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« Previous Page Table of Contents Next Page »to por el estilo de esto Dónde estóbais, i oh vosotros los liberales! éuando hizo erupción el volcán Cosigüina,
el allO de 1835?
Buscar en el arbitraje amistoso la resolución de las diferencias internacionales pendientes entre las Repúblicas de Centro América, es un pensamiento patriótico y plausible, muy diferente por cierto de im– ploror de rodillas un protectorado humillante para
nuestro Gobierno interior.
CuO/ta pregunto Dónde estóbais en diciembre de 1901, cuando el Secretario de Estado Mr. Root, en tono salemne dijo a los delegados de Centro América,
reunidos en Conferencia, entre los que se encontraban
los doctores Luis F Corea, José Madriz y Policorpo Bonilla, sin que hubiera ninguna protesta de parte de ellos "Vosotros estáis acostumbrados a escribir vues– tros pactos en papel mojado esta vez no sucede osi"
y qué culpa tenemos las conservadores de que el papel haya resultado más .esistente de lo que esperaban quizó los firmantes, y que esa resistencia hoya durado hasta la hora de ahora"
Con perdón del Señor Ministro Chamorro, le de· cirnos que está equivocado El Señor Ministro Root a quien se refiere, es el primer diplomático de los Es– tados Unidos y su proverbial cortesía lo hace incapaz de una rudeza como lo que quieren suponerle Ya dil emos cómo fue esa expresiól;I que ase se desfigura para mal' exhibirlo Pero aún en el supuesto de que todo un Eliú Raot se hubiese expresado con la grose– ría que se le quiere suponer, en momentos en que ha– cia los hdnores de lo hospitalidad o los diplomáticos
centroamericdnos, eso no prueba ni probor puede en
modo dlguno que "los hombres del liberalismo nicara– güense hubiesen pedido en aquella vez la intervención de los Estados Unidos en los asuntos internos de Ni–
caragua"
I
sino que el gran diplomótico americano
hizo una plancha injustificable, cometió una grosería
atroz que miraron con desprecio los centroamericanos
allí presentes por ser sus huéspedes en aquella hora, o con temor, si lo desea así el Señor Ministro Chamo– rro
Pero Mr. Eliú Root, haciendo los honores de lo
recepción a sus invitados, se expresó por el contrario
en términos los más cariñosos y finos Tenemos a
la vista el discurso de apertura de la Conferencia de Paz en Washington y vamos a entresacar algunos párrafos que comprobarán nuestros asertos y que di– rán por qué el diplomático americano presidió aquella
primera sesión.
"El uso establecido, dijo Mr Root, me impone como Jefe del Departamento de Estado del País en que os habéis reunido, que declare abierta las sesiones de esta Conferencio, y que presido esta sesión inau– gural mientras se efectúa vuestro organización Al principiar mis observociones deseo expresaros cuán altamente estima el Gobierno de los Estados Unidos el honor que nos hocéis al escoger a la Ciudad de Wash. ington como lugar donde habréis de efectuar vuestras
deliberaciones en pro del reglmen de la paz, el orden y la fraternidad entre los pueblos de Centro América
Al pueblo de los Estados Unidos es sumamente grato
que creáis que aquí encontraréis una atmósfera pro–
pia para el desarrollo de .las ideas de paz y de unidad,
de progreso y ayuda mutuo, en vez de la guerra, lo revolución y retraso de los principios de libertad y jus–
ticia
"Las muchas veces que los pueblos de la América Central han fracasado 01 esforzarse por celebrar un Convenio entre ellos mismos que resultara práctico y
perdul able, no puede menos de hacernos comprender que el problema que estáis llamados o resolver es difí– cil Se han hecho frecuentes tentativas, y tal parece que los Acuerdos que se han celebrado, firmado y ra– tificado, se han escrito con agua Sin embargo, no puedo menos de abrigar la creencia de que al fin ya
contemplamos la aurora de una época mós venturoso
para la América Central
"No sería propio que yo propusiera o sugiriese
las medidas que debiérais tomar, pero me tomo la libertad de manifestaros, que el fin principalísimo que debeis obtener es que, si bien habréis de celebrar Con– venios que hoy estoy seguro de que serán concedidos
en armonía con las aspiraciones más pocíficas y el
más recto sentido de justicia, también debéis idear al– gunos métodos prácticos con arreglo a los cuales resul– te posible obtener el cumplimiento de estos Convenios Lo mera declaración de principios generales, el mero acuerdo en cuanto a la politica y línea de conducta
valen muy poco, a menos que se adopten tados prác– ticos y definitivos, mediante los cuales la responsabi– lidad en la cual se incurre al dejarse de cumplir el
Convenio, pueda hacerse reCOér sobre una persona
determinada y que la opinión pública de la América Central se haga influir a fin de impedir semejante
violación
"Yo espero con la mayor sinceridad y así también
lo esperan el Gobierno y pueblo americanos que esta confe. encia dé por resultado medidos terminantes y prácticas que hagan que los pueblos de la América Central avancen al mismo paso que los naciones más progresistas de la civilización moderna, a fin de que cumplan sus grandes destinas en la hermandad que la naturaleza ha dispuesto que se mantengan y hagan desaparecer para siempre de aquella tierra de infinito hermosura y de incalculable riqueza, las luchas patri– cidos que hasta ahora os han mantenido rezagados en el desarrollo de vuestra civilización" El Embajador de México Don Enrique e
Creel, habló en aquella ocasión, y de su elocuente discurso que no fue menos exclusivo y fraternal que el de Mr. Root, vamos a reproducir también algunos párrafos
entresacados
"Venís a Washington, Señores Delegados, desem–
peñando una tarea tan trascendental, tan alta, tan noble, tan grande y de resultados ton duraderos, que
no vacilo en decir que, si hasta ahora vuestros nombres
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