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los meridionales a ponerse a considerar el lado triste de las cosas, es que son menos aptos para la obra verdadera de la revolucion que los robustos hijos del

Norte, cuya fantasta no huye de la tumba ni de las co– sas que la rodean.

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LA ADMINI5TRACION DE WALKER

La política del gobierno de Walker en lo que atañe a la introduccion de la raza blanca en Nicaragua fué por supuesto la misma que siguio el. de. Rivas; p~ro éste era por su naturaleza misma transitorio Aspiraba. a aumentar el nuevo elemento omericano sin saber qué sitio ocupa lÍa en la sociedad vieja Rivas y su gabinllte comprendían que era menester reorganizar la sociedad nicaragüense; pero no sabían como hacerlo ni tampoco hubieron tomado los medidas necesarias para ello, aun· que se las hubiesen indicado. POI consiguiente, cu~n­

do fué preciso reolganizar no solamente el Estado, SinO también la familia y el trabajo, el cambio de Rivas por otro ¡efe del poder ejecutivo era algo que se imponía No solo se necesitaba modificar la segunda forma del cristal, sino cambiar radicalmente la primera, y para es· to era preciso poner en juego una nueva fuerza Pue– de ser que se intentara llevar a cabo la reorganizacion de Nicaragua demasiado pronto; pero los que hayon leído las páginas anterioreS podrán juzgar si los amel i– conos fueron o no arrastrados por los acontecimientos Tarde o temprano habría ocurrido inevitablemente' el conflicto entle la antigua y la nueve) forma de sociedad. la diferencia de idioma entre los individuos de la sociedad vieja y el grupo de los de raza blanca que debía dominar necesariamente en fa nueva, a la vez de ser motivo de que se mantuviesen los elementos sepa· rados, proporcionaba también el medio de reglamentar las relaciones entre las diversas razas reunidas en el mismo suelo Para que la publicacion de las leyes de la República resultara completa, se decreto que se ,hi– ciese en inglés y en español la razon de esto estaba al alcance de todos; pero el obíeto de otra cláusula in– serta en el mismo decreto, solo lo notaron observado– res cuidadosos Esta cláusula disponía "que todos Jos documentos relacionados con los negocios públicos ten– drán el mismo valor escritos en inglés o en español" Con esta cláusula los procedimientos de todos los tri– bunales y la redaccion de todos los documentos oficia· les podían hacerse en inglés No era preciso decretar que todos debían redactarse en inglés; para el objeto bastaba el simple hecho de poderlo hacer Los abo· godos comprenderán de!l.de luego la ventaío que esto daba a los que hablaban el inglés y el español sobre los que solamente poseían este último idioma

,El decreto relatillo al empleo de las dos lenguas

ten~la a hacer caer la propiedad de las tierras baldías nOCIonales en manos de los individuos de habla inglesa;

a.~emás, se emitio otro en que se disponía la confisca·

clan de las propiedades de todos los enemigos del Es– ta?? en favor del mismo, y se nombro una junta de co–

mlsl~nados "pala dirigir, arbitrar y vender todas las

~ro~ledades. que se declaren confiscadas y secuestra· I as. Se ~Ieron a la junta I~s facultades ordinarias de Os luece,s mstructores para olr testigos y hacer obede. cer sus ordenes Toda propiedad cuya confiscacion se acordase, debía ser vendida poco después de pronun.

ciada la sentencia, y en pago de ella debían recibirse vales militares, para dar así a los que servían en el ejército de la República la oportunidad de asegurarse su paga con las haciendas de los que les hacían la gue– rra

En Nicaragua los títulos de propiedad eran muy vagos y obedecían al mismo sistema de otros países hispanoamericanos Los linderos de las concesiones eran indeterminados y no había por supuesto ley de registro de la propiedac! De suerte que para fijar el número de las concesiones pendientes hechas por la República se publico un decreto disponiendo que todas las escri– turas sobre tierras se registrasen dentro de seis meses,

y fué decretado además que después de cierta fecha no sería válido ningún traspaso de d()minio o hipoteca a favor de terceros, si no eran debidamente registrados en el distrito en que estuviese ubicada la propiedad. Es· to era una substitucion del sistema inglés y americano por las reglas del derecho romano y continental. No cabe dudar que el registro de las escrituras de propie– dad es una ventaja para el público, y en virtud de es· te decreto los dueños de D\Jenos ~Í1ulos iban o poseer sus tierras en Nicaragua con mayor seguridad que nun· ca Pero el sistema era fatal para los títulos malos o inciertos Resultaba también ventaioso para los que tie– nen el hábito de hacer uso del registro de la propiedad. La tendencia general de estos decretos era la mis· ma Se emitieron con la intencion de poner una gran parte de las tierras del país en manos de la raza blan· ca La fuerza militar del Estado podía asegurar por un tiempo a los americanos el gobierno de la República; pero a fin de que lo poseyesen de manera estable, ne– cesitaban ser dueños de las tierras Los naturales del país que las habían poseído durante más de una ge– neracion confesaban que los campos cultivados éran menos todos los años, desde lo Independencia, por fal– ta de un sistema de trabajo adecuado Por lo tanto y de acuerdo con lo reconocido por todos, la reorganiza– cion del trabajo era necesaria para el desarrollo de los recursos del país

A fin de reglamentar la mano de obra ya existente en él, se emitiQ un decreto dedcmmdo legales las con– tratos de servidumbre personal por tíempo fijo Fué también publi<;ado un decreto riguroso contro los vagos, y ésta era una medida así de precaucion militar como de economía política Cuando Martínez comenzo a re– clutar en Motagalpa, los hombres diseminados en las fincas de Chantales y Los llanos fueron a parar a Gra– nada huyendo del pe1otorl reclutador; pero 'estos indi– viduos habían estado casi todos al servicio de qmos le– gitimistas/ y encontrándose juntos en la ciudad ,erq. peli– groso que los, empleasen en algo malo Pocos tenían medios de vida conocidos y por consiguiente la mayor parte caían bajo las disposiciones relativas a los vc;¡gos. Como tenían escasa inclinadon al trabajo, desaparecie– ron poco después de publicado el decreto y así se' so-

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