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yugo de la ley Evangélica La Real o.den se ha prac– ticado en esta forma Cada año por el mes de agosto, que es el más oportuno, se hace en Cortago una reclu– ta de cincuenta hombres pagados por seis meses con cuatro mil pesos que vienen de Guatemala Pasan en compañía de uno de los Misioneros a la To/amanea, que dista de aquella capital noventa leguas, y se inter–

no otros cincuenta hacia Panamá Entran en aquel ton

vasto como despoblado país o prender indios, éstos ha· biton en lugares de difícil acceso, y están sobre sus !4uardas para no ser insultados de los españoles Las mujeres y los niños, sin embargo, como menos hábiles para la fatiga, son los que ordinariamente caen en el 10–

ZO, los 91 andes se ocultan y a veces se ponen en defen– sa de¡ando tendidos en el campo algunos de los maes–

ttOS, los que séJ'aprehenden son traídos, y puestos en lugares distintos Los más de ellos mueren, o de triste– za viéndose desterrados para siempre de su país, o de enfermedades provenidos de lo destemplaza, o mudan– za de clima

Sobre este punto hablé en Cartago con el padre Fray Antonio de Andrade, hoy difunto, y superiol en– tonces de la referida misión, exponiéndole mi dictámen, dijo: paréceme lo más acertado, que en lugar de los cin– cuenta hombtes se alisten veinticinco, porque a este me– nor número correspondía anualmente la contribución mencionada Que llevasen el designio de establecerse en el sitio más ventajoso e inmediato a la montaña, y

a los pueblos de Borruca, Terrabaii, Cabagra, para dar– se las manos con ellos, y que el nuevo establecimiento fuese perpetuo y destinado para plazq de armas, que de allí se hiciesen las entradas, s1n el quebranto de ser necesario el caminar todos los años noventa y más le~

guas desde Cortega para esta función: que con la cer– canía se procurase al mismo tiempo atraer por los me– dios suaves de la comunicación y buen tratamiento a los bárbaros comarcanos: que reducidos se les fOI masen sus pueblos a distancia proporcionada hacio Cartago y

Panamá con la mira de que en lo venidero se transitase con facilidad y seguridad de aquel reino a éste¡ última– mente le replobé la acción de que aquellos natulales fuesen extraídos de su propio suelo Esta providencia concluí, sólo serviró para exterminar a los indios y de– jar sin habitadores a la montaña, instantáneamente se– rá ocupada de los zambos que lo tienen en deseo por meiorO! de clima, entonces se trancará enteramente el poco comercio que hay en Panamá, y este enemigo tan terrible se nos pondrá de puertas adentro, para inco– modar y aun destruir COIl el tiempo a los pueblos tan indefensos de aquella provincia

El proyecto en fin, fué de su aprobación, y ésta me comunicó o estimuló a comunicárselo al Presidente don José de Araujo y Río, en carta de 26 de octubre del año próximo pasado: no he sabido el concepto que sobre él formó, porque no me dió respuesta, discúlpole sin embargo, de hallarse para tener su ministerio La conquista en suma, se ha continuado como siempre, y

me parece no se innovará en ella sin orden expresa de

V M

Hállase por último en la Provincia de Costa Rica un valle nomblado de Matina, muy conocido por el fru– to de cacao ton exquisito que produce Dista de la ca– pital treinta leguas a la banda del Norte, tiene su igle– sia de paja,' y pOI titular a la Concepción¡ existe en ella un clérigo presbítero con título de Capellán, y la

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lenta que goza se reduce e setecientos veinte pesos en lo especie de cacao, contribúyensela a proreta fas hacen– dados, por el frabajo de deciries misa y administrarios Ah9ra veinte años se erigió en CUlata, pelo solamente tuvo uno que lo obtuviese, después ninguno ha queri· do oponerse, y a costa de granqísimo trabajQ se encuen· tra algún presbítero que sin obligación de permanecer sobre el lugar quiera pasar a él Es sumamente cólido y húmedo, y las lluvias muy continuas: de estas causas dimanan enfel medades y fiebrés tan mqlignas, que los que entran en aquel país, o mueren dentro de breves días, o si escapan con la vida pierden enteramente el color, y contraen en los rostros una especie de palidez que nunca se les quito Estos accidentes y las repetidas invasiones del zambo mosquito, han servido de impe· dimento para que los vecinos de Cartago hayan formado pueblo en el mencionado valle: solo entlan en él por pocos días a ver sus haciendas de cacao, que son cien– to cuorenta y dos, situadas sobre las orillas de los 1 íos BOfvilla y Carpintero, numéranse en ello doscientas una personas Las más de éstas son negros, quienes úni· comente gozan de salud en tan destemplado clima La sujeci6n los hace permanecer con los justos temores de sel aprisionados y por este motivo no se les permite que sus mujeres los acompañen Hállense en algún mo– do asegurados con la erección del Castillo San Fernando, que estaba en la boca del río Carpintero, falt61es este asilo, porque enteramente tué destruído pOI los ingleses el añ9 de cuarenta y siete: desde entollces estos extrgn– ¡eros se han hecho du~ños del cacao de Matina En el tiempo de las cosechas vienen a Jo costa, a cqmbio de sus mercaderías, cqrgan con el que qU'leren Los dve· ños de él se hallan precisados a entregarlo, porque si se resisten son atropellados pOI medio de las armas Muchos desde antes que llegue este caso suelen expe– rimentar otra calamidaq mayor, y es que los zambos $e roban el ti uto y a los criados: todo lo referido, en fin, es irremediable, porque aunque el Gobel nadOl de Cartago nombre allí un Teniente, o no asiste, o se halla sin gente de que valerse De la capital tampoco pue· den acudir con prontitud a la defensa, porque los comi– nos no lo permiten, son tan ásperos, que las realidades parecen ponderación

El río del Salto sirve de término a la Provincia de Costa Rica y de Nicoya, es caudafoso, perenne y lleno de grandes ra¡as; éstas hacia la parte de aba¡o del paso real, detienen un poco las aguas: rezá9anse( y aumen– tadas caen precipitadamente por un despeñadero como de dos estados de elevación: el ruido es extremo y cau– sa pavor mientras se sale del peligro Evacuado se recrea la vista y el ánimo contemplado tal prodigio, digno verdadelamente de admiración Esta singularidad ha comunidado al río el distintivo del Salto Entrase inmediatamente en la Provincia de Nicoya, que desde este lindero, que es la parte Oliental, hasta el mar del Sur, que es la Occidental, consta de tleinta y seIs leguas de latitud, y desde la Sabanilla que está en medio de la montaña de Nicaragua hasta el mismo mar del Sur compone sesenta leguas de longitud

Asegúrase que en los principios el número de in· dios que tenía era considerable que constaba de siete pueblos y que ahora treinta años f1oreci6 por medio del comercio con Panamá: en esto consistió su mayor ruj~

na: el sebo era el fruto con que entonces se traficaba y

como la estracci6n pi aducía lucros muy ventajosos se

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