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acoge ya una población de 1,875 estudiantes que sex– tuplica la cifra inicial de 1961/62, con el hecho sobre· saliente de que apenas el treinta por ciento asisten du~

rante el día, mientras que un significativo setenta por ciento tiene la oportunidad de concurrir por la noche; situación, a mi ¡uído, indicativa entre otros cosas y en su relatividad, de que el momento que vivimos, marco

la necesidad de conjugar la educación con el trabajo,

para superar las deficiencias que tal situaci6n implico

en el menor tiempo posible Es probable que de no ha· ber existido estos facilidades, buena parte de ese seten~

ta por ciento que probablemente no corresponde a es· tudiantes recién egresodos de las Escuelas Secundarias, pJivadas de esta oportunidad que estoy destacando, hu–

bieran frustrado sus aspiraciones de superación y cono–

cimientos

He aquí, e!" esta Universidad, una firme decisión de servir a la comunidad¡ un ejemplar esfuerzo de luchar dentro de las posibilidades del ombiente, y sobre todo una enseñanza práctico y muy ilustrativa de cómo bus– car la perfección con paciencia, pero con orientación y confianza Humilde fue el origen de la Universidad Centroamericano, sinembargo sus mentores lograron su– perar las limitaciones de espacio, de profesores de pres– tigio y gran experiencia y sobre todo, de recursos fi– ncmcieros Todos recordamQs¡ porque frescas están aun en nuestras mentes, las casas que muy próximas a este lugar fueron alquiladas para comenzar su labor y de que no obstante lo inapropiado que ,esultaban, y lo di· fícil de iniciar un nuevo camino, todos aceptaron gus~

tosas estas limitaciones: sus directores¡ los estudiantes y

los jóvenes que dieron sus primeros pasos como cate– dráticos, armados únicamente del valor de servir Ca– be, a la vez, destacar que esta grandiosa obra no se hu~

biera podido Cl istalizar sin contar, por una parte, con la comprensión y acogida de un sector pI ivado cada día más consciente de sus delicadas responsabilidades¡ y la cooperación estimulante del Gobierno para este esfuerzo de dimensión nacional

Pero todo este magnífico concepto fue posible y es hoy uno feliz realidad gracias o los Padres Jesuítas, quienes no escatimando esfuerzos y sacrificios¡ pusieron todo su noble y patriótico empeño en crear este Templo del Sabel encaminado a fortalecer los valores culturales y espirituales de la juventud nicaragüense, mediante la formaci6n integral de profesionales¡ sustentados en una firme base moral e inspirados en grandes prop6sitos de progreso y de servicio Y aquí, señores, especial e ínti– ma satisfacción siento en destacar la meritoria labor del Reverendo Doctor León Pallais, en cuyo origen y senti~

mientas tan nicaragüenses encontraremos siempre una orientación tan humana como leal, y una labor tan posi– tiva como comprensiva

Si bien es cierto que puntualizaré básicamente so~

ble asuntos económicos, también me referiré a otros as– pectos, en un esfuerzo por i'ntegrar un conjunto de ideas sobre las cuales se desenvuelve la vida nacionol de todo país, y que, a lo mejor pudieran servir de algún motivo de reflexión en la opinión pública También lo hago porque comprendo que en los asuntos económicos no ra– dica la única solución de los problemas de un pueblo; pueden elloE- sel muy importantes o servir de base a so-

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luciones, pero necesitan complementarse con otros aspec– tos que considero también fundamentales. Y, finalmen– te lo hago, porque tengo la impresi6n de que estamos viviendo en un mundo de contradicciones o de círculos viciosos, ya sea porque desconocemos nuestras propias realidades o porque resulta difícil entenderlas De ma· nera que los prablemas de producción, sociales y polí– ticos, no se pueden manejar aisladamente sin expol nel– se al riesgo de pasar el resto de la vida tratando de averiguar cuál es la prioridad pala integrarlos en un solo complejo

Reconozco que mis apreciaciones o conceptos pue– den no ser muy acertados ni concoldor con los de la mayoría, pero con amplitud de criterio y franqueza tlO– taré de exponerlos

Deseo plantear primero mi conVICClon de que todos aquellos nicaragüenses, que pOI uno u otra circunstan– cia han obtenido o pueden lograr diferentes grados de instrucción y cultura, adquieren mayor responsabilidad en la búsqueda de las soluciones de los múltiples pro– blemas con que o diario los pueblos se enfrentan En el coso particular del universitariodo nicaragüense, con– sidero que su deber primordial es procurarse lo mejol formación profesionol¡ enmarcándola dentro de una só– lida ética que dignifique siempre a su Centro de Estudios, para que éste llegue a constituir una fuente de inspira~

ción continuada en la juventud y una positiva esperan– za de progreso en el pueblo Solo osi podría aceptarse una permanente demanda de lo juventud para que se le brinden mayores facilidades y oportunidades para su preparación, dentro de ideos y planteamientos acordes a nuestras realidades y a los sacrificios que justificada– mente demanden Sin dejar de reconocer que ha priva– do cierto espíritu de superación en nuestros universita– rios, no podría tampoco dejar de puntualizar con cierto énfasis que la actividad politica les ha estado ocupando atención prefelente, en (Jet! imento de sus estudios

Al formular este planteamiento no pretendo sugerir la limitación de los derechos de nadie y mucho menos de la juventud, pero sí pienso que coda cosa debe ubi– carse en su justo y preciso lugar, que cada quien debe ejercer sus derechos políticos, pero que también la Uni– versidad es un Centro que s610 cumplirá su función a cabalidad manteniendo normas y principios encamina– dos a la formación de buenos profesionales

Muchas veces he meditado sobre la raz6n pOI la cual se ha generaliz.ado en Latinoamérica esta aCtitud tan acentuada ya en los universitarios nicaragüenses, en contraste con lo que ocurre en Universidades de otras regiones que han logrado forjar un mayor desarrollo y

uno mós sólida cultura. En general, se pretende expli– car tal actitud por la importancia que tiene lo evolución política en bases legítimamente democráticas No nie– go la importancio sustancial del aspecto político en el normal desarrollo de la vida de un pueblo, y tan lo con· sidero así, que me extenderé, adelante, con mayor pro– fundidad en este tema Pero no puedo aceptar ni con~

vencerme, como repito, que las cosas no se pongan en su lugar o se llamen pOI su nombre, porque es básico en la formación de un país que no existan conceptos equivocados, y¡ sobre este particular punto de vista, tan

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