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« Previous Page Table of Contents Next Page »Estados del Sur de los Estados Unidos. Como un gesto de su estimación y de su admiración por el acto huma– no y generoso de, los oficiales del Basilisk, a ellos y a algunos oficiales de Nicaragua se les ofreció un gran banquete y la libertad de la ciudad.
Nos encontramos convertidos en los héroes de
la hora.
Poco tiempo después, pedí mi baja al General Walker, declinandó su invitación a tomar parte en otra expedición que él pensaba dirigir en persona, pero francamente le respondí que yo creía que los métodos que él estaba adoptando para forzar- un reconocimien– to de los derechos que nosotros habíamos adquirido en Nicaragua, no podrían sobrevivir en contra de la decla– rada hostilidad del mundo.
Su contestación fue característica: "Yo no estoy luchando por la aprobación del mundo, sino por el Im– perio de Centro América".
FIN DE WALKER
La Némesis que acompaña los actos de fas hom– bres estaba ya lista con su gratificación; él desemb(1rcó con una siguiente expedición de cerca de 200 hom– bres en Trujillo, Honduras y siguiendo la costumbre de resolver su encuentro con el enemigo en victoria o en muerte, despidió sus barcos antes de averiguar fas fuerzas enernigas en tierra. Estos habían sido notifi– cados de su acercamiento y se habían agrupado en número suficiente para hacer trizas su pequeño contin– gente que diferían de los 56 inmortales de Rivas en que tristemente se doblegaron al número superior de enemigos.
En vano se esforzó por infundir su propio indoma– ble valor a sus hombres, se sentían inferiores y peleaban más bien a Jo defensiva que con aquella impetuosidad, que sola, los hubiera lanzado a abrirse paso y encontrar un camino a través de Honduras hacia' Nicaragua. I'mportante era romper las líneas enemigas. In– tentó marchar por veredas y por lo costa, hocia algún punto menos infestado de ellas, pero dondequiera que
iba, allÍ' estaban. Yo me imagino cuánto debe de ha– ber pensado y deseado temer allí a aquellos 56 con que atacó los barricadas de Rivas. Sus hombres ple– namente rehusaron entrar en un combate tan desigual. En este dilema después de varios desastrosos encuen– tros que le demostraban que no tenían ninguna espe– ranzo, fue requerido por el Capitán de un barco Inglés, que estaba anclado en el puerto, a que se rindiera a él como representante del violado protectorado Inglés so– bre las islas Roatán y Belice y convertirse en un prisio– nero del Estado, sujeto a lo jurisdicción de las Cortes Inglesas. El Capitán seo que se arrepintió de la res– ponsabilidad que había asumido, o que actuó por bajos motivos, no lo sé, lo cierto es que tan pronto recibió una formal demanda de las autoridades militares de Honduras, poro que Walker fuera entregado a ellos, él lo entregó o que fuera custodiado por ellos.
El resultado era fácilmente previsible para el in– fortunado prisionero que escasamente pudo entablar uno defensa ante una corte donde yo él estaba prejuz– gado. La sentencia (a tambor batiente) de una Corte Marcial que lo juzgó, ordenó que William Walker sería fusilado y se llevó a cabo la sentencia inmediatamente. El General \t\lalker recibió lo muerte con gran va– for y colma que había sido uno eminente característica en todos los actos de su vida.'
Ero valiente entre los más valientes y su carencia de vulgaridades y vicios, le conquistaron la estimación de sus adherentes y am igos.
Era bueno y bravo como un oso Tan bravo como los osos de Nevada.
Con algo de tristeza en su semblante que adquirió quizás por ser mimado. Hable mol de él quien quiera ... , murió en gran desgracia. Yo solo digo que fue mi amigo cuando era fuerte y de gran fama muerto o en desgracia, soy el mismo y así lo seré, hasta el fin.
FIN
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