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poiablas "Síganlos con un clarín y un tambol l " Pe–

lO Chamorro en su lecho de enfermo, no podía, como otras veces, hacer cumplir SllS órdenes por sí mismo Mr Peler F Stout Esq de! serVICIO consular americano, en Sll libro Nicaragua Past, present and

future, descl ibe así o don Fruto Chamarra a qUIen conocIó personalmente "Es como de CinCO pIes y seis pulgadas de alto, corpulento con cierto OIre de un hombre destmado a hacer algo bueno en este mundo

(welJ lo do In the worldJ, consciente de su POSICión y hobilidad Su cara era ovalada, los oJos grandes, las faCCiones regulares y además muy atractivo Su as– pecto era el de un hombre de buenas costumbres, y al hablar con él se animaban sus OJOS con expreSIón de JOVialidad, y pOlo qUIen lo veía por primera vez, pare– cía todo menos lo que sus enemigos y Ilvales hubiesen querrdo que pensásemos de él Podía contar con la adheSión de sus ofICiales y depositaba absoluta con– fiam.a en SIIS soldados Poseía el secreto de dommar

a las masas con la oportunIdad de los golpes rápidos que desconCIertan toda maliCia, y se abandonaba a cierta confianza personal que a un mismo tiempo sor– pi endía v cautivaba" ,"y cuando sus conCiudada– nos le llamaron al lugar de confianza y de honOl, ocupolo con habilidad, batalló por ellos y por defender sus prmClplOS y mUrió en medio del llanto Qel pueblo que le amaba" "Yo sé que el futuro será gene-roso con él " (20)

Desde hacía algún tiempo la salud de Chamarra venía Siendo mmada por una tenaz dolenCia, hasta que al fin, el 12 de marzo de 1855, exhaló su postrer aliento, el primer PreSIdente ConstitucIonal de Nicara– gua, General de DiVISión don Fruto Chamarra, deJando a su pueblo consternado y adolOrido, qwen al saber la fatal notiCia "cornó a derramar lágnmas sobre su ca– dóver"

Don Fruto fue el fiel representativo de una época de Granada Al desaparecer el régimen español en este lugar, no se fueron de un taJo las bellas condiCIO– nes morales de los antiguos súbditos castellanos No se deSCiende rápidamente a los abismos del mal, se llega a éste -cuando se lIega- paso a paso Aque– lla delicadeza de conCienCia o castidad de honor, o como se la qUiera llamar, se iba trasmitiendo de pa– dres a hijos con caracteres flrm.es y estables en las familias patricias El caballero Irreprochable de hoy disto de ser en mucho, de aquellos que componían la

SOCiedad en la que actuaba don Fruto Es verdadera–

mente Imposible, refle¡ar en corros renglones aquella SOCiedad que sólo por tradiCión conocemos QUizás

muy pocos comprendei án hoy día, aquel grado de pro– bidad, aqLlella escrupulosIdad que adornaban a don Fruto y a los hombres de su tiempo

"Generalmente se creía --dice Pérez- que don Fruto al ver el II1cendio de la Ciudad y la ruma del país, que había recibido en paz y floreCiente, BUSCARA CON ANSIAS LA MUERTE Y de aquí que se pre– sentara en todos combates el pnmero"

Un hombre de "inteligencJO despejada", como Juzga Gámez a don Fruto, con abundantes bIenes de fortuna, colocado por el voto de sus conCIudadanos en

(20) Stollt. pOI\' 120, 121

el mós alto puesto que pudiera amblclonarse ¿Por qué "buscaba con ansIas la muerte";! Esa es la pre– gunta que sUrJe espontánea Fijándose bIen, las cau– sas que señala Pérez, no es un mpt,vo justlfkado, para que una persono de las cualidades y dones que poseía don Fruto, deseara la muerte con ardor, con anSIas, con locura Aquí en verdad, eXiste otra causa! ¿Qué misterio se encierra en esta Vida?

Es el proPIO don Fruto el que nos va a contestar la pregunta Escrudiñemos sus palabras

"¿Crels acaso que arrostro los peligros por defen– der mi persona? MI persona nada Importa, es de lo que menos me acuerdo en las sítuaclones solemnes No ambiCIono sueldo 111 destinOS, y mI posIción SOCial me proporciona pasarlo bien en todas partes A pen– sal más en mi persona que en mi patna, menos peli– gras habrra COrrido mi Vida, y yo estaría fuera de este SUELO DESGRACIADO Pero no, custodio fiel de las garantías públicas por la voluntad nacJOnal, con un corazón que Jamás dejará de ser todo paro mi patna, estoy firmemente resuelto a poner los medios de que nuestra Joven República salga OIrosa de esta CRISIS, COMO DE TANTAS OTRAS, o a quedar, a más no poder, sepultado entre sus rumas"

Su vatiCiniO se cumplió Poco tiempo después, su tumba quedó rodeado de rUinas y escombros Pero

¿Por qué llama a este lugar "suelo desgraCIado":> No se pLlede ocultar lln fondo de despecho en esos palabras Al referirse a ras CRISIS, don Fruto agrega estcls SignificatIvas palabras "como de tantas otras " Luego eXistían otras CriSIS, y en realidad de verdad, el hecho de encontrarse encerrado su gobierno dentro los mUlos de una CIudad SItIada, ero una CRISIS, más esto no le causaba I1Ingún temor a él EXistían atlas ma– yores que eran las que le obligaban a expresarse de eso manera Los últimos actos de la Compañía Ac– ceSOria, le martlnzaban hondamente Pues bien, en estos hechos, ve fa más grande de todos las TANTAS OTRAS CRISIS la brecha abierto por donde artera– mente entrara al país la InvaSIón extranjera Y io peor de todo esto, es que eso contrata de 1851, lo había firmado él, "con el SOLO objeto de facilitar la construCCIón del CANAL MARITIMO "con el fin de engrandecer a su patna!

Terrible desengaño sufrido en este "suelo des-graCIado" I

"Es señal de buena alma -dice San Gregono– creer que hoy culpa, donde no la hayl"

Veamos como describen los contemporáneos a don Fruto

"Chamarra -dice Pérez- ero un hombre sen– sible que no veía sin lágrimas la menor desgraCia" Si con las pequeñas desgraCias se mostraba emo– CIonado, (cómo se conmovería ante las grandes? "Ese hombre, con todo su temple de acero -di– cen "Sus Amigos" que publicaremos la "Corona fúne– bre" de don Fruto Chamarra--- poseía un corazón en– teramente sensible, las desgraCIas ajenas le conmO– vían sobre manero, la muerte de un amIgo, de una persona querIda, le hacían llorar como un niño, y noso– tros le vImos llorar vanas veces terriblemente agitado por la lucha que padecía su sensibilidad y la neceSidad

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