Page 12 - RC_1965_05_N56

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perdurar para siempré. Se r€lquiere mucha ingenuidad para pensar que uha empresa o una actividad predominarán eh el mercado centroamericano, sólo porque el gobierno dé su país fue madrugador y con artificios o ma– la fé las impuso en el resto del área. Aque– llos intereses que sean afecfados por tal adi– ficialidad, no fardarán en re~ccionar para neuiralizar tal acción, y al final, nadie se aprovechará de esfa situación, pero se ha– brá ocasionado un serio golpe al progreso integracionista. Pueden exis±ir problemas fronterizos, por ejemplo, corno en el caso de Honduras y Nicaragua, obstáculos de los más serios que pueden existir, y que en nuestro caso se dejaban sen±i.r con bastante intensi– dad. Nicaragua tuvo el gesto más grande en favor de la integración, con lo cual de– mosiró su buena fé, porque de lo confrario, no hubiéramos avanzado mucho y estarían subsistiendo alianzas invisibles. Además, en 1960, cuando Nicaragua asumió la responsa– bilidad de la integración económica, estaba en su efapa más crítica de la última década. Entrar a la iniegración bajo estas circunstan–

cias nos colocaba en una situación de des– ventaja que sólo se superaría con grandes esfuerzos y enormes sacrificios No obs±an– te que el problema era complejo, desemba– razamos a nuesfra economía de todo lo que podía obstaculizar el progreso de la integra– ción, Y' jamás nos refugiarnos en nuesira si– tuación de crisis para eludir nuestras respon– sabilidades centroamericanas.

res. No puede estar latente la desconfian– za, pC)rqu~ en vez de coqperar, podrían sur– gir in!erferencias que se tornen en ~lemen­

fas negativos y perj~diciales. La integración económica necesita conocimiento, convenci– mienfo y sacrificio de los centroamericanos. Es posible que en el caso concreto de Nicara– gua no ha.ya existido la divulgación suficie~­

fe a los nIveles adecuados, y por ello conSI– dero muy imporfanfe el desarrollo de este Primer Seminario, el cual, ojalá pueda apro– vecharse por los concurrenfes en la mejor forma posible y constituya a la vez el inicio en el país de un sistema de reuniones perió– dicas de diferenfes sectores, para que efecti– vamente favorezcan el proceso en marcha.

Creo que nos hemos dejado llevar de– masiado por la euforia y el optimismo con que la opinión mundial ha juzgado el pro– ceso de nuestra integración, a base solamen– :te de los instrumentos jurídicos que hemos ratificado con lanta premura. Yo no creo que 'exista, corno pretenden muchos, madu– rez en el espíritu infegracionista, y al 1"eco– nacer la ausencia de esfa inadurez, no esfoy queriendo decir que la integración deba re– tardarse, sino r·eclamando la acción inme– diata para fomentar en nuestros pueblos ese espírHu, :tal como lo hemos plasmado en nues±ros tratados. En este mismo orden de ideas, la franqueza, comprensión y buena fé de los gobiernos y en par.ticular de sus prin– cipales funcionarios encargados de Él s t o s asuntos, son muy indispensables. La inte–

gración económica no puede realiza;rse en Igualmenfe imporfanfe es contar con la beneficio de un sólo país o para máyór be- franqueza y buena fé de los países amigos neficio de otro, y ésto deb«¡l practicarse y no que desean ayudarnos en esía jornada, por– tan sólo repetirse en reuniones y discursos. que si por querer medirnos con la misma me– El funcionaluienfo del espírHu integf'acionis- dida de los países induslrializados, piensan ta necesita de un código de conduc:ta entre que nuestros pueblos no están haciendo ±o– las autoridades cenfroamericanas, que no

dos los esfuerzos posibles, que lo digan de puedE¡ ser impuesto po, ningún ap~rató co- u~a vez y no usen procedimientos dilatorios activó, sino que fiene que depenqer. de la o impongan condiciones onerosas. Que ac1a– buena voluntad y de la sinceri<:lad de los go- rén que tenernos que funcionar como países

biern~s mielubros. d~sarrollados, pase lo que pase, y que la in-El oportunismo comercial fue el fruto de tegración nO ameriia o jusiifica una ayuda la arcaica teoría mercantilista del siglo XVII, especial. Sinceramente pienso que nuestros que concibió un mundo estático, un mercado gobiernos están haciendo iodos los esfuerzos estacionario y un horizonte limitado. Por permitidos por las circunsiancias de cada tantó, los países se apresural'on a tomar po- uno y que pretender una transformación vio– siciones dentro de un mercado, en el en±en- lenta, en lugar de gradual, sólo perjuicios dido de que los que llegaran tarde no encon- puede ocasionar. Lo importante es que ya trarían sitio en el comercio ~undial y que no existe el criterio de que todo debe de ve– sólo podrían entrar en él desplazando a los nir de la ayuda exterior, y que los recursos afros. Esfa concepción hizo que los gobier- que se obtienen del extranjero, en la forma. nos recurrieran a toda clase de artificios pa- que sea, se usan con honestidad y en pro– ra fomar la primera posición en el :tráfico in- yedos bien definidos.

ternaciona1. La historia demostró cuan erra- Tampoco debe olvidarse que existe un da fue esta actitud, pues en un mundo cam- sistema interamericano, en donde no sólo se bian±e fUe la efici.encia y no la arfificialidad plantean problemas económicos y nuestros lo que prevaleció en el dominio del mercado pf\Íses también ¡;¡.sumen responsabilidades. mundial. En igual fornca, el mercado inte-

grado ceniroamericano es un mercado diná- Todo lo anterior deben comprenderlo mico en expansión, que sólo quien entre a él muy bien quienes manifiestan en forma os– sobre bases reales y no por anificio podrá tensible su interés por ayudar a los cenfro-

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