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(Aquí un cuarteto que olvidé en que se explica esiar en capilla. para ser fusilado).
Descarga infando su terrible golpe y por ninguna parte hallo consuelo 1
salia mi sangre y sesos por el S\lelo
y el impío sonr5.e al verrne cae¡r.
De guerra el estampido furibunda a coniener en vano yo intentara, y nadie entonces, libre, lo expresara cual lo hiciera yo, firme en mi sentir.
No m¡ amarga la sonrisa del perverso comparada con la fría indiferencia, cooperación inicua de aquiesencia y de quienes ¡Ay Dios! Yo callaré.
gro¡ llegó a donde Malespín una comi– sión de paz del Director del Estado don Emiliano Madriz, entre los que iba el Pa– dre Crespín. Al ponerse frenie al jefe in– vasor, notaron que se hallaba completa– mente ebrio, y no se podía tratar con él; por lo que, el Padre Crespín, le dijo a los compañeros de comisión: "Ese hombre es– tá bDlracho, nlejor retirémosnos"; y se re– gresaran. al interior de la ciudad.
pocas horas después de los crímenes comeiidos, vuelve la salvaje irrupción al Hospital y continúa den"amándose en él, la sangT"e de los inocentes enfermos. El Padre Crespín decide entonces presentar la queja personalmente a Malespín, y lle– ga a la Casa Nacional donde se encontra– ba éste, y se le hace presenie. ¡Mas, que decepción! para el sincero y abnegado sa– cerdote, al ver, que algunas de las perso– nas que le habían hecho compañía en la misión de paz ante el réprobo "cara ha– chada", estaban en la Sala con él, en fran~
ca y jovial carnaradería.
Malespín se dirige a uno de ésioa, y le pregunta, quién era ese Padre, y el in– ±errogado coniestó: "Es el Capellán del Hospital, Padre Crespín"; y le agrl;lgó: es el mismo que dijo que no se podía hablar Con usied porque estaba borracho, cuan– do vinimos con él, en la misión de Madriz. Entonces Malespín, dio inmediaiamente orden, que fusilaran al Padre.
A poco tiempo de fusilado el Padre Crespín, salieron publicados estos versos~
En la madrugada del 19 de Enero de 1845; las tropas aliadas de Malespín comandadas por BelloBo, Quijano y Bra– camon±e, atacan por sorpresa el cuadrilá–
tero de Subtiava, baluarte de defensa del
gobiern~ del Director don M~nuel Pérez,
en ese dla, del Senador Madnz, y del Ma·
1 i5cal Casio Fonseca. El combate se em– pi.eza, más, la diabólica mente de Quijano, pone la tea del incendio en manos de los indios maiagalpas, contingente a Males– pín del gobierno provisorio de Masaya, y
las casas pajizas de Subtiava, se convier– ten en un enorme mar de fuego. Las igle– sias, las casas, los hombres, las mujeres, los niños, iodo cae aniquilado al siniesiro furor de las llamas del incendio. Los de– fensores corren en defensa y amparo de
SllS familias, y el ejército atacante queda dueño del pueblo, y a paso de vencedor se dirige a la plaza central de la ciudad. I,as calles desiedas, las casas cerradas por donde pasaban las huestes del Atila cen–
lroameric~no, sólo dejaban oir, el paso de la tropa vencedora. Como éstos camina– ban en tres columnas a la plaza; la que llevaba la Calle Real o Central, la que lle– vaba la l' Calle Norie, y la que llevaba la
1~ Cane Sur, sobre la que se hallaba el Hospital San Juan de Dios; sienten al pa–
sar por él, los chacales sanguinarios de Quijano, el olor a sangre de los pobr~s he– ridos que se habían refugiado en busca de cura en el Hospital. Rompen sus puerlas
y cual ofras furias del averno, ante la dul– ce mirada del Cristo que pendía del hú– rnedo iecho, matan a estocadas y balazos a los heridos en sus propias camas; las l'l.1.ujeres enfermas claman amparo y sus voces se acallan con la muerie que reci– ben de los fusiles de Ouijano; los niños griian do horror, y son lanzados al aire y lecibidos con la punia de las bayonetas,
entre la satánica carcajada de la embo– rrachada soldadesca.
En medio de esia o:rgía de sangre, se presenta la figura desafiante a la muede del Padre Crespín, Capellán del Hospital,
y poniendo a la vez en sus palabras, la se– velidad del derecho y la mansedumbre cristiana, pudo contener la prosecución del sacrificio.
An±es de continuar se hace necesario decir, qUé cuando el General Francisco Malespín se encontraba en el barrio de San Juan manteniendo el sitio de León, junto con los comisionados del gobierno provisorio residente en Masaya del Sena-
dor dOn Silvestre Selva, señores don Ful- Bs±os versos se conservaban en el al"· gencio Vega y don Francisco del Moniene- chivo de mis abuelos paiernos.
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Orgía de sangre en el Hospital
SWl Jyan de Dios. ~ El Padre Crespín
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