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« Previous Page Table of Contents Next Page »rre truncada de la Parroquia, sobre la guardia
del Palacio, luego que secundaría la fuerza
acuartelada en la Momotombo, al mando del segundo Jefe de ella, General don Leonidas Correa, por el lado del lago y sobre la calle del Palacio, la Sección de Policia de Candelaria, a las órdenes de su Comandanfe don José Higi– nio Gómez, Director actual del 15 de Sep– tiembre.
Este fuego se sostendría mientras tomaba la Artillería y del Principal se empla~aban los
cañones sobre la mansión Presidencial.
La señal para ro:rnper los fuegos, en vir–
tud de estar tomada la Artillería, serían unos
fósforos de luz que se encenderían en cierto lugar El lTIovhnien±o se iniciaría a la una qe
la madrugada.
Llegó y pasó esa hora y las luces no apa–
recieron en el horizonte. Qué había pasa.do'?
En la guerra de los leoneses había mili– tado con brillantez, el militar hondureño An–
lanio Lara.
Develada la revolución del 96, Lara cayó prisionero y traído a esta capital, Zelaya orde–
nó que permaneciese en la Central de Policia atado a un poste con cadena
Don Pedro Calderón, concibió la funesfa
idea de comunicarse y entenderse con Lara pa– ra que se levaniara, el d5a y hora señalada,
con los presos dé la Policía.
El señor Calderón Se gozaba de poder ha– ber encontrado medios de hacer llegar a don–
de Lara, Ita solo dinero y caria,s, sino hasta un
revólver. Qué había en el fondo?
Lara había denunciado a Zelaya el plan revolucionario y Zelaya dio orden a la Direc– ción de Policía de que se hicieran de la visfa gorda.
Agravó la situación de los revolucionarios,
una indiscreción del General Canea (q.e p d ). Era, como dijimos, segundo Jefe de la Mo–
mo±olTIbo, de la cual era prirnero el General
Juan J. Badán
El siete de Septiembre por la tarde, estan– do el General Correa en el alto del edificio y estando presente Carlos Salís, pariente de Ze–
laya, le preguntó si le tenía cariño a lo que
Salís le contestó que sí
-Si yo te dijera (continuó el Gral. Co–
rrea) que ±e echaras hacia abajo, fe echarías?
-'Sin duda, General.
Esto nos lo contaba en la cárcel el Gral. Correa y lo 'repetía y repite por haberlo pre– senciado, el actual Inspector de Teléfonos y
amigo nuestro, don Pedro Higinio Gutiérrez,
de Granada.
El Gral le preguntó a Salís si le quería
acompañar en una ernpresa que iba a realizar esa noche, a lo que Solís contestó que con mu–
cho gusto.
-Te avisaré, pues, - le dijo el general Acabada esia conversación, Solís trató de
ponerse al habla con el Presidente, y le reveló lo que Se proyectaba.
El resultado de esta delación fue que en las printeras horas de la noche fue capturado
el Gral. Correa, él General Alberto Ri1Ta (q e.p.d ), don José Higinio Gómez, don Pedr S
Calderón y airas muchos de esta ciudad haO
ciéndose iguales capturas de conservador~se~
otras partes de la República.
Los guardias de la Artillería y PrinciPal
fueron calTIbiados enfre seis y siete de la n.o'
che y reducidos a prisión el primero y segun: do jefe de la Artillería.
Don Juan de Dios Matus, que tenía liSia
gente para ayudar en la acción, en las afue. ras de la ciudad, en una finca, fue perseguido
por una escolia, habiendo estado a punto de que lo capturaran.
Emigró a Costa Rica, desde aquella fecha
no volviendo sino hasta después del ingreso d~
las tuerzas revolucionarias de la Cosía, ha.
biendo fundado en Puntarenas su periódico "El Pacifico", desde el que abrió ruda campa ña contra la dictadura
El que estas líneas escribe estuvo preso
durante medio año en el Cuartel Principal destruído por el incéndio de 1902, en campa: ñía de los señores don Alberto Rivas, J. Luis Vega, J.Mercedes Estrada y otros.
A don Pedro Calderón se le desterró, ha biendo ido él a fijar su residencia a la Repú blica de El Salvador, habiendo muerto allí por fin, saludando al descender a la tumba, el glo.
rioso día de la redención de la patria por cuya libertad no cesó jamás de trabajar hasta que
rnurió.
La muerte de don Pedro Calderón, fue una gran pérdida para el Partido Conservador,
Era hombre dé inagoiable energía, dé un
valor rayano en la temeridad, de pasmosa se
renidad anie la inminencia del peligro, de in teligeI).cia muy despejada, de variada ilustra..
ción, de carácter franco y generoso.
Por lo que hace al General Lara, diremos que a nuestra presencia en la Central de Poli
cía, el 8 por la mañana, se secreteaba a mas
no poder, con el Comandanie de la Guardia de Honor, General don Concepción Flores
A poco un barbero lo afeitó y luego fue puesto en libertad.
Se supo que en ese mismo día, pero no recordarnos a punto fijo, a cuanto ascendi6 la
cantidad de dinero que en premio de la dela·
ción, le dio el Presidente Solís recibió cinco
mil pesos por la suya.
Bajo el set.\dónimo de Veterano nos en mendó la plana un apreciable amigo en la edi·
ción de ayer, relativa al orden numeral de los
esfuerzos hechos por el Partido Conservador
para derrocar la tiranía.
De rnodo, pues, que el prhner esfuerzo fu
va lugar en 1893.
Ahora nos explicaITIos perfec±aITIen±e los
telegramas famosos que desde Honduras diri– gía Ortiz a Zelaya, por ejemplo,
"Depositado en Nacaom!", a las 3 p.m. del 13 de Enero de 1894.
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