sus propósitos, pero de mi parlé comprendo que ningún Gobierno desde 1909 hasta el presente, en el senfido de
que sin :traicionar a nadie, puede, con la Constitución en la mano, restaurar nue5"
tra independencia política y económica,
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