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« Previous Page Table of Contents Next Page »"Deseo relatar como ilustración de este concepto una breve anécdota a los jóvenes y
niños de las escuelas del país. Durante la guerra mundial fue alistado en el ejército francés un
joven soldado¡ ardiente propagandista de las ideas de negación de Dios¡ de Patria y de la Bande– ra. Ya en el ejército¡ y en medio de su batallón¡ continuaba predicando SLlS ideas¡ sosteniendo que Dios era una falsedad¡ la Patria un mito y la Bandera un trapo. Un día de tantos su bata– llón se puso en contacto con el enemigo¡ y en las alternativas de furioso combate¡ la bandera fue
arrebatada por un oficial contrario. Un grito de desesperación y de rabia salió de todos los pechos¡ y un grupo de soldados fue entre el fuego y la muerte¡ al rescate de la insignia. Entre ese grupo corría¡ el primero el joven de los extravíos ideológicos; como un valiente luchó cuerpo
a cuerpo, y rescató la bandera, pero ya herido de muerte cayó en los brazos de un compañero que se adelantó a auxiliarle¡ y que era nada menos que un sacerdote católico de alta también al se·rvicio de su Patria. Y ahí estaba agonizante el joven sobre el pecho del sacerdote y bajo los pliegues de la bandera¡ cuya asta agarraba con mano convulsa y ademán energico. Y en pre–
sencia de todo el batallón¡ reuniendo todas las fuerzas en la agonía, gritó para morir: IINadie nie–
ga a Dios en presencia de la muerte¡ ni nadie niega a su bandera en presencia del enemigo ll
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Alumnos de las escuelas todos¡ vosotros que sois la vanguardia de la generación que avan–
za en toda la República representando el porvenir¡ meditad en esta lección que enseña a rechazar las negaciones infecundas y a confirmar los ideales generosos y sublimes, y sin esperar a la muerte que destruye ni al enemigo que amenace¡ en la preparación del pensamiento¡ en el cultivo de la inteligencia¡ al formar el corazón¡ en las labores fecundas de la paz¡ frente a la realidad de la vida y en cualquier alternativa de la suerte¡ afirmad a Dios yola Bandera¡ que con ello afirma– réis en el mundo y en la historia a vuestra PatriaJl.
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L Gobierno en sus tres Poderes dispuso celebrar el centenario de la Independencia en
una sesión solemne del Congreso con asistencia de los otros Poderes Públicos. Me concedieron el alto honor de ser yo el que llevara la palabra en nombre de los Tres Poderes y fue especialmente satisfactorio para mí, que la minoría liberal del Senado y de la Cámara de Diputa– do¡ con la cual había tenido tantas discusiones votó porque se me concediera la palabra¡ haciendo
osi unánime mi designación.
Fue un auditorio diferente del de la Jura de la Bandera. Una serie de señores vestidos de ga/a¡ llenos de seriedad por la experiencia que tenían de los factores libertad¡ soberanía¡ orden justicia y. bien público
La intención de mi discurso fue probclr cómo se produjo nuestra independencia sin sacri– ficios y sin las luchas amargas que hubieran de sostener Bolívar¡ Miranda y los otros héroes de la Arn.érica del Sur y México. Y de la labor que se nos había impuesto por las circunstancias rnismas de nuestra vida de volver a la unidad con España¡ sobre la columna vertebral de raza¡ y
al mismo tiempo a una unidad geográfica continental en que entraban los Estados Unidos de Nor–
te América¡ principal factor¡ Haití francés y Brasil portugués. Respecto de España plantié el problema en estos párrafos:
"No puedo menos una vez puesto en los caminos de la gratitud¡ que bajar los ojos¡ de
Dios a la gloriosa España¡ que nos dio con prodigalidad generosa¡ todo lo que ha podido consti-
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