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Diseño del encuentlo del Teniente Clallr el 24 de febrelo de 1932 - G N: A-Almas automáticas. M-Rifles-Gra· nadas. W·HeridOs. '*-l\'fi entlada **·l\li avance - REBELDES: +.Armas automáticas. O-Muertos «»-Sus posi.

ciones - Wooded: Montañoso. - Creelr: CLÍque - Dry Cu:elr Bed: Cauce seco

deada, los rebeldes aCel cándose has· ta que estuvieron a unos cincuenta pies de los bordes de la cañada, arro– jando bOInbas a la patrulla.

2 -Cuando la cabeza de Ini coluInna en–

tró a la cañada yo estaba COInO ocho hOInbres atrás y no podía ver a qué clase de terreno estábaInos en– trando. Mis hOInbres iban unas cin– co O diez yardas de distancia, así que cuando entré a la cañada, el pun– iero ya estaba dentro de la eInbosca– da que se nos había preparado a a:m– bos lados de la cañada, siendo impo– sible ver Inás allá de los veinte pies debido a las grandes rocas que da– ban protección y servían de escondite a los rebeldes. Al llegar yo al bajo los rebeldes abrieron fuego sobre :mí con una Lewis, maiando a mi lXlula. Imuediatamen±e la mula de carga, que venía deirás. se le barajusió al lTIulero. Volviéndome al caInino, na–

Iné a los ho:mbres enfrenie y les or– dené to:maran la ribera izql.1Íerda con la idea de iratar de deiener a los re– beldes hasta iener una idea clara de la situación, mas la maleza era tan espesa que poco se podía ver, y co– lTIO los rebeldes se acercaban Inás y Inás, puse iodo mi empeño en defe-

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nerlos. A los priIneros tiros" dos de :rnis hombres cayeron heridos. Le pregunté al Cabo si alguno había sido Inuerio y me dijo que no, Inas los re– beldes se dieron cuenla de mi posi– ción y nos comenzaron a bombar– dear Una bomba Ine iiró al suelo y uno de mis hombres me echó agua en la cara y al volver en mí ví que herra polvo yagua volaban pOI el aire en frente del Cabo. Creyendo que lo habían matado me dirigí a co– ger la Sub-ThoInpson que él llevaba, :mas él se levanió como atontado No podía ver ni oír Lo conduje a un sitio resguardado. Pensando que era it"nposible Inantener esaposiciém lla– nté al resio de la pairulléia q\.j.e Ine siguieran a la ribera defécha. Un guardia me ayudó con el herido y yo conduje al Cabo. Usando la Sub– Thompson procedintos a subir la cuesla frente a 10 que yo pensaba fuera el grupo principal. Luchamos cuerpo a cuerpo hasta que llegamos a la cima sin tieInpo para coritar mis hombres. Al llegar a la cima dejé al Cabo y conté mis hombres, hallé que faltaba uno. Siendo esta una buena posición dejé a cinco hombres allí con el herido. El Cabo estaba ya