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« Previous Page Table of Contents Next Page »Hopsburgos de Viena, estaban unidos no sólo por la sangre, -lo que hubiera sido suficiente- sino tam– bién por intereses comunes
El Rey de España necesitaba la alianza con el Emperador para osi poder mantener la comunicación con sus dominios el Franco-Condado y los Países Ba–
JOS Mientras el Emperador, sin el Rey de España, perdería toda importancia en Italia
Las dos ramas de la Casa de Austria trabajaban
01 unísono por un común, doble prapósito la completa restauración del Catolicismo en Europa, y el estableci– miento de un gobíerno central y absolutista en sus do–
minios
Podría aparecer lógica que un Rey Catóiica cama Luis XIII Y un Primer Ministro Católico, aun más, un Príncipe de la Iglesia, como el Cardenal de Richelieu, hicieran causo común con los propósitos de lo Cosa de Austria Pero eso sólo hubiera sido posible o costo de dejar a Francia 01 servicio de lo Cosa de Aust. ia, una ídea inconcebible para un francés Y, el Carde– nal de Richelieu ero por sobre todos los cosos, un Francés
Asi es como en lo escena internacional Richelieu aparece como declarado enemigo de lo Coso de Aus– tria No fue uno toreo fácil, antes por el contrario, una muy peligroso
Poco o poco, Richeliu trozó sus planes con maes– tría Primero, ayudando a los rebeldes alemanes que eran Católicas y después, o todos las rebeldes alema– nes fuesen Católicos a no Enseguida, dando su apo– yo a la oligarquía Calvinista, enemiga de la dominación española en los Países Bajos, y por último, declurando guerra abierta a ambos rivales Y qué formidables rivales!
Después de siete años de surcar precariamente los campos de batalla, Richelieu murió Pero sus propósitos habían sido alcanzados Habí~ necesitado de dieciocho años para alcanzar su empeño, a pesar de muchos y variados inconvenientes
Tuvo que vérselas, primero, con lo Reina Madre, eso grandota, pesado y engorroso mujer, que le hizo, sin embarga, un involuntario favor a Frar1cio al dar o Richelieu lo oportunidad de alcanzar el poder del que él se aprovechó muy bien Después tuvo que vérselos con el Rey mismo Luis XIII fue un hombre deficien– temente educado y enfermizo En un sólo año, el Doctor Bouvard le sometió a cuarenta y siete sangrías a doscientos doce purgantes y a doscíentas quince 10–
votivas! Sentía un profundo disgusto por aprender Jomás abrió un libro Por otra parte, le encantaba la equitación y la cazo (1) y era muy eficiente en artes manuales, como la carpintería, la albañileria, la he–
rrería
Luis XIII, además, era indiferente para con las mujeres, aun para con su esposa, a tal punto que a
1I10s diez y nueve años, su mentor y guía, de Luynes¡ lo tuvo que empujar, en camisón de dormir, recalci– trante y protestando, en el aposento de su joven espo-
"--
(1) En un panfleto t\tUllldo: LA FRANCE CONVALESCENTE AU
nOl, el señor de Funell.n lC!Pl(lelll1ba al Rey su inmodeul(la (lelllcaei6n n la Clleerln que le mantenfa alejado da los negocios lIúbliel)s: "Qu'an uc dise
~Qe vous ehasse~ llar officc ct que vous lIe legne.: que ¡:I.(l\ dlvertisscment"
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so, insistiendo en su deber hacia la sucesión dinástica: un deber para el cual era perfectamente competente, pero que no tenia la menor inclinación de cumplir", (2) Pero o pesar de sus aparentes deficiencias en el plano social de su conducta, Luis XIII era consciente de su dignidad real y muy celoso de su autoridad No fue parQ sus contemporáneos un hombre afemina– do, débil, y fácil de manejar Antes por el contrario, les impresionó como caballero y como Rey
Sería un error creer que Luis XIII estuviera bajo el puño de Richelieu, o que actuara como sí fuera su títere Nada de eso Era más bien Richelieu quien dependia del Rey El mérito de ambos hambres en tan difícil situación yace en la respectiva apreciación de las deficiencias propias Ambos se necesitaban mútuamente, y ambos trabajaban en conjunto: Richelieu tuvo, además, que vérselas con Ana de Austria, lo esposa del Rey, hermana del contemporá– neo Rey de [spaña, Felipe IV Ella era una joven, linda mujer, que gozaba de la floreciente frescura de una buena salud, con dos grandes y hermosas ojos azules y una abundante cabellera rubia que ella misma se peinaba hábilmente can sus prapias monos de la blancura de lilÍos, que le daban mucho gracia a su, por otra parte, sencillo e indiferente personalidad Mas, siendo como era, hermana del Rey de España, su pre– sencia debía de reconocerse, dada su posición de Reina Consorte
Todos estos pelSonajes, y muchos otros igual– mente difíciles y perturbadores, así como los muchos, variados problemas que las distintas sitLiaciones políti– cas creaban, fueron manejados por Richelieu con ex– tremada habilidad, a pesar de que él mismo estaba ;>Iagado de malestares fisicos
"Le dalia la cabeza continuamente, --<llgunas veces de manera tan severa, que lo incapacitaba del todo Toda su vida sufrió de diviesos y otras enfer– medades que acabaron Con él Aparte de la neural– gia que lo torturaba, debe haber heredado cierta debilidad nel viosa que, en un hermano tomó la forma de idiotez y en una hermana la de la locura En él, junto a una ínteligencia vígorosa esa debilidad tomaba la forma de cierto inestabilidad mecánica que puede haber sido epiléptica" (l )
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...
Nacimiento de Luis XIV
Por uno de esos misteriosos giros del destino, para unos, o por uno de esos miste) iosos designios de la Divino Providencia, para otros, la muerte de Luis XIII siguió, unos meses después a lo del Cardenal de Riche– lieu Ninguno de los dos llegó a oir los noticias de la victoria de Rocroi, en lo que el invencible ejército es– pañol fue destrozado y la amenaza española a la segu– ridad de Francia fue borrada para siempre Pareciera que ninguno de ellos tuvier a deseo de vivir sin el otro,
O que, una vez que hubieron cumplido su misión en este mundo, ya no había necesidad de ellos
Ese hombre extraño que fuera Luis XIII, el que
(2) Ht!uhc Delloc Ol' c1t P 115
(l) Ililaire Belloc Op c1t p 89
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