Page 49 - lista_historica_magistrados

11\T'!'!~GRIDAD

~n 1Il96 d Patlido Consorvador do Managua re5(,I·

\li6 dar su np:J}'O til Genet';ll leldya en su lucha contra la

insurrección letmesa Así fue cómo, pUl' absoluta disci ..

plina milité.lf, ("'hamo! ro se encontró, al principio de su

carrera, ba¡n el millldo supremo dúl que había de convet–

tirse en el a~ote de las libertades públicas

Durante aquella c~mpaña llegó al campamento de

liLa Califoulia u el Genel'al Zelaya, ¡unto con e.l General

Telencio Sierra, ~-que habiía de sor después presidsrlte de Honduras-, con el objeto de it1s,peccionar las tropas

allí acampadas Zelaya, por medio del General Nicasjo

Vásquez, invitó a Chamarro para qoe ahnot'zaran ¡untos, como una demostración de reconocimiento a sus méritos militáres y a

SU!; entronques políticos Chamorlo declinó la invitat:i6n dando por excusa: que la Iíne3 de fuego ela

muy extensa y requería UI1.<1 consfan1e supervisión. A la

hCll a de la cena volvió lelaya a reiterar 1<1 invitación y fue entonces que ChamoHo optó por manif~starle que su negativa n aceptar era porque temía que le COilsiderara su amigo y partidario, cuando él era franco adversario de su pdlítita y que se ellcontraba ahí ora solamente par tlisq ciplina milita.'.

CONFIANZA

Fue en Mateare donde por primel a vez el General Chamorro oyó el silbido de las balas y donde aprendió a poner su confianza de Dios.

Sucedió, precisamente, cuando el General Ignacio

Páez, (alias "Pellota U

)

lo millldó a comulllcar una. orden al defensor de liLa Batranquita ll

,

un lugar situado ala ori– lla del Lago de Managua Al llegar a esle sitio, había un fuerte tiroteo entre las fuerzas atacantes y las que defen· dían aquella posición.

Entre Mateare y lILa Barrnnquita ll había un tacotal de monte donde las balas sonaban especialmente al rebotín en las ramas de los arbustos Al encontrarse en ese sitio se; sintió desconcertado. Su primGra impresión fue la de espolear su mula y cruzar la zona de peligro con toda ra.. pidez, pero al mismo tiempo se detuvo unos instantes considerando que de esa manera podría llegar en el pre– ciso momento al encuentro de una de las bEllas. O,ptó entonces por dejar a la voluntad de Dios lo que sucediera

y nsí sig,,'¡ó su camino al paso natul al de la bestia Esa fue la norma que siguió en todos los demás combates: ponerse en manos de Dios y seyuil adelante

INTRI<JPIDEZ

Después de haberse lomado el Cuartel de Juigalpa en 1903 con un puñado de valientes, resolvió Chamarro tomarse el vapor Victoria en San Ubaldo, puerto del lago donde el vapor debería anclar en su viaje de itinerario Ya estaba ChamaBo en una caseta del muelle diri· giendo la ;opernción de captura, cuando el barco srrimó

y tan pronto sus hombl'es, apsrentandc ser comerciantes, h.bían entradó al vapor, cuando él en ,persona se lanzó St>hle el jef~ de la~ fuerzas militares a bordo, Francisco O':ón, con quien SO$tuvo una lu~hél cuelpo a cuelpo hasta lograr dominarlo quedando. pocos minutos después el

General ehahlorro én posesl6il del Vicloria, en el cual slÍ el1l umbú a Granada sin pérdida de liempo.

A poco de navegar divisó en lontananza el vap6r

1193;", al mada en corso, patl'Ullando el lago

Subió Chamarro a la cabina del Capitán ConstanHni

y le interrogó: IlCuál de los vapores es el más rápido",

IIEI Victorié'i ll

,

fue la les,puestél "Cuál de los .d~s es el !nás fuelt0 y sólido?", IIEI Victotia ll

, contestó el Capitán. IISi

los dos chocaran,c:uál tendría la mayor probabilidad d~

hundirse?", IlEI 93", dijo el interpelado. Entonces Cha.. morro ,ordenó: "Déle toda la máquina que pueda a este

bcm::o y prSngalo en qirecciól1 al 1193 11 a fin de chocar con él lo más pronto posible/'

Poco tiempo después se entablaba la más dramátka

batalla naval en las aguas del lago El 1193 11 fue también

abOrttéldo y después de una intensa lueh", Chamorro se

enseñore6 del Lago.

nESPRENDlMJEN'ro

Poco después del movimiento revolucionario de la ioma de los vapores, don Martín Benard visit6 ni General Chamorro para ofrecerle la suma de seis mil ¡pesos que aquel había recaudado entre sus amigos para Itcompen– sarle ll ,

dijo,

II SU labor en el movimiento ll No le agradó al General el uso del vocablo IIcompensarle" y así se lo manifest6 a su buen amigo, expresándole además que su intervención había sido espontánea y sin ánimo de lucro, pero que si querían fflvorecerlo en algo, él estaba dis– puesto a aceptarles una buena mula en la que pudiera huir a Costa Rica, venderla allá como suya y desde allí

seguir su lucha contra la dictadura de Zelaya y Cisí se hizo Chamarro recibió un~ buena mula en la que huyó a Costa Rica en compañía de don Alejandro Chamorro y Mariano Zelaya, mula que vendi6 allá IJor seiscientos C(t–

Iones.

DETERMINACION

Duranle la campaña de la revolución de 1910 el eiército al mando del Generlll Chamorra hizo un jornada agotadora desde Matagalpa a Terrabona: veinticuatro horas de- marcha sin ,palat'.

Al recorrer las filas el General Chamarra, un soldado cuyos zapc:tones le qUQdaban 'Itopados lt glit6: l/General ya no agu~nto'll Sin más, el General Chamorro ordenó a un ayudante enviara a la retaguardia a ese soldado y le diera de baja. 'JNo quiero flojos en mi tropa Al que no soporte la fatiga le doy de ba;a ll

,

agregó Al día siguien. te el soldado pidi6 audiencia de nuevo con el General pa.. ra disculparse y rogar que volvieran a engancharlo. Ya pal a entonces había conseguido unos zapatos que le quedaban bien. Le explicó al General lo que había pasa· do y éste le dijo: IIYo a nadie le exijo, ni le obligo, ni le amenazo, ni le castigo Yo sólo deseo un ejército de vo– luntarios y de valientes. Vaya a ocupar su (3ue5to ll

•

Y di· ciendo esto le clió iJn billete. IIGeneral me fue bien ll

,

le diio el soldado !Oonriendo,

lI e l Ploveedor me clió za,patos nuevos y una cotona, y

ahora Ud me da dinero I U

IIBue(io. iVaya a su puesto!" y el General siguió ade– lante a cumplir su cita con el destino.

-45-