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cienda don Emilio Benard, acaecida en [a capital el 5 del actual, de resultas de un ataque de fiebre pernicio– sa. La República toda se ha consternado, y con razón, tI! saber este suceso. Los eminentes talentos del señor Benard, su noble carácter, su honorabilidad a toda prue– ba y sus conocimientos especiales en el ramo de Ha– cienda, lo constituían entre nosotros una notabilidad im– portante, para el servicio público, y con particularidad para el puesto que ocupaba, el cual desempeñó satis– fClctoriamente durante todo el período de la Administra– ción Chamorro y el tiempo que cuenta la actual.

Damos el mas sentido pésa.me a la Repúblita, al señor Presidente y su Gabinete, y a [a estimable fami– lia del ilustre finado. En señal de duelo, enlutamos estas dos planas, no haciéndolo con las anteriores, por–

La prensa oficial ele El Salvador se une al senti– miento nacional de Nicaragua y acompaña al pueblo en su justo dolor, enviándole un sentido pésame en se– ñal de que deplora la pérdida de un nicaragüense ilus– tre, de un pCltriota inmaculado y de un funcionario que se ha hecho acreedor a la gratitud por sus virtudes, por su ilustración y por los servicios que prestó a su patria trobajando con celo y abnegación por su progreso y en– grandecimiento,

¿Qué descanse en paz el alma del benemérito R–

El país clásico de [as verdaderas libertades, pro– gresa y al vapor, de una manera prodigiosa, menos en la triste desolación en que dejó el la República en estos días, la falta de uno de sus mejores empleados. IEI señor Benard! Ministro de Hacienda y Crédito Público. Honor a su memoria, y nosotros nos C1sociamos al acer– bo pesar de aquel Gobierno y de toda la República por la pérdida de tan inteligente funcionario, a quien la pa– tria y todos deben llorar con verdaderas notas de senti– miento. E[ señor Presidente Zavala y todo su Gabinete han sabido proteger IQS restos del hombre que hizo mu– cho bien a su Gobierno. Esto es de todo corazón repu– blicano; y ojaló que Nicaragua nunca desmienta sus principios de verdadera democracia y lealtad a sus ins– tituciones

Ha fallecido en la ciudad de Managua, capital de la República de Nicaragua, el señor don Emilio Benard, Ministro de Hacienda y accidentalmente encargado de las Relaciones Exteriores.

Nosotros, amigos personales del señor Benard, y

amigos de sus ideas eminentemente pacíficas y progre– sistas, no podemos menos de participar del gran duelo nacional ¡'jue hoy aflije a Nicaragua.

Con la muerte de don Emilio Benard, que fué Mi– nistro de Hacienda, [a sociedad ha perdido uno de sus miembros mas distinguidos, el país un ciudadano emi– nente y el Gobierno un Ministro hábil y honrado. El señor Benard sucumbió a un severo ataque de fiebre biliosa que de cuando en cuando [e acometía. Sin em– bargo del hecho de haber ocupado puestos importantes por un número largo de años, y de haber pasado por sus manos grandes sumas de fondos públicos, murió pobre, lo que hace el mejor elogio de un hombre públi-Al deplorar la sensible pérdida del señor Ministro co honrado y pundonoroso. El señor Benard era apenas Benard, enviamos nuestro pésame a S. E. el señorPresi- de 39 años de edad a la época de su muerte, y deja derite, Zavala y al pueblo nicaragüense. Sírvales de una numerosa familia que lamenta su pérdida.

El' señor Gral. don Joaquín Zavala, Presidente de la República nicaragüense, en quien sobresalen altas do– tes de caballerosidad y de inteligencia y probidad ad· ministrativas, asoció con mucho acierto a su Gobierno al señor Benard, que, por sus honrosos antecedentes en su vida particular y pública y por su recQnocida competen– cia, era para la Administración del señor Zavala uno ele 105 colab~radorcs mas honorables, y a la vez más idóneos en 'Iel gesti6n de negocios de Estado.

Consagramos hoy en el puesto de honor de nues– tra publicación oficial, un recuerdo a un reciente y tris– tísimo acontecimiento, -la prematura muerte del señor don Emilio Benard, Ministro de Hacienda de Nicaragua

y Crédito Público, don Emilio Benard, acaecido en la capital, el 5 del corriente, él las 2 p.m. de resultas de un ataque de fiebre. Notorios son también sus impor– tantes servicios prestados a la Nación en diferentes des– tinos, y aún en los que ocupaba últimamente. Con una educación, basada en los principios de la sana moral; una instrucción no común en varios ramos del saber humano, comprendidos entre ellos los relativos a las materias económicas y administrativas; una pureza y

honradez verdaderamente catonianas; y una dedicación constante el trabaio, el señor Benard fué muy útil a su patria y su familia, y sus talentos y virtudes inspira– ban las más gratas esperanztls, cuando la muerte vino a cortar el hilo de sus dios. Justo ha sido el sentimien– to generál que esta pérdida ha causado en toda la Re– pública, del cual también participamos nosotros, enlu– tando hoy nuestras columnas y dando nuestro pésame al Supremo Gobierno y él la resptab[e familia del ilus– tre fin\:ldo.

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