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to al amigo sincero y generoso, tales han sido las manifestaciones del pesar y del reconocimiento nacional en la muerte del que supo cumplir su deber, del funcionario inteligente, ilustrada y

probo que tanto contribuyó al mejoramiento del pais

Viva su memoria vida inmortol en el corazón de los nicaragüenses

Viva el alma del hombre de bien en la región de la estemas recompensas.

SUS EXEQUIAS

El jueves, 13 del corriente, se celebraron en la Iglesia de la Merced de Granada, por dis– posición y a expensas de los señores Socios del Club de esta ciudad, suntuosisimas "exéquias de séptimo día" en honor del señor Ministro finado y para sufragio de su alma, como un tributo re–

ligioso y social, a un mismo tiempo, que infinidad de personas y consecuentes amigos del señ'?,

Senard han ofrecido par él, ante el Ser Supremo, de una manera espléndida y verdaderamenti! solemne

Si en los honores tributados al cadóver en la ciudad de Managua, y en los que se le hi' cieron también en esta ciudad de Granada, el día de la inhumación de los restos, se ostenta;ori,

según acuerdo del Supremo Gobierno de lo República, la suntuosidad y homenajes que correspon– dían a tan grande y distinguido ciudadano, en la función religiosa, cuya descripción haremos, profundamente impresionados todavía, esta Sociedad, con su acostumbrado desprendimiento, con un espírito de noble grandeza y estimación a los buenos servidores de la Patria, manifestó públicamente su verdadero carácter para las grandes solemnidades, y los sentimientos de justa pesar por la muerte de ese ser tan querido y nunca bien 'deplorado, que arrancara tantas lágrimas

e hiciera penetrar el dolor hasta lo más intimo de nuestros corazones

Los señores don Manuel Zavala y don Luciano Vega, en representación del Directorio del Club Social, invitaron a todas las Corporaciones, eclesiástica, civiles, militares y académicas, a las dignas señoras y señoritas, y a varios cabo 'Ieros, de la ciudad: quienes, formando l¡na lu– cida y respetable concurrencia en unión de los seFíores individuos del Club, asistieron a la ceremO–

nia, que hubo de dar principio a las once de la mañana y terminó o los dos y media de la tardé Todos, sin distinción de personas ni opiniones, -que, ante la ~irtud y el Mérito, y en presencia del Padre Universal de los hombres, nunca tienen razón de ser distinciones de esta clase-', acudieron movidos por un sentimiento natural y espontáneo, que revelan visiblemente en su re– cogimiento y en el aspecto de los semblantes

Lo majestad del templo, decorado con una elegancia, si cobe deeir, propiamente fúne– bre; el grandioso catafalco que, se elevaba en el cent", (tuya importancia nota;emos a continud– ti6n), la asisteneia de todo el Cabildo eclesiástico, presidido por el señor Vicario' y Cura Párroco .obro don José Antonio Castillo. todo esto y aquella seria y numerOsa concurrencia, dabon al acfó

un corácter de impanente severidad, propio de las cir¿unstaneias Y mientras el canto funeral de la iglesia, con acompañomiento de una música arrobqdora y clásica, y el lúgubre tañer de las campanas convidando a la oración y o/ recogimiento piadosó, excitaban en el auditorio tristes emo–

ciones y sentimientos que se elevan, con el alma, a lo eterno e infinito el bronco estampido de/

cañón, como expresando los lamentos que por su boca lanza también el corazón de la Patria, causaba en los ánimos una impresión profunda y conmovedora, mezcla de admiración y de tris– teza, de sentimiento religioso y patriótico, austero y aterrador como lo son para el hombre las

más fuertes impresiones y los grandes sentimientos

Lo plegaria en toles casos, grato aroma para la Divinidad, es, con la elevación del espíri– tu, una verdadera comunicación del alma con su Dios, un coloquio invisible y misterioso del mor– tal Can el espíritu de los que fueron.

¡Qué esas .olegarias, según nuestra fe, h~yan sido escuchadas por Dios, y acompañadas

en el Cielo con satisfacciones de eterna bienandanza en el alma del amigo y del patriota bene– mérito!

Sigamos observando este bello y animado cuadro de sentimientos' pero fijémonos, sin descender a detalles, en el catafalco, antes de seguir el hilo de nuestra descripeión, o mejor, de

nu'?!tro explicación imperfecto, porque no pueden ser bien expresados tontos impresiones, t~:m

grandes ideas, como en confuso tropel se agolpan a nuestra mente lo palabra es pálido reflejo, una débil pintura de esta grandeza, de esta profusa ostentaeión de tan digno y bien sentido tri– buto

Aquel elevado y elegantísimo túmulo, hasta una altura en que casi tocaba el cielo de /0 nave prineipal del Templo, formado de varios cuerpos con hermosos salientes y lueido corona– miento, respiraba, en medio de la sencillez exterior con que estaba construido, vida de arte y

delicada gusto, y revelaba muchísima habilidad maestría fue dirigido y ejecutado por el señor Presbítero don José Antonio Castillo, quien, sin ser artista de profesión, dio sumo interés a su

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