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« Previous Page Table of Contents Next Page »Esta política no era nueva en el mundo, ya la practic6 Inglaterra contra España en el si– glo XIX. La Uni6n de Repúblicas Socialis– tas Soviéticas, por su parte, también trat6 da aparecer corno la abanderada de los pueblos nacionalistas, no sólo para el logro de su in– dependencia política sino también para al– canzar la econ6mica. Los acontecimientos internacionales posteriores han enseñado a estos pueblos que tienen que lograr las me· tas nacionalistas por su propio esfuerzo, o en última instancia apoyándose en oiros pue– blos de situaci6n similar. "Saben que esta es una bandera que ellos y s610 ellos pueden alcanzar y defender, porque toda oira ayuda exiraña estaria, necesariamente supeditada a los intereses que la ponen en juego".5
2. El Nacionalismo Latinoamericano
Cuando la burguesia latinoamericana inicia el proceso de indusirializaci6n y desa– rrollo de sus paises Se encuenira con una gran limitaci6n: la falta de mercados. Pue– blos empobrecidos y miserables dificilmente podrian absorber la indusiria nacional que deseaban crear las potenciales burguesias. Ningún pais en Asia, Africa o la misma Lati– noamérica podia hacer por ella lo que antes hicieron estos pueblos por el' desarrollo del mundo occidental. Cerrados los mercados internacionales, que se disputaban las gran· des potencias, la única posibilidad para lle– gar a la anhelada industrializaci6n era for– ialecer el mercado nacional. Para esio era necesario cambiar el siatus social, ya no era posible seguir manteniendo la prosperidad basada en la explotaci6n del propio pueblo, corno habian hecho las seudoburguesias. Era necesario transformar a Latinoamérica: elevando el nivel de vida de sus gentes, creando hábitos, necesidad de esos produc– ios y dando las posibilidades para obtener– los. En adelante las reformas que se propi– ciaran debian realizarse para beneficio de la mayoría. y los sacrificios que exigia el pro– greso deblan Íambién repartirse, de suerte que no fuera una sola parie del pueblo la que los pagara. Equilibrio armonioso de sa– crificios y beneficios evitaria caer en los mis– mos esquemas que no pudo superar el libe– ralismo a fines del siglo pasado. Reformas sociales que beneficiaran a las mayorias pe– ro sin por eSÍo frenar la actividad privada que seria el mOÍor de la Íransformación na– cional.
"EsÍe nacionalismo que en lo interno aspiraba a aglutinar a todos los grupos socia– les, a unificar los esfuerzos de sus cliversas clases en funci6n de una meta que se consi– deraba beneficiaria a la totalidad, se presen– t6, en lo internacional, corno una ideologia defensiva. Un nacionalismo bien disÍinto del
1) U¿Está condenado el nacionalismo?", diario Novedades,
México, 14 d. Noviembre de 1956.
occidental. Un nacionalismo celoso de cual'
quier intervención extraña a sus intereses, ;' celoso, a su vez de no enÍromeÍerse en asun;.! Íos que son de la cuerda propia de oíros pai. ses. Principios, Íodavia enarbolados de una manera u oira en nuesÍros paises, corno al de autodeterminaci6n y no inÍervenci6n, Se fu""
ron presenÍando corno centrales en eSÍe na– cionalismo. Después de todo eran banderaS' que Íambién sosÍenian las naciones occiden_ Íales corno exigencia frenÍe a oiros pueblos– aunque sin vigencia cuando eSÍos ~
pueblos las reclaman frente a ellas. . . Na, cionalismo defensivo el de nuesÍros pueblos' que se opone y resisÍe Íoda interferencia ax; Íraña a sus inÍereses. Nacionalismo qua co–
rno el occidenÍal, reclama el más amplio res– peÍo para si mismo, pero que a diferencia del mismo, eSÍá dispuesÍo a oÍorgársalo a
oiras naciones" ,6 . .
El nacionalismo latinoamericano acuñó el ténnino "anti-imperialismo" corno símbo– lo de la resisÍencia que sostenia contra la in.
Íromisión extranjera que impide o retrasa la transformación de sus pueblos en naciones similares a sus modelos.
El nacionalismo laÍinoamericano, corno expresión de los grupos medios que surgen en el continente, se enfrenta asi a una doble presión: la inÍerna de los viejos inÍereses co– loniales y de las nuevas oligarquias y la pte. sión eXÍerna del imperialismo occidenÍal. EsÍa resisÍencia no es da ninguna manera conÍra la Cultura Occidental, eSÍa nacionalis– mo no la pone en peligro, como se ha soste– nido muchas veces. La adopción da los bie– nes de la culfura occidental, qua sa propa– gan, lejos de limiÍarla, la amplia, la univer– saliza. "Lo que sucede es que eSÍa amplia. ci6n reduce no las posibilidades de fales bie– nes, sino las de los individuos o grupos que hacían de esos bianes y sus frufos algo pat– ticular. Al Íerminar la particularización, Íermina Íambién la posibilidad de que el prQ" greso, que tiene como mefa esa culfUra, sea sólo en beneficio de esas conÍadas naciones, grupos sociales o individuos. El progtéso, al
ampliar sus posibilidades limiÍa las de quie– nes lo consideraban como de Su exclusivi– dad".7 .
3. El Nacionalismo Mexicano
Va hemos visfo que el ideal del siglo pe"
sado de hacer en América Latina naciones' modernas no llegó a realizarse. En MéxicO se frusiró' duranfe el Porfirismo, que creó una oligarquia interesada en manÍener sus privi– legios aun a cosfa de entregar la riqueza del pais a la burguesia occidental. Al producit'– se la Revoluci6n en 1910 la nueva· clase que
sube al gobierno va a ser consciente de la
6 Tomado de las conferencias dadas en el cursó de uAmérlea
Latina en el siglo XX", en el Colegio de México, México,
Febrero·Junio de 1964. 7 Idem.
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