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« Previous Page Table of Contents Next Page »ELOGIO AL GRAL. EMILIANO CHAMORRO
REVISTA CONSERVADORA, en homenaje de f,imllatía y reconocimiento al GENERAL EMILIANO CHAMORRO con motivo de los 91 años que acaba de cumplir en este mes en medio del regocijo de todos los suyos, se honra en presentar a sus lecto. res algunas anécdotas de su vida que lo retratan como aguerrido militar, ilustre ciuda· dano, hombre ejemplar, anécdotas en las que brillan su magnanimidad y entereza, su desprendimiento y probidad, su valor personal y su confianza en Dios, cualidades y vil" tudes que le han adornado toda su larga vida, por lo que se ha granjeado el afecto de sus amigos, el respeto de sus adversarios y la admiración de todos.
VOLUNTAD
Dice el General Chamarra: /fAI momento de entral'
en combate el miedo paraliza 105 mj/(1:mbros, pelO la fuer– za de la voluntad los domina y luego el c::uer,po reacc:iona como aut6mata. Es entonces cuando ya no tiene mérito
el valor."
L~ colina del Obraje, en l~ revolución del 96, era
una posición militar considerada inexpugnable, llena de
trincheras desde arriba hasta abajo. Ahí estaba el enemi–
go defendiendo esas trincheras, las unas a las otras, por
medio del sistema llamado de !'fuego cruzado."
Al pie de la colina hay una planicie de monte balo,
como el de un llano, donde crece Jo que se Uama
lI chan",
una semillita alaste que sirve para refresco. Sigue des.. pués una cemo ceja, o faia de monte alto y más adelante cOrre un riachuelo. A veinticinco varas de esa coniente
de ~gua estaba la primera trinchera.
Tres columnas convergían con orden de reconocer solamente, limitándose a bastantear aquella posición del
Obraje, pues un ataque frontal se ~onsideraba imposible de realizar. Chamorro desconoda aquellas órdenes y cre–
yó que debía atacar de frente con IEl columna que coman.. daba. Al verse en descubierto en el llano sintió miedo,
el miedo que paralizaba sus brazos y sus piernas, pero la fuerza de su voluntad se im,puso, truzó el llano con sus hombres y se encontró en la ceja. Su columna había sido
diezmad~. Ya no tenía miedo. Obraba como autómata Divisó el riachuelo y pens6 en cortar el abastecimiento de agua al enemigo. Y así lo hizo. Siguió perdiendo gente. Vió la primer trinchera a veinticinco varas y la tomó por asalto. Después, (a siguiente y así las demás, de trinche.. ra en trinchera hasta detenerse frente a la última que
quedaba en la cima Eran ya muy pocos los soldados que le quedaban. Mientras estos seguían disparando bajó al
llano, solo. Los ¡efes de las otras columnas estaban des..
orientados. No sabían lo que había sucedido. Llegó Chamorro donde estaba el Coronel Estrada y le pidió re.
fuerzas para ultimar su obra, casi increible. Estrada se
"egaba a creer lo que dacia. Pero el General GU$lavo
Abaunza, entusiasmado, convenci6 B Estrada y se ofreció acompañar a Chamarra con cien hombres con quienes se
culmin6 la obra de la toma del Obraje.
MAGNANIMIDAD
En la confusión de la lucha por el Obraje, UIl ayu–
dante dal jefe de las fuerzas leonesas, Paulino Monten$:.
gro, llevando parque, cayó en poder de Chamarro quien
hizo personalmente la captura. Al darse cuenta Monfenew
gro qua había caído prisionero sacó un puñal e intentó
ultimar con él al General Chamorro. Este se luvo que de–
fender cruzándole una tercerola para evitar el golpe. La
oportuna intervención del Coronel Día%" Fuentes, quien le
puso a Montenegro el cañón de su IÍfle en la frente, evitó
una desgracia.
El General Chamorro ordenó que amarraran a Mon–
tenegro de los b. azos. Los soldados cumplieron la orden, más las Iigadur<as impedía I~ libre circulación de la san' gre en los brazos del prisionero y éste se quejó a Cha–
morro. Chamarro ordenó entonces que se soltara aMan·
tenegro y se le saca,'a de la línea de fuego con garantia de su vid•.
El mismo Paulino Montenegro se encargaba después de contar este rasgo de la magnanimidad del General Chamorro,
CLEMENCIA
Al tomar la Paz Centro las fuerzas del General Zela·
ya, en 1896, se dió al General Chamorro la vanguardia del ejército que se dirigía a Le6n con instrucciones de ocupar la iglesia de Subtiava. Chamarra llegó a situarse
en el Cabildo por poco tiempo, porque inmediatamente
después recibió órde~es de proseguir hasta El Realejo en
persecución de los jefes del movimiento de León: Baca, Madriz, Godoy, Chavarría efc, que huían fratando de em–
barcarse en aquel puerto.
En el camino Chamarra fue capturando grupos eJe soldados que quedaban rezagados, pero una vez que los
desarmaba, los ponia en libertad y proseguía la marcha. Cuando Chamorro llegó al punto llamado "Corcu.–
I a", detuvo su marcha, ya en las inmediaciones de El Rea~
lejo. Meditó en lo poco que significaria para la causa la captura de estos jefes y prefirió acampar .m
dando tiem· po a que sus enemigos pudieran embarcar... y escapar, Como en efecto sucedió.
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