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solo al color físico, sino al color interno¡ a la intencion.

y lo mismo cabe decir de su poesía Tenemos, por ejemplo, "La Rosa Niña". El poeta la explica de la si· guiente manera: "Quise representar en esta poesía, el divino querer del poder inocente y la fuerza íntima de creacion que hay en la volicion incontaminacla. Esa es la que hace mover las montañas, según la palabra de Jesús, y la que en el alba de las religiones realiza los prodigios y las metornorfosis. Homero y Ovidio están contenidos en Ezequiel y en Juan, el de Patmos, Y mi niña que se torna rosa por el mi/agro de pureza Formi– dable, es ten factible -dejadme pasar la palabra-, como el cuervo milenario de Laconte de lisie, las rosas de la reina de Hungría o el vino de Canaán" (14B) Si el lector no queda convencido, que reflesque sus ojos -y su memoria-, en "LOS COLORES DEL ESTAN– DARTE": "En verdad, vivo de poesía. "Mi i1usion tuvo una magnificencia salomonica". Amo la hermosura¡ el poder, la gracia, el dinero, el lujo, los besos y la músi– ca. No soy más que un hombre de Clrte". (149) Adelante En "Historia Prodigiosa de la P, incesa Psiquia", pasan frente a ella "todos los sabios de la li– cencia de Oriente, que como eran tan sabios eran reyes y conocíQn los secretos de la magia. Les persas tenían riquísimas mitras y vestiduras que mostraban bordados¡ los signos del Zodíaco; los de la India ibaT;1 casi des– nudos, con el misterio en los ojos y las cabelleras co– pjpsas y luengas; otros hebreos, tenían sobre los pe· c?os, pintados en telas color de jacintos, palabras sa– gradas y nombres Clrcanos; o/ros, de lejanos paises, te– nlan coronas de oro y barbas trenzadas con hilo do oro, y en las manos sortijas de oro y gemas I,rociosas. Mirolos a todos la princesa y permanecio muda. Más avino que llagaron los últimos, tres reyes vecinos llama– dos BaltosClr, de 11;1 raza de Jafet; Gaspar, de la raza de Cam; Melchor, de la raza de Setn". (149)

En "Gerifaltes de Israel", Darío presenta la figura peyorativa que del judío se ha formado la imaginacion popular¡ pOI difelentes causas¡ a través del espacio y

del tiempo Describe así a los pasajeros del cuen10: "Eran cuatro cabezos llenos de salud fuerte, de un ro– sado subido; aspecto de aves de rapiña, con los narices curvas y los ojos de persecucion. Esos comerciantes¡ esos explorado/as de presa, se veían que estaban po– seídos por su demonio, encestral, y que antes que en la sinagoga, tenian su culto en la banca, en las casas áureas de Frcmcfort, de Viel1a, de Berlín, de París, de Londres. Eran cuatro gerifaltes enviados por los gran– des aguiluchos y gavilanes de Europa a buscar caza en América" Sin embargo, después de narrar uno de los chistes o anécdotas humorísticas que ridiculizan la ava·

ricia de algunos judíos, el poeta justifica la actitud de los cuatro israelitas del cuento y lo que ellos represen– tan: "-A la verdad, estas gentes fueron obligadas por la necesidad a hacer que se cumpliesen las profecías y que Israel fuese dueño del mundo, con todo y ser abominado y perseguido. Se les miro peor que a los leprosos, se les abomino, se les echo de todCls partes¡ se les condeno al ghetto, a la esclavitud, y aun a la

hoguera. Se les prohibiD la tierra. Ellos encontraron entonces su campo en el dinero; fueron avaros y há· biles, y Shylock afilo su indestructible cuchillo. Y a medido que la civilizacion ha ido avanzando, el po– derio de esa raza maldecida, pero activa y temible, se ha ido aumentando, a medida que hCJ ido en cre– cimiento ICJ rebusca del oro, la omnipotencia del capi– tal, y la creacion de una aristocracia cosmopolita, de universal influencia, cuyos pergaminos son cheques, y cuya supremacía ha invadido todas las alturas, hala– gando todos los apetitos He aquí ICJ obra de los halo cones de Mammon, de los gerifaltes de Israel". lISO) Al comienzo de este cuento, Rubén menciona a Edouald Drumont, de quien, Mejía Sánchez¡ en la nota 2, que aparece al pie del mismo, en la página 3 J 9, nos propol ciona interesantes 1 eferencias Recordemos, ademós¡ SOBRE ISRAEL, ampliamente citado en el pre– sente trabajo, para comprender que Darío, si muestra lo oscuro, porque nada escapa a su mirada aquilina, es con el ploposito de que resaltíl, por contraste¡ la pOlte luminosa.

y como aquí viene de perillas, tlascribo íntegro, pOlque a su interés auna su brevedad, doble mérito, el mensaje "Al señor X X, antisemita", "He leído¡ se– ñor, su atenta carta, y asimismo el artículo de infor. madon que ha publicado La Prensa de hoy¡ que us– ted me ha remitido ¿A qué negar el usted que esta· mos en completo desacuerdo? Como usted, admiro el talento poderoso de Drumont, pero tengo en mi alma grandes simpatías por esa comba/ida raza, tan desgra– ciada y tan poética. El baron Hirsch ha hecho una obra de bien; ha copiado sencillamente a lfIoisés Se ha encarado con el faraon Miseria, ha movido su vara mágica de oro y ha conducido a esta tierra, una tie– rra prometida, a sus pobres israelitas perseguidos. Ellos vienen a cultivar el campo y a hacer dinero, ese precioso material de que está formada un ala del án– gel Felicidad. En cuanto a la base principal de su carta, le contestaré con palabras de mi ilustre amigo Charles Marice: "Es la persecucion lo que diferencia al judío, aislándole; pero desde que lo persecucion cesa, él se funde lentamente en el resto de la h"M' ' '"idnd. El judío francés es Francés; el judlo ruso es Judío. La antropología nos enseña que toda raza trasplantada a otro clima, pierde poco a poco su tipo originCJI y so adapta 11 su nuevo medio" Deseche, pues, sus te– mores y deseemos poro esta fecunda y bella tierra argentina, elementos que la engrandezcan cada día más, como ellos sean dirigidos por l'a honradez y el trabajo". 1152) En esta noble y generosa carta estón en germen las vibrantes estrofas del Canto a la Ar– gentina, que aluden a los israelitas: "¡Cantad, judíos de la pampa!"

"La Muerte de Salomé"¡ "El Arbol del Rey David",

"El Salomon Negro" y "Voz de Lejos" son narraciones imaginativas¡ en las cuales, como en un encadena– miento de palabras luminosas que fuesen estrellas ver·

bales engarzadas, Rubén remoza antiguas leyendas y

nos hace compartir¡ con la magia de su estilo y su

148) Rubén Dario. roesías y Prosas Raras compiladas y anotadas por Jú–

lio Snavcdlli Melina. Santiago. Pren5us de Ja Universidad de Chile,

1988. Pág 99

1(9) O O (A A ). Pág lV - 874

16

150) 151)

162)

o e (A A ), FAg IV - 28

Rubén DarSo, C·ucmtos Completo:! (Edición y notas de ErneSto Mejia

Sánchez. Estudio preliminar de Rnimundo Lida), Fondo de Cultura

Ecónómic.:l, México •. 1950. Págl!l 319 Y 320. O O (A A ). Fáil: IV c. 629

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