This is a SEO version of RC_1963_09_N36. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »La Curva. Así fue y durante la visita, le expliqué la con– veniencia de que la Asamblea Nacional Constituyente emi– tiera una serie de Acuerdos Transitorios y le mostré otro "Memorándum" en el que bosquejaba "la médula" de di– chos Transitorios: Finiquito para impedir reclamaciones de orden económico, a "todos" los regímenes anteriores a la fecha, salvo el derecho de Terceros ante los Tribunales Co– munes. La redacción de este Acuerdo me indicó que la harían "sus propios abogados", lo que acepté de inmedia– to. Costó mucho colocar en el tapete el ,problema de la Guardia Nacional y para ésto celebramos varias reuniones en San Juan y en el mismo Montelimar. Se trataba de di– vidir el Ejército en Cuatro Cuerpos, cada uno con su ,propio Jefe y Estado Mayor, conservando sí los Cuatro Grupos Armados, sus grados, jerarquías y salarios; el objetivo del Proyecto estaba en convertir en verdadero Instituto Arma– do a la Guardia Nacional y que cada milita.' devolviera en servicios públicos lo que recibía en sueldos, además de ponerlos en contacto con los ciudadanos como servidores estrictos de la ley, el orden y la justicia y merecer así el respeto y hasta la cordialidad de la ciudadanía. Un Cuerpo sería converti.do en Policía de Orden y Seguridad para la vigilancia de todas las ciudades y pueblos del País; etro para Policía de Tránsito Nacional; otro más para Guar– dias Rurales y de Higiene y el último para Policía Fiscal y de Hacienda. Los nombramientos de sus Jefes y Estados Mayores los haría la Constituyente de listas de Oficiales enviadas por el propio Gral. Somoza, quien conservaba la Jefatura del Instituto Armado. Tendrían uniformes e in– :;ignias diferentes cada Cuerpo, según su Servicio y serían instruídos por Misiones Militares Latinoamericanas de cien hombres cada una, según su especialidad, ,por ejemplo, Uruguay nos prestaría colaboración para la Policía de Oro den y Seguridad, México para la Rural, etc.
Expliqué repetidamente al Gral. que con su partici– pación en el Plebiscito y los Acuerdos Transitorios referen– tes a la "cuestión reclamaciones económicas" y éste del
~jército, cuya Jefatura Nacional él retendría, estaba claro que él tenía lo que califiqué de "garantías económicas, políticas y militares".
En un momento dado salió a colación el nombre del Gral. Chamorro y me dijo: "decile a Emiliano que yo lo he querido mucho desde "cipote", pues para mi padre fue "el hombre", que por qué él no me traga y si me traga no me mastica". Luego comentó: "éste Negro quiere apear– me de esta mula, pero su tiempo ya ,pasó y yo no me "apello" así no más.,,"
En otros sitios como Masachapa, Santa Julia, el Hotel Majestic de Diriamba, San Juan, etc., contilwamos hablan– do constantemente. Le aclaré que la consecuencia lógica de la Constituyente, luego .de firmes los Acuerdos Transi– torios era la de discutir y elaborar la nueva Constitución Polftica, moderna, f1exibie, adaptada a las realidades ni. caragüenses y por supuesto con miras a levantar los dere. chos del ciudadano y ponerla a tono con la época, por lo tanto se contemplaría él capítulo de las Garantías Sociales (C6digo de Trabajo, Seguros Sociales -de la cuna a la tumba_ Principios Agrarios, etc.) que yo había estudiado un anteproyecto tomando como base las Constituciones de Costa Rica, México, Uruguay y Argentina en lo más facti– ble a la realidad nacional nuestra.
. .A una de las subsiguientes citas le llevé, copiado en limpIO, lo que habíamos conocido hasta el momento, es
decir: el Plebiscito como punto inicial al año de reconoci– miento de la Oposición al régimen imperante; la instala– ción de la Asamblea Constituyente y sus Acuerdos 'rransitorios y el conocimiento de la nueva Carta Magna. No se puede afirmar que el Gral. Somoza manifesta· ra aceptación inequívoca de esos puntos, pero sí que los discutía y tampoco había rechazo claro al respecto. Mien– tras tanto nacía entre los dos alguna amistad personal. Y estando en el Ingenio de Montelimar una tarde, completa– mente solos pues al principio siempre nos rodeaba sufi– ciente número de guarda.espaldas luego de cambiarse un "overall" y lavarse las manos que tenía llenas de grasa, nos sentamos ante una pequeña mesa. Sacó su paquete de cigarrillos, le quitó éstos y desdobló el papel ,plateado y por su lado blanco, escribió con la tinta verde de su pluma-fuente. Hizo un cartucho o "cerullo" y al ponerlo en la bolsa de mi camisa spor't, dijo: "si queremos llegar a algo en este asunto algún día, tenemos que liquidar es· tos siete hombres".". El instante fue dramático; yo no dije nada, solamente lo miré intensamente y él sostuvo la mirada entre triste y sonriente. Hablé de otro tema y desganadamente, al calor de la nueva charla, saqué el "cerullo" de mi bolsa y lo quemé con el mismo encende· dor del Gral. No lo leí y por lo mismo ignoré lo escrito en él.
Conociendo como creo haber conocido en parte al Gral. Somoza García, he pensado que quizá aquel "trágico papel" no tenía ningún nombre propio, pero a veces me– dito y me pregunto: quien lo sabe?
Es oportuno reco;dar que mucho de lo tratado entre el Gral. Somoza y yo, no obstante que siempre estábamos solos, se filtraba y llegaba a 105 grupos políticos intere– sados, generalmente alejados de la realidad y cada quien le agregaba de su cosecha lo que creía conveniente para sus cálculos personales.
Fue motivo de varios comentarios entre el General y yo, la actitud un tanto l/atrevida" de algunos elementos "de pro" de 105 dos Partidos históricos. Se l/brincaban" todas las normas y le hacían saber al General que "pasara lo que pasara" ellos -105 "inmaculados dirigentes"– (entonces como ahora todos los que l/sonaban" eran diri– gentes y algunos hasta "líderes máximos") eran sus siem· pre incondicionales pues "comprendían que sin él (el General) no habría paz en Nicaragua.
Por cierto que una vez y concretando el caso de un caballero que ya se l/veía Embajador" le dije al Gral. So– moza que él había logrado el milagro de que en nuestra Patria la "Paz" fuera l/Moneda". Yo me daba cuenta de la intensa presión que algunos elementos "ansiosos y apu– rados por sentarse a la mesa de las dádivas" estaban desarrollando cerca del Gral. Chamorro y lo notaba a éste preocu,pado, inquieto y quizá alarmado pues seguramente no pensó -apesar de su experimentado conocimiento de los hombres- que el l/agua le llegaría al cuello". Para Somoza era más fácil jugar con los políticos "desesperados por figurar" porque tenía el Poder y lo hacía a su modo mostrándoles el l/hueso" y dándoles a "oler" la "carne"; pero para Emiliano la situación era muy otra.
En diferentes oportunidades sentí pena por el grave conflicto en que se encontraba el Gral. Chamorro, pues jamás lo noté pensando en él, sino en "sus amigos", como él decía, que no tenían calma y podían "robar la vueltal/ y entenderse directamente con Somoza sin esperar el re-
-15-
This is a SEO version of RC_1963_09_N36. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »