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« Previous Page Table of Contents Next Page »de los Rojos extremistas que dieron lugar al famoso bogotazo que alarmó tanto a los Estados Unidos. También el golpe militar del Gral. Rojas Pinílla. Es difícíl comprender el concepto de que el golpe militar no es anti-democrático, sino un vicio sumamente democrático. Bolívar que era un
gian con~ervador, quiso darle forma a la democracia colombiana que rechazó Santander extre– madamente radical. Desde entonces los dos partidos se balancean buscando estabílizar la verdad democrática en su país. Ultimamente han llegado a un sabio arreglo uniéndose las dos frac– ciones mayores de los partidos históricos para formar un gobierno nacional de tránsito a una de– mocracia purificada.
Ha sido una preocupación de nuestros historiadores el de fijar la causa que explique, por qué Nicaragua es el único país de Centro América en que los dos partidos, Liberal hasta los ex– tremos demagógicos y Conservador con sus alardes de aristocracia y la mayoría lo atribuye a la rivalidad entre las ciudades capitanas León y Granada, que ha mantenido un paralelismo riguroso entre el Liberalismo de que se ha proclamado sede León, y el Conservatismo de que se ha pro– clamado sede Granada.
Pero esto no es rigurosamente histórico. Cleto Ordóñez proclamó un radicalismo dema– gógico y procedió a despojar de sus bienes a los hombres más importantes que se le oponían en
Granada. Estos se fueron huyendo a Managua, en donde formaron un núcleo defensor dé! ca–
tolicismo y que se llamaron los emigrados políticos. Formaron ese grupo don Pedro Chamorro O'Connor, tesorero del Rey, el Coronel Ubieta, jefe mílitar y don Juan Zavala. Era Cura de Ma– nagua el santo varón el Padre Lugo. Como es rigurosamente histórico que la independencia no
tuvo niriguna clase de lucha en Nicaragua como en los otros países de Hispanoamérica. El Obis– po Gorda Pelaez, que ejerció el mando de Gobernador en los últimos días del dominio español, por temor a las turbas de León se retiró también a Managua, y se incorporó a los emigrados, ro– deaban al Obispo los conservadores más importantes de L.eón tales como don Lorenzo Cardenal,
un señor Caba/lero y otros que enumera Arancibia en su texto de Historia.
El prestigio de Ordóñez había aumentado Con el triunfo que obtuvo rechazando las pre– tensiones de México. Todo este episodio consta en el relato de la invasión de los bata/lones de Olancho de Honduras.
Si es una verdad, que más tarde, cuando la guerra contra don Fruto, León, levantó la bandera roja y Granodc;¡ la bandera verde estableciendo más la profundidad del paralelismo de los dos partidos. Y así permanecieron en riguroso antagonismo hasta que el trece de septiembre
~e unieron para luchar contra dos elementos espúrios, traídos por el filibustero: la esclavitud v la zozobra de nuestra soberanía.
A la larga de ese agitado tiempo, los generales Jerez y Martínez, que eran los caudillos peligrosos para la lucha civíl, colaboraron abiertamente y reunieron la famosa Asamblea Consti– tuyente de 1858¡ que dictó una Constitución a la medida de la estatura de Nicaragua¡ y permitió el largo y fructífero período de los treinta años.
Pasados varios años y corridas muchas vicisitudes, salvadas unas¡ otras produciendo grave peligro para el Partido y para la nación, el Presidente don Diego Manuel Chamorro¡ cabalgando
en el Partido Conservador¡ sin ningún ánimo de caudillaje¡ por hábíles procedimientos dipíomáti– cos, sacó a Nicaragua de la depresiva condición de país vencido, para convertirlo en cifra inte– ligente en la lucha de Hispanoamérica contra la intervención extranjera sin romper la integridad continental que es nuestro natural resguardo.
Fue un fruto de la conferencia del liT acoma'¡ y lo expondré en el siguiente capítulo.
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