Page 66 - RC_1964_12_N51

This is a SEO version of RC_1964_12_N51. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

",ia compañeros, acosiumbrados a estas es– cenas, admitía:> que,m.uy pQca~ v.eces habían eS irado un mre m.as puro o vlB]ado en una ináhana más deliciosa. A las ocho llegamos a posoltega , donde desayunamos en casa de la señora Ramírez y, de nuevo, cruzamos el pequeño río de Quezalguaque, pasamos por Chichigalpa a vivo galope y volvimos a Cm– nandega habiendo encontrado sólo cuatro

ersonss en todo nuestro camino. Mis Bcom–

~añantes siguieron para la casa de un ami-a mientras Pablo y yo desmontamos a la

~u;"rta de la m.ansión acogedora del señor Montealegre, donde como antes toda la fa– milía salió a recibirme.

A! entrar en la casa, eslaba quitándome el sombrero para disfrutar del grato frescor del balcón cuando las damas me dijeron al unísono que un ataque de caleniura podía

seguir a tamaña ímprudertcia, así como por

mi intento de usar agua fria para lavarme

las manos ntieniras estuvieran calien.l:es pOI

el viaje. Una jícara de tiste. delicioso, con la frescura del recipiente de barro donde se guarda, y un es1irón en la hamaca fueron suficientes para sentirme totalmente remoza– do. El físte se toma en todo Nicaragua y en algunas partes de Honduras. Se prepara en una especie de calabaza alargada, fruto de un árbol que abunda en esta región y cuyo nombre he olvidado (1). Un poco de cacao se mezcla cuidadosamente con azúcar y maíz tostado y molido, llenándose el recipiente hasta los bordes con agua fría. Con un mo– linillo, curiosa y finamente labrado, se re– vuelve todo y la jícara, derramando peque– Ilas gotas frescas, se coloca sobre una servi– lleta enrollada de tal modo que pueda man– tenerla veriical, y así se brinda al visitante (2). Mielltras duró mi viaje nunca me falió una jícara de tiste. Su delicado sabor y sus cualidades refrescantes son reconocidos por quien lo ha probado.

. Las naranjas de Cmnandega son famo– sas en todo Centro América. Tienen un dul.

~or peculiar que no poseen otras. Las pi– nas blancas de esta vecindad son. asimismo, fa':l0sas; provienen de las piñas de Guaya– quil, que fueron introducidas en Nicaragua hace algunos años, pero son superiores a las de . aquel país. Las frutas se hallan en la mayor parte de los lugares intertropicales y son universalmente conocidasl pero para un Babor delicioso y una calidad que no ofenda aun en la saciedad, me encomiendo a la na– ranja. de Chinandega (la roja), al níspero, al gumeo, a la guayaba y al zapote. La bue–

ha señc;:>ra, conociendo rrús gustos, se esmera-

a a fin de que una generosa provisión de

e~tas <:!e1-iciosas frutas esfuviera siempre a mi diSPOSlclón. En realidad, me pareció que mis

U) El árbol también el! llamado jícaro N del g

jle~~~ D",lIn

C

p )t?-man ~n NicaragU3 al trasto pIna BosroMr vertlco.hncnte la

ancetlna lo lll\mn In Academia.

bondadosos anfitriohes no omifian hada qué pudiera contribuir a mi bienestar. Si desea– ba yo andar a caballo, no lenía sino que es–

coger enfre varíos, 10B n'\ás andadores. Si

daba algún paseo bajo los ardientes rayos del sol del mediodía, ahí estaba Pablo si–

guiéndome con una sombrilla, así como con

el consejo de la señora de que el paseo era mejor al fresco de la tarde. El misn,o cui– dadoso ayudante, por orden de don Mariano, m.e seguía al baño con toallas lim.pias y oíras comodidades. Durante mi ausencia se ha– bía exigido al Sr. Montealegre otra entrega de $ 5.000.00. Lo encontré 1T1UY acongojado

y considerando seriBlnente abandonar el pa,s con los bienes que le quedaban. La firme adhesión que si.elnpre dio a la causa demo– crá1ica, diariamente se debiliiaba frente a los infames atracos de que era vícti.ma. . Otras familias sufrían casi lo mismo. Bajo el tí– tulo y apariencia de una república, en Nica., ragua hay actualmente tan pocas garantías para la vida y la propiedd com.o en la mis– 1T1a Rusia.

Una tranquila y amodorrada tarde des" cansaba en mi hamaca cuando desperté por una sorprendente conmoción y gritos de: el enemigo!, seguidos del violento cerrar de puedas y ventanas a lo largo de la calle y

las carreras de las mujeres. A lós pocos mi–

nutos la casa estaba a obscuras y fuerternen· te amurallada. Nuestro grupo salió a la ca– lle, donde fui1T1os rodeados de varios amigos. unos proponiendo una pronta retirada de la ciudad y otros corriendo sin objetivo aparen– te. La alarma vino de dos asustados jinetes que entraron a la ciudad con la noticia de que "Cacherula", famoso jefe de guerrillas, partidario de Chamorro, estaba por atacar la ciudad con trescientos hom.bres. A los diez minutos ioda casa, y toda tienda esta" ban atrancadas. Las mujeres permanecían con sus puertas entreabiertas y se hacian Sa–

ñas unas a otras con palmoteos. Las calles quedaron desiertas, sólo se veían unos pocos hombres montados, quienes por estar fuerte~

mente comprometidos con Castellón, estaban listos para escapar al solo confirmarse la no– ticia. Las respectivas banderas se izaron en cada residencia consular, y desde la plaza venía el rápido redoble del tumbar llaman– do a las armas. Creyéndose protegidos por nuestra apariencia de extranjeros neutrales, pero con el agregado de un formidable des– pliegue de Colis, nos encaminamos hacia el sitio en que el Doctor Livingston y varios ami–

gos, ta1T1bién extranjeros, habían izado la bandera norteam.ericana. Una igual, de mi propiedad, flameaba ya a la puerta del ho– gar de mi anfitrión quien, con las mujeres de la. casa, consideraba sus ondeantes plie– gues como un escudo protector. Mis amigós rieron de nuestro armamento y dijeron que esta era la alarma número 20 desde el co– mienzo de la revolución. Mientras hablába– mos, un pelotón de soldados, evidentemente

-41-

Page 66 - RC_1964_12_N51

This is a SEO version of RC_1964_12_N51. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »