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« Previous Page Table of Contents Next Page »alejamos del puerto con los buenos deseos y lbs solu– dos de las mujeres del pueblo. La mayor parte de los hombres tomaban porte en lo expedición.
Con uno suave briso cruzomos ante las nU!T18! o– sos y pi! ltorescas montoñas y bahías de Zapatero, El
inmediatamente antes de lo caída del sol, desembar– camos en una Idrga isla de arena que se proyecta en angulo recto de la lengua de tierro del Menco. Ape– nas algunos pasos podíarnos dar en tierra porque la isla estaba cubierta de una vegetación frondosa de arbustos espinosos y árboles bajos.
Después de haber descansado y comido nuestra cena, remamos más lejos en la ensenada y echamos ancla a respetuosa distancia de la tierra, para evitar el más mínimo contacto con las moscos de tierra y los zancudos que en nubes espesas zumbaban sobre los matorrales de la playa.
En la mañana nos deslizamos a través de los es– trechos canales entre los bajos islotes de arena y de hierbas de! delta, el estero de la Cruz, hasta la playa de la pení!nsula del Menco, donde desembarcamos al pie de la colina, simétricamente redonda, lIamadd El Boquete, que se encuentara en la punta extrema norte de la lengua de tierra. AquÍ' hicimos nuestro campa– méntoy recorrimos después el bello bosque de lel co– lina.
Dos venados, dos monos, y unos diez pájaros fueron nuestro primer botín. Bajo la colina yacían numerosos pantanos, bordeados de una rica y baja ve– getación. Mostraron ser notables terrenos para patos y nos brindaron una rica colección. Patos de seis clases diferentes (Anos boschas, Spatula clypeata, Da– fila acuta, Querquedula discors, Q. cyanoptera y Ma– reca americana) eran tan abundantes y volaban en bandadas tan espesas que casi cada tiro nos daba más de un pato. Bostrom fue el rey de la caza con seis patos de un solo tiro.
(t'\lota del Traductor: De estas seis especies men– cionadas por el autor, cinco de ellas son fácilmente identificadas: el pato cola de gallo, la zarceta canela, el pato cuchara, el paio chalcuán y la zarceta cola azul. Ver la "Lista Preliminar sobre las aves que ocurren en Nicaragua", por Jaime Incer, Cuadernos Universitarios, No. 20, Abril de 1962, p. 36, Universi– dad Nacional de Nicaragua).
En la red de estrechos canales y de pequeñas lagunas que forman el Estero de la Cruz, avanzamos a remo durante un par de días y sólo abandonamos el lugar cuando ya no se nos presentaban nuevas especies de pájaros. De ahí nos dirigimos al rincón sureste de Charco Muerto, hasta la desembocadura del Río Ocho– mogo.
La playa era allí más libre de islotes e islas de hierbas, pero tenía bellas lagunitas y ensenadas hondas
y profundas tierra adentro. Las bajas playas eran LlI1
lugar preferido de las zancudas más grandes, En el agua, a la orilla misma de la, playa, habían hileras y alamedas de grandes árboles de "Chirimoyas" (Anona Humboldt¡) fuertemente enraizadas en la tierra. Re– mábamos ahora en un bello parque marítimo que me recordaba la bella laguna de Santa Rosa. Dos enor– mes zancudas fueron aquí mis presas: una cigüeña
(Mycteria americana) y un IiTantalus" (Tantalus locu– lator) ambos nuevos en mi colección. '
Arriba de uno de los numerosos brozas del Fío que oquí se llama, Río Meneo, avanzam'os más de un kilómetro entre playas bajas y bordeamos, por aquí y
por allá, uno que otro rancho que nos miraba a través de un marco rico de árboles frutales y de flores. Después de dos días más de navegación por la parte sur de Charco Muerto, entre islotes y bancos de arena, hicimos proa hacia el norte con nuestros botes bien cargados, siguiendo de cerca la costa hasta la costa oeste de Zapatera.
Al pie del Rincón de los Viejos había una pequeña choza que era el rancho de Esteban y Petrona. Acon– sejé a aquel que fuese a tierra para saludar a su mujer y darle una grata sorpresa, pero rehusó enérgicamente. Desembarcamos entonces en el pequeño islote, la Isla de Piedra, que se encuentra en medio de la bella Ba– hía Grande, y que tiene la forma de semi círculo. Continuamos después a lo largo de las muchas puntas y ensenadas de Id costa hasta la gran Bahía del Mole– nilio, con el Islote del Molenillo enmedio, apenas a un kilómetro de tierra. Aquí desembarcamos de nuevo para coger algunos nidos de oropéndolas (Cassicus bi– fasciatusL Estos nidos, que tienen la forma de bolsas de un metro de largo, colgantes, con la apertura hacia la extremidad superior, más estrecha, son espesamente tejidos de paja y de hierbas. Los indios los usan a menudo.para conservar frutas y otras cosas que deben guardarse en un lugar aireado.
En la punta norte de la Bahía del Molenillo, $e encuentra el pequeño y seguro varadero donde se guardan los botes del pueblo. Allí desembarcamos y fuimos reCibidos con alegrí'a por nuestros amigos que se habían quedado en tierra. Doña Julia preparó todo lo que había en la casa para una fiesta y con sus pre– parativos mostró que nos consideraba medio muertos de hambre.
Durante nuestra ausencia, mi pequeña y hábil ayudante, Virginia, había visitado casa por casa, reco– giendo todo lo que podía haber como curiosidades y antiguedades, y me recibió orgullosa de la verdadera exposición de pequeños objetos, de !os cuales muchos tenían un verdadero valor arqueológico. Entre ellos estaban también algunos de sus propios juguetes y es– to no era un pequeño sacrificio. Se alegró de mi agra– do por su servicio y aceptó dar buena recompensa a los anteriores dueños de los artículos secuestrados con algunos objetos que aun se encontraban en mi reserva de artículos de trueque.
Algunos día$ después de haber preparado y em– pacado nuestro botín zoológico del Menco, volví a jun– tar mi tropa de investigadores para hacer excavaciones en la Punta de las Figuras. Estatuas desconocidas antes y grandes reliquias no podía yo encontrar allí, pues Squier había estade> por algunos días y había ex– plorado y limpiado el bosque. Las excavaciones, sin embargo, podrían dar i:>uenos resultados, pues se han heche> CIntes en muy pequeña escqla. '
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Como en la Punta del Sapote, hay aquí también una meseta que ocupaba antes la vieja ciudad. Hacia el Oeste, hacia el Ldgo de Nicaragua, termina más a pico y ha,ciq el Sl,lr está limitada por la Laguna de Apo-
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