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« Previous Page Table of Contents Next Page »Como consecuencia del juicio injusto a dado, esta vez de hidropesia, razón de mi, co–
que fuí sometido por la Cámara del Senado, mo digo, apareníe gordura.
lui seníenciado a confinamienío en la ciudad Comenzó a asistirme el Docíor Edmnndo de Bluefie~ds. Pero a,l poco tiempo noí? que Miranda con lodo éxiio 'l enseguida llegaron laS condiCiones cbmaíencas de aquella ciudad los Dcoíores Armando Benard y Adán Solór–
roe estaban afectando gravemente la salud. zana quienes me ofrecieron sus servicios gra– Una vez que algunos m.édicos, amigos míos, .tuitos por todo el iiempo que durara mi enfer– se enteraron de mi situación, se formó lo que rnedad, lo que con sincero agradecinúen±o pudiera llan1.arse una "junta de médicos" en- hago constar en eslas mi.s Memorias
cab ezada por el Docior Vícíor Manuel Picasso,
Ellos se dedicaron a estarme asistiendo 'unía que llegó a Bluefields a visilarme y a 11 b .f
ldarse cuenía exacía del esíado de mi salud, con eS1'Uerada solicitud, ega an con recuen-
, 1 d' cía a examinarme y en varias ocasiones lleva-
especialmeníe de mi cronico ma esíar car 18- ron al Docíor Guillelmo Espinosa, para que co Esos médicos constataron mi mala condi-
. iarn.bién él diera su iluslrada opinión médica, eión y a su regreso a la Capiíal, se la expu- .
sieron al General Somoza García quien, con ]0 mismo que otros Doctores, corno por eJern–
muy buena voluníad, accedió y dispuso mi plo el Dr. EnTiq~e BelE Coríés, reputado
reconceniración a Granada cardiólogo.
Fuí trasladado, pues, por la Guardia Na- Cuando me hallaba en mi lecho que po-
eional, en un avión de Lanica, primero a la dría llamar de muerte, rodeado de familiares
C
iudad de Managua, e inmediaíameníe des- y médicos, recuerdo que llegó un represen-
II d l · tante de "La Prensa" en busca de declaracio- p,"és, el mismo día de mi ega a, a a cludad d .
de Granada. nes y aproveché esa ocasión para eOlf que
"nunca en mi. vida había hecho un lTIal a na-
De Managua, en un taxi pequeño, de los die deliberadamenle y a sabiendas".
'lamados "Gaíos":me trasladaron por los cami- A pesar de las dificulíades que alrave– nos polvorieníos de l\(Jasaya, los pueblos, has- saba en Granada tanto por mi salud, cuanío ta llegar a Jinoíepe donde se hizo alío a soli- por las incomodidades que nüs arnigos t61:ían
,.;üud mía para invitar a un almuerzo, con los en visitarme por la presencIa del Gt;a,rdla.a oficiales. I-lasia ese momenl0 pensé que me la puerta de la casa y la consiante vlgllanclu
llevaban a la frontera, pero al llegar a Nan- a que yo eslaba. som7~ido, debo 1'Uencio:'~T
daime íomaron la ruía de Granada. Cuando con agrado la sahsfacClon que íuve de reclblr el auíomóvil en que viajaba llegó a La Pólvora la aiención m.édica a que he hecho referencla se juntó con otro en que iba mi sobrino, Hunt- y la oporiunidad que íam.bién iuve de cum– berío Chamorro con su señora esposa, porque plir con el precepío Pascual de confesar y co– Humberío había sido libertado ese mismo día. mulgar. Fue con motivo de mi cumpleaños Allí, en La Pólvora, el Coronel Escobar Coman- y por la influencia de mi buena amiga la dis– daníe de la plaza nos hizo una serie de reco- Hnguida dama Doña María Urtecho de Zavala,
mendaciones explicándonos nuestra calidad auien se empeñó en ello, que logré confesar–
de prisioneros en un íono agresivo de íal ma- me con el H. P Azcue, S J, Recior del Cole– nera que tuve que proíesíar haciéndole ver gio Centro América, y el [3eñor Obispo de G.T.a–
qno no cabían tales restricciones puesto que nada me dio la COluunlón. En esa ocaSlon
se me habla señalado la ciudad por cárcel pa- que era, como digo, la de mi cumpleaños, pedí
'l'l mi confinamienío y que en buena hora po- permiso para 1; a la Igl,esia., a la Caíedral.. , y
( ;an devolvenne de donde me traí.an puesto se me concedio Ese dlB hubo una reunlon
, 'le yo no había soliciíado mi íraslado. Jun- de familia allí donde Humberío, y no dejó de
lOS entramos, pues, a la ciudad y a la residen- sorprenderme que la casa se llenara de arni–
cia de mi sobrino, cuya casa por cárcel se me gos y familiares que llegaron a .feliciíarme. había señalado. Ese fue el carácíer de mi Ya por eníonces me encontraba mejor de sa– traslado a Granada y así permanecí por íodo lud y pasé un buen raía de agradable ex– el tiempo que pasé en la ciudad. Desde pansión.
aquella primera noche la casa se conviríió en Poco íiempo después, el 15 de mayo cuartel, haciendo incursiones en ella a media de 1956, no recuerdo bien el moíivo, el hecho noche la Guardia Nacional, enfocándonos en es que fUl notificado por las auíoridad 7 s que nuestros dormiíorios para consíatar si no nos quedaba en libertad. Había permaneCld? en habíamos fugado. la residencia de Hnmberío Chamorro, m.l so-
Aunque nú residencia en la casa de Hum- brino, con la casa por cárcel, más d~ ,U;l. año.
berío era ya un alivio a mi siluación de Blue- Aníes de veninne de Granada, V1Slíe a va– fields, íenía allí dificultades, como la de no rias personas amigas para agradecerles las tener libertad de recibir visilas porque siempre alenciones que habían lenido conITÚgo duran– eSíaba a la puerta. de la casa un Guardia, de le mi eslada en la ciudad. Recuerdo haber centinela. Mis malestares físicos se recrude- visiíado a mi buen y recordado amigo don cieron a pesar de la fina atención que recibía Ju·an José Zavala, padre de don Joaquín Za– de paríe de Humberto y de su señora esposa, vala Uríecho, Direcior de REVISTA CONSER–
y sin darme yo cuenta de que el aumenío de VADORA. Desafortunadamente Juan José es– peso y gordura era ían sólo apareníe, pues no íaba en su lecho de enfermo, habiendo sido me seníía bien y nuevamente enfermé de cui- el moíivo de su enfermedad, que desgraciada-
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