Page 56 - RC_1965_02_N53

This is a SEO version of RC_1965_02_N53. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

un tal Heiss la mina al padre Sosa No se alarme, pues yo haré todo lo que pueda en su favor en este asunto con todo empeño Usted debiera escribir a Davis a Bastan, vía Omoa, preguntándole si el mineral que llevaron Fabens y Heiss es de la mina de Besta–

niere ll

"Las tropas están aquí enteromente desnudas Si usted tuviera algún dril que me pudiese vender a 12 y Y2 centavos la yarda, le tomaría diez fardos No olvide usted mi súplica en favor de mi hijo adoptivo Mr George Brower, para que le nombren Cónsul de San Salvador en Liverpool"

Mariano Solazar se embarcó para El Salvador. Por ese tiempo hacía incursiones en el Pacífico a través de la costa nicaragüense, la nave Filibustera "Grana– da", que capitaneaba el lavo de mar Carl I Fayssoux Que audazmente las extendió hasta el Golfo de México Quiso la mala suerte que el 27 de Julio de 1856, apri-

sionara un bote con varíos pasajeros Sorpresívamente

uno de ellos era Mariano Solazar Al registrar su nombre dio el de Francisco, pero Brissot que bien la conocía le sopló al oída a Fayssoux, sobre la clase de persono je que habia caído en la redada Lo llevaron a San Juan del Sur y de allí lo trasladaron a Granada.

Los leoneses toman a Livingston en rehén

Sabedores en León de la captura de Solazar en– carcelaron al Dr Joseph W Livingston de nacionalidad americana que vivía en León desde hacía algún tiem– po Mandaron a decirle a Walker que respondería este americano de cualquier adversidad que pudieran causarle a Solazar Sabedor el Ministro Americano, el Filibustero Wheeler formuló la siguiente protesta ele– vada al conocimiento del Gral Ramón Belloso que era el Comandante en Jefe de las fuerzas aliadas en León Le decía que si se tocaba un cabello de la cabeza del Dr Livington, o si se le quitaba la vida a él o a cual– quier ciudadano americano, el Gobierno Salvadoreño y el de Guatemala sentirían la fuerza de una potencia que si bien respetaba los derechos de las demás nacio– nes, podía defender su honor y las vidas y propiedades de sus ciudadanos

Salazar llega prisionero a Granada

Mariano Solazar llegó a la ciudad de Granada, al amanecer del 2 de Agosto de 1856 A las ocho de la mañana de este día, tuvo una entrevista can el Gral Walker que duró pocas minutos. Cuqndo terminó volvió a su encierro que lo fue precisamente la pieza que el Palacio Episcopal del Ilustrísimo Señor Obispo de Granada, Monseñor Marco Antonio García y Suárez destina para sesiones de la Acción Católica En ese tiempo era el Cuartel de la soldadesca filibustera Inmediatamente se le hizo saber que a las cinco de la tarde sería fusilado Pareció preparado para recibir el aviso, siendo desde ese momento auxiliado espiri–

tualmente por el Padre Agustín Vijil y otro Sacerdote Rezó fervorosamente Al acercarse la horo final se

le administró el Santo Sacramento No se le distrajo en sus devociones hasta que el oficial en quien había

recaído el deber de ejecutarlo entró en la prisión para preguntarle si prefería estar de pie o sentado ante los soldados que debían disparar Dijo que estaría sen. todo y la misma silla en que el Gral Corral fue ejecuta_ do el 8 de Noviembre de 1855 le sirvió a Solazar y hasta dicen que en el mismo lugar se ejecutó este otro asesi– nato.

La fusilación

Cuando se concluyó la parada militar de la tarde una fila de soldados se destacó para ejecutor a Moriano Solazar mientras que el grueso de la tropa filibustera que estaba estacionada en Granada, formó tres lados de un cuadro frente a la pared junto a la cual estaba colocada la silla del prisionero El destacamento de doce soldados se colocó a 15 pasos de distancia Habiendo anunciado el prisionero que estaba listo, fue escoltado hasta el lugar del sacrificio por uno guardia de cuatro soldados y el Padre Vijil no cesó de dirigirle piadosas exhortaciones Solazar estaba vesti– do con una chaqueta de paño azul y pantalones ordi. norias de lino oscuro que le daban la apariencia de un marinero. Salió del Cuartel con salo calcetines, lle– vando un crucifijo en sus manos en el que puso fijo sus

ojos y al que dirigió su última plegaria Ya en lo silla, el Podre Vijil rezó con él una corta oración No per– mitió que un Filibustero le vendara los ojos haciéndolo él mismo con gran valor. El jefe del pelotón dio la se– ñal, los soldados dispararon y el crimen fue consumado.

Consideraciones finales

Esta página trágica arrancada del capítulo dolo– roso de la Guerra Nacional la refrescamos con el afán de deducir lecciones provechosas del mismo sacrificio. Esos sufrimientos del pasado que nos sirván de ejemplo para que los nicaragüenses tratemos de encarar los problemas nacionales con la cordialidad y convivencia que la patria reclama Los hombres de aquella época olvidaron nociones tan elementales La política de– senfrenada, las divisiones regionalistas cegaron tanto °

las más claras inteligencias, atosigaron la voluntad y lo

conciencia que los nicaragüenses se entregaron a una

lucha de odios que los llevó a la destrucción y a lo ruino. Al igual que esos hermonos que se peleon por la herencio de sus mayores, y se enredan lastimosamente en las mallas de enconosos litigios, así nuestros ante– pasados rasgaron de uno y otro lado, la adorable ban– dera nacional agotando preciosas energías Paro renovar fuerzas trajeron en su auxilio elementos ex– tranjeros y todo lo destruyeron En medio de la ruino de las propias miserias ciudadanas surgió el doce de Septiembre de 1856, fecha gloriosa abierta al diálogo generoso yola cordialidad fraterna que enriqueció los raíces del más vigoroso patriotismo.

Vida equivocada la de Mariano Solazar arrastrado por la pasión partidarista, pero ennoblecida por la más

honroso rectificación Para dejarnos constancia de lo que puede el legítimo amar a la patria, se ofreció él mismo en holocausto subiendo con valor las gradas del patíbulo, cuando solo tenía 33 años de edad

\ -46-

Page 56 - RC_1965_02_N53

This is a SEO version of RC_1965_02_N53. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »