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« Previous Page Table of Contents Next Page »lección que le dejó el Porfirismo y retoman– do el viejo anhelo del liberalismo, pero aho– ra dentro de otros planes, va a crear la de– seada nación mexicana. "Nuestro país no odía actuar en lo interno y en lo externo
~omo si fuese ya una de esas grandes nacio– nes que le servía de modelo. Estas nacio– nes eran grandes y habían alcanzado la fe– lícidad Y enriquecimiento de sus respectivos pueblos gracias a que oíros pueblos los pa-aban con su desgracia y miseria. México,
~ igual que el resto de los paises iberoame– ricanos, había llegado dentasiado tarde para aríicipar en la ruda contpetencia. .. Méxi–
~o por el contrario tenía que defenderse co– mo parte de ese mundo en reparto. Y sólo podía defenderse, resistir, si se forialeda. Y
s610 podía fortalecerse si lograba en lo inter– no ese necesario equilibrio de intereses que hace a los individuos parles activas de una
naci6n".8
Iniciar esa marcha hacia el equilibrio de intereses que hicieran posible a la nación, significó apelar a todos los medios de que se disponía, pero las teorías importadas empe– zaron a resultar insuficientes, inadecuadas a la realidad que Se tenía por delante. Los mexicanos tuvieron necesidad de buscar sus propios medios y para esto era indispensa– ble volver sobre sí mismo, conocer a fondo su propia realidad. "Un fuerte nacionalis– mo se apoderó de todas sus expresiones". Nacionalismo que exacerbó la crítica y la in– comprensión exteriores. De esta época data esa preocupación por la realidad mexicana que aún permanece fortaleciéndose en nues" tros días. Los artistas, entre los cuales se destacan nuestros grandes pintores, fueron los primeros en orientar sus pupilas sobre la realidad mexicana captándola con sus pince– les" .9 En los últimos años la preocupación por lo nacional se ha ido manifestando en múltiples aspectos de la vida mexicana pero en todos los casos nos encontramos frente a expresiones de una actitud defensiva: "de– fensa de su personalidad y de su patrimonio
~l.íural. dentro de una situación que amena– za destruirla".10 En este sentido, la Revolu– ción ha sido más fiel defensora de los dere– chos mexicanos, el nacionalismo que ha sur– gido "tiene su origen en la más humana y legítima de las aspiraciones: el derecho a ser reconocido como pueblo libre y soberano por otros pueblos, independientemente de que POsea o no una fuerza material para hacer
~onocer este derecho por otros medios".
al eblos coloniales, como el nuesíro, aspiran reconocimiento de su personalidad, exis- -
8 liLa Revolución en sus cuarenta y seis años", diario No-
Veda.des, México, 21 de Novi.embre de 1956.
9 C,onciencia y posibilidad del Mexicano, México, 1952, pá.
¡In. 30.
10 Idem, Pá¡. 32.
tencía y derecho por otros pueblos. Afán de reconocimiento de su personalidad, existen– cia y derecho por otros pueblos. Afán de re– conocimiento que no es otra cosa que afán de independencia tanto en el aspecto político como en el económico y cultural. Reconoci· miento humano de que los hombres agrupa– dos en un pueblo tienen derecho a exigir a otros hoITtbres .
El nacionalismo mexicano, si así ha de ser llamado, no es oíra cosa que expresión de esa torna de conciencia que está reali– zando México para captar su propia realidad y, con ella, sus posibilidades para ponerlas en la balanza de las responsabilidades socia– les que ninguna nación puede eludir en la actualidad. En esta ocasión se trata de asu– mir una responsabilidad pero dentro de un plano de igualdad y dignidad. Igualdad que no puede tener como base un supuesto poder material, económico o militar, sino la conciencia y el reconocimiento de nuestra humanidad, y nuestra personalidad y, con ella, de nuestra capacidad creadora. Este nacionalismo no podrá hacer oíra cosa que dotarnos de mayor seguridad en nuestros ac– tos; seguridad cuya faHa nos ha hecho sen– tir, hasta hace muy poco tiempo, inferiores a otros pueblos".ll
En el México contemporáneo la preocu– pación nacionalista de los que hicieron la Revolución, ha ido tornando conciencia. "En diver-sos campos de nuestra acción Se ha he– cho patente la nueva preocupación naciona– lista derivada de nuestra Revolución. Una nueva preocupación que no está reñida con nuestro viejo afán universalista. Un nacio–
nalismo que tiene como centro la conciencia
de nuestra realidad. De una realidad con la que hay que contar si se quiere una na– ción permanente y fuerte. Y esta realidad se ha expresado en la marcha de la Revolu– ción Mexicana, pese a mucho de los natura– les errores de sus hoITtbres" .12
Revolución Mexicana que apoyándose siempre en esa realidad que tenía por delan– te ha ido superando los numerosos escollos que se le han puesto. que ha logrado ya en parte ese soñado equilibrio de que hablaban desde sus comienzos, que ha fusionado a to– dos los mexicanos, borrando diferencias ra– ciales, ya que hoy las únicas que se perciben son las que se derivan de la distinta situa– ción económica de sus mieITtbros. Revolu– ción Mexicana que intenta seguir canalizan– do los mejores esfuerzos del pais para llegar a hacer plenamente, una nación moderna.
11 Idem, Págs. 34-35.
12 u¿Se ha formado una conciencia revolucionaria?", diario
Noved.des, 19 de Noviembre de 1957.
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