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para un baile en sus salones, estas tertulias eran muy ftecuentes encontrarlas en varios hogares; en las ofi– cinas del comercio, en las puertas de mnchas farma– cias, y aún en las esquinas de ciertas casas. En ellas se hacía la disección del prójimo, se hablaba de ne– gocios, del tipo de cambio, que preocupaba mucho, y

SOU1'C todo del tema favorito: la política del momento).

FEBRERO 22

FIeles Bolaños, que se va esta iarde para Mana– gua, viene a despedirse de mí. y me cuenta que se dice públicamente que esialló ya la revolución en Honduras encabezada por Dn. Manuel Bonilla: 11.0 lo creo. En la noche voy con Enrique a casa de Josefi.na Espinosa donde me presentan a una hija de Ildefonso Vivas llam.ada Carlota. Se ve que la Josefina eslá ya l'uuy' consolada de su duelo.

Se halla gravísima Da. Ani±a Argüello, madre de Alejandro Chamorro.

FEBRERO 23 (Domiugo)

Voy a misa a la iglesia de San Francisco, es la pri¡nera que oigo desde que vine. Muere de diabetes el Licenciado Serapio Ramírez (conservador!. Tres visi±as hice hoy: a la Zulema ArgLí.ello de Méndez, a las Urlechos y a las Zelayas Bolaños. La Dominguita, esposa de Pedro José Chamorro, :J:iene ya gris la ca– beza. ¡Cómo cambiamos en 7 años! Qué aspedo de decrepitud el de Da. Dominga Bolaños viuda de Ze– laya. Me parece que poco le resta de vida.

Al volver a casa me encuentro con Marcos Urbina, soñador incurable, quien me da varias disparatadas noficias políticas, y además, se pone a darme algu– nos consejos acerca de CÓnlO debo vivir para escapar a las acechanzas de la policía.

FEBRERO 24

La Josefina Espinoza, y lni hija Pastora Guzmán, a las que visité en la noche, me reHaren con mil por– menores el fracaso de la revolución del Lago en 1903:

dicen que en aquella triste noche (13 de JvfayoJ no se durmió en ninguna ce.sa de Granada y que en casi todas se lloraba. Los repiques en todas las iglesias a media noche, anunciando el lriunfo de Zelaya, per– turbaron el sueño de los pacíficos ,reGinos, y eran co– n1.O 'llna burla sangrienta que herían los sen±imien±os de la casi totalidad de los granadinos.

En el. almacén de Luis Benard, en la calle Aire-.'e– sada, a donde voy por primera vez, me presen±m.1. a un joven llamado J. de la Rosa Sandino, de Nandai– ¡ne, quien dice que me conoció en la hacienda El Vol– qán, en Mombacho, hace diez años. Corno en ese tielnpo fueron tanias las personas que conocí, de toda clase y condición, la fisonolnía de este joven no la pude recordar.

1I.1i hSjo Fernando n1e hace im,parlantes revelacio– nes políticas: cree él que antes de que termine el mes ew,pezará aquí la lnarimorena.

Estuve a empadrcnarnl.e. Es esie un requisilo ciu– dadano que se exige a todo el mundo para cobrar por la inscripción, y mullar al que no ha cumplido con la ley.

i Bn qué lasiímoso esiado veo al doC±or Francisco Alvarez! Tiene rnuerlo el brazo derecho y torpe la lengua. Tristeza me da mirarle. Visito a la familia del finado Obispo UUoa y Lados. Da. Ani±a Ulloa, y

Candelari.a, su sobrina, corno iodo el mundo, me di– cen péstes de Zelaya.

A las 6 p.m. sabemos que aslé. enirando a Corinio el vapor que :trae el cadáver de Gonzalo Espinos~.

Esta mañana se fueron a aquel puedo Ildefonso Vl-

vas, Du. Alfredo Pellas, mi hijo Fernando y Pedro Pa– blo Bodán, para venir acompañando esos despojos.

Por la noche vaya casa de la Josefina Espinosa.

j Qué calles ian obscuras!

FEBRERO 26

Sabernos por telegrama de Ildefonso que hasta

¡nañana no vendrá el cadáver de Gonzalo.

Paso casi iedo el día arreglando mis libros y pa–

peles (mi archi.vo) que los he encontrado muy desa– rreglados.

Con Du. Fnl±os Chamorro voy en la noche por pri– lnera vez desde que vine a G¡-¡;macla a la ±er±ulia del Dr. Francisco A]varez, llamada generalmente del cacho.

El Dodor esfaba indispuesto y no salió. Conversa. m.os hasia las 9 1/2, y sólo de polí:l:ica, Octaviano César David Arellano, Rosendo, Alberio, Dn. Fru:l:os Chamo~

no y y".

FEBmERO 27

Isidro Urlecho me trae Ja noticia de que Dn. 'Ma–

nuel Bonilla, el General Domingo Vásquez y Juan Angel Arias han convenido en Fal1sto Dávila para Pre· S1d",nte de Honduras y que este arreglo cuenfa con la aprobación y apoyo de Estrada Cabrera quien ha obli– gado a Figueroa a entrar en tal combinación.

Se sabe que hay presos en Managua entre ellos

150 arlesanos.

Viene el cadáver de Gonzalo: lo llevan a San

Frandsco para cantarle un responso y se enlien-a a las 5 p.m. ¡Qué fatigado vuelvo del cementedo! Me

hace corla visita el Dr. Salvador CastdlJo hijo quien me dice que entre los presos se encuenlran Fernando Solórzano, A. Zúniga y Urlecho y mi hijo Hernán Guzmán.

No se confínuan las noticias que acerca de Hon– duras circularon ayer, aunque Isidro Urlecho, que vie–

ne a despedirse, me asegura que es.l:án reclutando aquí con fuerza. Se habla mucho de los prisioneros de la capifaJ, y se comenta la conduC±a de Aurelio Es±rada por lo general poco favorable para él.

Es aquí diredor de policía un fal Tomás Bravo quiel1- según rn.e cuenta ChalnorrHo (D11.. Fernando Chamorro Quezada Jera cor±aclor de café en las sie– rras de 11/1anagua. Hoy día es Bravo quien hnpone

el ferror en Granada; echa a la cárcel al que le da la gana, y bien parado sale si no ha probado el cepo, o sufrido sobre sus espaldas unos cuantos golpes de varas.

Al pasar esta tarde por la cantina Versalles, don– de fue el Club de Granada, nie encuentro con Mr. Alischul., el judío que estuvo de ministro de Dn. Te– rensio Sierra. Me dice que ya están en libertad los arlesanos de Managua, y que sólo quedan en la Pe– nitenciaría mi hijo Hern áll , Alcibiades Fuentes hijo, y Zún.iga y Urlecho. Hablamos iambién de la muerte de Don Marco Aurdio Soto acaecida en Parí.s el 25

de este lnes.

MARZO jI?

Día de n..ovinlienio ha sido el de hoy para, mí.

Exámenes, lnás bien dicho, fiesta escoll;lr que cierra los exámenes de fin de curso en la escuela que dirige FrancisquHa Rivas, hija de Dn. Anselmo para la cual

fui invitado; bautizo del hijo de mi hija Julia (le pu– sieron Gonzalo J. y comida en Versalles invHado por Miguel Cuadra Pasos. En la iglesia de la Merced me llamó la atención la nave que llaman del Saniísimo, fábrica reciente que no conocía. Ha sido hecha duo rante mi ausencia.

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