Page 65 - lista_historica_magistrados

Ola\. IULDEBRANDO ,nOCHA

qué aéoDWañó .a non Enrique, por más de cinco meses, 'en 'su escondrijo en 'las móntañasde tE! Momba'cho y en su huída hacia la frontera de Costa Rica. De clara inte– ligencia y dé variada instrucción, habiendo completado

;~us cstudios de bachillerato en ,el lnstitut(l Nacional de ÚrÍlmte, ',no pudo se!!,uir una car,rera dcbido a su extrema ,pobreza que .Ie obligó a ganarse la vida desde muy;jov,en para atender al s"óstenimientó de ,su madre ,y hermanas de ,las que él, era su ,único apoyo. , De carácter redo adversó ,el régimen de ,ZeIaya y cuando estalló la r~volucióll de la Costa ,AilánticlI empren· 'dió .por tierra, el tlimino a través de ,Chon*ales~ en com– pañía del Dr. ,Carlos Cuadra PasosdJara ir a incon1,p'Orarse al movimiento libertador.

, Jlito la travesía por la manigua aglllgado a las

'fuer~ns quetomandaba el ,Gral Luis r.lena oCllpando el ,cerro Santa Rosa, 'llllU\gando 'la ;plaza ,de 4cQyapa ocupa– da por el Gral Nicasio' Vásquez ,con dos mIl soldados que no rcsistieron'el sitio impuesto por las escasas fuerzas del Gral !llena, :buen estratega que a' fuerza de pericia, militar hizo ,que el ej'ército de la .dictadura evacuara aquella .po– sición ,militar dejando lible el pasO a las tropas de .!llena qUe .'avanzaron sobre ,Cliontales hllsta llegar 11 Granada. Debido a su admiración por el Gral. Lliis Mena por su cruzada llena de peligros hasta conducir a sus huestfls victoriósas ,a las puertas de la capital, Hildebrnndo Ro– cha fue uno ,de .los hombres en quienes el Gral. ~lena de– \Jositó toda su confianza, habiendo ocupado el pUflsto de SUb·Secletarío de la Guerra.

A ,la cáída del caudillo nandaimino la. polítie¡¡, siem– pre intonsecuente, estrecha y deapreciativa con, sus ver– dadeLOs valores,. desestimó la tr,ayectoria ,meritoria .'de Hlldebrando' Rocha lo que obligó ,a

'éste a ,g~uir .,otro derrotero del que habia seguido hasta entonces, viviendo ''lilejado ;en el l'cmansol1e Su ,llogar.

~ltRO'4

.sonla.¡¡ 1.0 d~ la ;ma,Í'Í.ap.!;l¡ sólo ¡ne ~aUa.n 4< hc;>I'i;lS para monta.r" ya tengo <t,rregl<tgas _mis' a,1fc;>rjas, y .el milag.rO qu..e ayer desea.b<t y espe~a1:>1i no Se ha reali– zado. Noto qUe ha13ta S;;¡,muel v"," perc;lielJ,do las espe– ranzaS, ya hab~"," de ir;;e a La :F).Ql', hal;:ienda de Jos(! L.eó.n l'.alavera, qlie Se ;halla c~rq¡l. de 'l¡i fron.fera g~

Cosfa Ri,t:a .

IlN.1:80 U

Escribo en Panzaco, hermos¡flinla hacie.nda de ga– nado' de don Juan Cordón a media legua de Potosí. Ayer a la una y ~nedi!;l p,msalí del céll'l'l,pamentc;> del Voloán y a las dos ycuarlo ,de la. ca S"

de la hacienda, despuélli d!3 ha!:)ern;¡e' despe.;l.ido de don Pedro Ra~i'lel,

que sigue mejor de su he.riiia. A pocas varas de ha– ber cruzado eJ ríP s.e separa d.e nosotros dQn pionisio M6J:1.terray, y sEl9uimos los siguientes: pon Román Aragón, sus hijos Macario y Antonio, Saml.lel 'ralave– ra, .'Hildebi'i;lndo RoQlw., José León Tall;3-vera, Juan el criado,! yo DesfJués de l.lnahora de u~ camino muy PEldregoso y bajo \In solo africano llegarnos a

'Sªn'ta -Teresa hacienda de campo de .Procopio .AragÓn 'Lo primero en que nos ocuparnos al Ilegal' fue en re– mendQr mis alfOlias, que, atropelladas por un pa:lo del canüno, se desgarraron completamente A la;; tres y media nos despe¡din\9s de Samuel y de los Ara–

9_Ó,n y continl.l¡;l,rnos lWeSiro'l(iaje ,José .Lfil.qn sirve de

guí~.y de,b6, d,Elc,lar¡ir que ~e8en1.Peñó l'olstatarea pon haJ:nbdad a~rnIrable: no pIsamos una pulgada del ca,rnino real Cruzamos v,arios ef!ieros, _r¡os, y quebra– d.as, entre esié\s úUi",.as una, donde el agua subía co– rno una c\larla de las cinchas de nuectras qabalgadu– ras, allí no .pudiinos menos de mojarnos los pies

A ~i;lS seii; y media <;ie la tarde lle9"'t:I\OS a Pal'\zaco ESperábamos hanar aquí a Casco, quien qfreció an– feayer que e!;l

~sta hacie~l.da nos aguarqaría C011 el vaquiano, pero no estaba ,<lquí Dijéronnos que.. ha–

'bíá venido a las cincq p,m. y q1,1~ d~jo ~n~e rn,a,ñ@a muy femprl'lno vOlvería. .

J.osé León se despide de nosotros: asegura que a las diez estará .e\l. su hacienda Le. I'.lor Rocha y yo hacernQs :¡nil comeniariosspbre 1... conducta de Casco Com.o J3ciPemos de cierlo que está ,enamora,do de una ,señora de aelén, suponemos, que en vez de qcuparse ,e,n buscar el vaquiano ha. perdio.o el fiemPoen e~té-

rUe.sgalaútl'lrías . .

,Una cerna :ba:¡tanié buena, con mantel, cubierlos

y platos de ,chin,a, cosas que ya habíamos olvidado, nos :¡irve ,Anastasia, la ,cocinera de esta hacienda Todos los sirvientes parecen muy 'Solícitos y conser– vadores. ,A las 7 p.m viene el mandador, que esta– baen ~Potosi, "es un joven llamado Carlos González. Muésirase ,refinado cachurec.o y me ofrece que ál si guiente día, 'es decir, 'hoy, irá a Pofosí a hablar con Adolfo Guerra pal'a que rne busq\.ie un guía que me 'lleve .a Co;;ta Rica.

POrpnmer¡;lvez, ,después ,de cuatro meses, dor– mirnos !Rqcha y'yo,bajo Jac...ado. Buena noche pasa– mos, a pesar de que me acdsié algo inquiefo 'por la ausencia de Casco y por el ±e~or de que una desgra–

c~ada ~asl.lalidad DOS trajese 'Una escolia ,de Rivas Zancudos ,hlloY po_cas aquí, fal 'vez menos .ql.le en Gr~­

.nad.a. Yo donrií en una _hermosa hamaca de mania

'y Rocha .en ,U.na fijera, a las, seis ,en punio no.5 levan– ,taxn,os y sorpresa 'me causó el que Casco aún no es– tuviera 'aquí l\hora son .las diez de la mañana y el dichoso Casco aún .no ha llegado. Nó acab.aría si es– tampara aquí todos Jos,.com'entariosque hemos hecho -acerca de la ausencia del ,enamorado Perfecto Casco, Peto coxn,o le decimos. Yo he paslldo toda 'la maña– na inql.lieto y desazonado A las .o.cho de.la rnañana ae'fue¡eLrr\¡indador'a Potqsí, volvió a las diez con \In !paJ;lelito de AdoUo Guep'~ en el q].1e ¡na ,dice que ,el

arlíc~la 'vp.quiano ,se ha -puesto esc~o, pOl:'ql.le el ,que

'v.a·¡ya;I\P'Y.Uelv~"Pl'lro¡qY.e él-sale i:um.ediaiamente pa– ira Rivas a buscanna uno.