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los indios tam· bién se disminuyeron y los pueblos se exterminaron En efecto la Provincia se ha reducido a un estado misera~
ble: los indios a trescientos de confe-?i6n y comunión y los pueblos a uno que es el que subsiste con el nom– bre de la misma Provincia Hállase situado en un lIano
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que pOI el Notte y el Sur es cortado de cerros y lo ba– ñan dos anoyos que le suministran el agua Dista siete leguas de la mar del Sur, y la boca de un río caudaloso, Jlamado Alvarado, le sirve de puerto Su patrón y fl–
tular es San Bias, tiene iglesia de piedra y teja, con cinco altares, sacristía y moderada decencia: síguense construyendo algunas piezas y oficinas de paja, que lla– man de convento y sirven pOla la habitación del doc· trinero, que se titula Vicario
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o guardián de su compa– ñelo que ejerce el Ministerio de coadjutor, ambos son religiosos franciscanos
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la renta del doctrinero se com– pone del sínodo ordinario y obvenciones; es a saber: mi– sas y fiestas de Corpus, que pasmán de doscientos pe–
SOSt olras festividades particulares
t dos leales de bau– tismos
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tres pesos y dos reales de los matrimonios
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la contribución que llaman ración, el servicio personal y las primicias Hay Alcald~ Mayor con doscientos cin~
cuenta pesos de salario, dos Alcaldes ordinarios, dos Al– guaciles Mayores, cuatro Regidores y dos Fiscales, con es– pondientes a dos parcialidades, compuesta de sesenta familias, que pagan doscientos cincuenta pesos de tri– buto Las casas se reducen a ciento veinte, pajizas y sin orden, las cien pertenecen a indios y las veinte a ladinos; éstos tendrían muchas más sino fuesen tan odia– dos de aquellos Cuando los ladinos
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cuyo total se re– duce a quinientos noventa, acuden al pueblo a cumplir con sus obligaciones de cristianos, experimentan muchos trabaios, porque los indios ni aun quieren darles posa– da POI este motivo se ven precisados a mantenerse en las haciendas qe campo, que [legan al número de ciento tres, repartidas pOI todo el territorio de la Pro– vincia, y escondidas en las montañas. Viven, en fin
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en los campos privados de la instrucción cristiana
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mueren sin viático y a vec.es sin confesión ni consuelo espiritual alguno y son sepultados en aquellos desiertos: ocho días que me mantuve en este pueblo hice mi visita, predi– qué seis sermones, c'onfirmé O seiscientas sesenta y seis personas, a otras confesé, nombré Mayordomo interino de fábrica y maestro de escuela a quien entregué algu– nas cartillas para que enseñase a la juventud Los mo– radores, en fin, quedaron consolados y muy devotos a nuestra señora y a su Santísimo Rosario
Sa[i de este pueblo cón dos desconsuelos: el prime– ro, que en una provincia tan dilatada no hubiese siquie– ra un Juez Eclesiástico, que ejerciese la jurisdicción y contemporáneamente atendiese a los intereses de la cau– sa de Dios Contemplaba: que aquellas gentes bien inclinadas y dóciles necesitaban precisamente de este Ministerio para que con su respeto se mantuviesen sobre el freno de la razón. Por otro parte me hacía cargos de la imposibilidad de encontrar alguno que quisiese sin estipendio suietarse a este destierro En efecto
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quiso
Dios consolarme, porque apenas propuse a don Tomás Gómez Tenorio, clérigo Presbítero, como de cincuenta años, bastante capaz y versado en lo forense, la de1i~
beración de nombrarle Vicario de Nicoya, cuando acep~
tó gustoso: hécele despachar su título Partió con pron– titud a ejercer su ministerio y yo me liberté de este cuidado El segundo se reduce a que hallándose dis. persas los ladinos es conoeldo el riesgo de perdición en que sus almas se verán la distancia que hay de sus haciendas a la parroquia es considerable desde el mes de noviembre que por estas partes llaman invierno
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las lluvias son tan gruest):i y contínuas que ni los caminos pueden traficarse ni vadearse los ríos Los que se en~
cuentran en dicha Provincia Son cincuenta y dos y algu– nos de ellos de tal magnitud
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que con sus crecientes inun– dan hasta dos y tres leguas de campos En efecto, [le– ga el caso de que ni los feligreses
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aun en el mayor aprieta, pueden acudir a su cura; ni éste socorrerles: para remediar tanto daño propuse al Presidente Arauia lo preciso que se hacía levantar una iglesia en el para– ie mós cómodo, que pOI el Alcalde MaYal Y un Vicario se elijiese y que en él se congregasen todos los ladinos a formar sus casas y ser administrados por el cura que se les nombrase Mi proyecto mereció su aprobación y la respuesta que me dió fué un despacho con fecha 10 de diciembre dél año próximo pasado; la ejecución sin embargo ha quedado en su~penso a causa de que como la planta es nueva y cede en su conocido servicio de Dios Y de V M Y bien de las almas, no puede menos que ofrecerse dificultades Para evacuOllas
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en fin
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prometido regresar a la misma Provincia y puesto sobre el lugOl hacer tirar las primeras líneas de su fundación: practicárselo luego que el tiempo y mis cuidados me lo permitan
En el mismo despacho se incluía otra providencia sobre Canjel: éste es un pueblo perteneciente a los Mi~
sioneros del Colegio de Cristo Y su titular San Antonio: hállase situado en una is[ita del mar del Sur a siete le. guas de la población de Nicoya: compónese de unas pocas casas de paja y hasta ciento diez indios extraí– dos de la Talamanca: a ninguno de ellos confirmé por– que pendiente mi demora en Nicoya no fueron remitidos pala el efecto Atribuíase esta falta a la enfermedad que por entonces padecía su doctrinero Estableciéronlos en este paraje para tenerlos seguros y sin el peligro de huir se: reconociósé después que el templo era mal sano, de forma que el doctrinero no gozaba de salud Y [os feligreses morían Por este motivo, pues
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el dicho Fray Antonio Andrade me suplicó pasase mis oficios al men· cionado 'Presidente para la traslación del leferido pueblo a meior sitio Conseguí decreto favorable, pero cuando vino
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ya era muerto el padre Andrade y como cada uno vive de su capricho, el misionero de Canjel Fr José Vela
t se opuso a la eiecución, exponiendo, que el sitio era el más favorable Y ventajoso que habia encontrado y que estaba pronto a entregar e[ pueblo, Apenas me lo par. ticipó el Vicario manqé poner perpetuo silencio en la matelia, porque mis buenos deseos en complacer al di– funto Andrade no fuesen toreídos a mala parte Y repu. todo yo por enemigo de la misión
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