Page 68 - RC_1968_10_N97

This is a SEO version of RC_1968_10_N97. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

Pablo Antonio Cuad, a, escrita especialmente para su libro El Nicaragúense, en el que desarrolla las carac–

teristicas nicaragüenses del personaje para llegar a la conclusión de que es el primero de nuestra literatura "creado por el pueblo que se burla de sus desgracias" y, al mismo tiempo, uno de los primeros de la literatu– ra popular de Hispanoamérica (20)

Ese mismo año el joven nahualista Carlos Mánti– ca A, realizó un estudio etimológico del título de nuestra obra, (21) de la que proyecta hacer una edición critica, traducir el estudio y las notas de Brinton, (o mismo que la parte en nahuatl con lo que tendremos, por fin, la versión definitiva que espelamos desde h?ce tiempo

CI omos RASGOS DEL GUEGUENSE

La representación se realiza, encerrado en un

escenario y limitada pOI el tiempo, en. las plazas públi–

cas, en las colles O en los atrios de las iglesias duronte

las fiestas patronales La acción, como vimos, es

primitiva/ esto es, continua, pero varía, al decir de

Pérez-Estrada, con los bailes o partituras musicales que llevan nombres de los personajes de la obra:

l/Alguacil", l'Escribano", "Gobernado(', "Güegüense",

etc, y nombres especiales, par ejemplo, "El Güegüense

consternado y orondo", el "Rujero", "Rondo" o "Va–

lona", el Baile de los Machos, San Martín -'-ballet de yénesis prehispánico perfeccionado seguramente en la colonia que consistía en la lucha entre un indio y un león, en el que par medio de inteligentes recursos y

ardides, la fiera era vencida- y "La Retirada" cono– cida también por "El Borracho" Las catorce partes

"o[egres al oído" que componen la música güegüen–

siana, son "melodías llenos de color locol, adheridas al paisaje maravilloso de nuestros pueblos lacustres, a sus colinos que agotan todos los tonos jubilosos de

verde, a sus aires frescos y paridisíacos, a los trajes de,

chillantes colores" y "a los pasos de bailes suaves y

vivaces" La música se ejecuta con violín, pito o

flauta añadiéndose, a veces, la guitarra Es, al pa–

lecer, casi toda mestiza

Las enumeraciones, repeticiones y palabras de doble sentido constituyen caprichosos placeres en los personajes El protagonista, del cual la obra toma su

nombre, es un embustero, un pillo, un trapalón, un: cómico, farsante o "gracejo" La génesis de su inte–

resante nombre, como vimos¡ viene de "huehuentzin tl

o de "huehue", palabras que significan respectiva–

mente

Il

y ieji to

/l

y "viejo" Tal personaje fue tan co–

mún en Nicaragua que todavra se representa una

l/danza de los viejos" Brinton, hace más de medio

siglo, alcanzó a verla El Güegüense tiene, además un carácter comercial, típica de la región geográfica a que pertenece, es decir a los "pueblas" de Granada, Masaya y Carozo Esto sale a flote en varias para– das, por ejemplo cuando le ofrece al Gobernador Tas– tuanes, después de citarle sus aventuras por México, las "mercaderías de ropa" de su propiedad. Este

"carácter comerciol" se desarrolla en un ambiente

rural Por ·eso se ha dicho que el Güegüense era ce–

lebrado por las primeros muleros simbolizados en los macho-ratones, con los que se trataba de sustituir a

los tlarnenes a cargadores indios y el mismo perso–

naje principal era el indio buhonero que iba vendiendo su mercadería por los cominos de Nicaragua donde aún Se hablaba nahuatl y español

Los otros personajes, con sus inconfundibles tra– jes y máscaras, son don Forsico --que ayudaba a su padre encubriendo sus enredos y tratando de hacerle salir de ellos-, don Ambrosio -hijastro o "entena–

do ll a quien el Güegüense llama /Imela costa", I/boco

,floja" y "ojos de sapo muerto" porque se opone o sus

trapisondas y no tienen empacho en descubrirla5--, el Gobernador Tastuanes -representante en Nicara– gua del Rey de España que gobernaba la provincía "con todos los atributos reales menos el de conocer los asuntos judiciales y lo referente al cobro de tribu– tos y cuestiones de comercio"-, el Alguacil Mayor, el Escribano Real, el Regidor, doña Suche Malinche -o "la flor del malinche"-, dos damas prometidas a los hijos del Güegüense, el macho ratón. (mulo pe– queño), el macho mohino (muja hijo del caballo se– mental y de la burra), el mocho moto (el que pierde a su madre durante la lactancia) y el macho guajique– ño o delgado

Resta averiguar a qué tipo racial, social y cultu– ral pertenecía el autor de El Guegúense Alejandro Dávila Bolaños sostiene, haciendo uso únicamente de la suposición, que fue un indigena Este en un tiem–

po habría sido mozo arriero de un rico comerciante

que lo lIevatÍo "por los caminos de México"

I

le ense·

ñaría a escribír y le facilitaría acceso a su biblioteca llena de comedias del teatro clásico español. Todas

estas suposiciones, como se ve, son muy simplistas y

carecen de todo fundamento

Pérez-Estrada, mós acertado, opina que no pudo ser un india porque la crítica que hace el autor es muy libre, lo que no podía hacer un indio "dominado

por las mismos autoridades", ni estaría de humor pa~

ro hacerlo, ni hubiera usado el teatro coma medio de expresión, "no solo por la oficiosidad que supone, sino también porque el teatro no era corriente entre los in– dios" Lo mós probable es que halla sido un comer– ciante Cl iollo, un fraile identificado con el alma indí– gena o uno de los primeros mestizos cultos de la pro–

vincia.

D) CARACTEll RELIGIOSO Del TEATRO COLONIAL

Antes de referirnos someramente al resto de las obras de teatro coloniales que lograron recogerse, es preciso apuntar un carócter bósico del teatro de esa

época el religioso Pérez-Estrada, citando un párra– fo de la Historia de la Literatura Españolá de Tick– nor, ha comprobado que el carácter religioso del teatro folklórico americano tiene su origen en el español y que el nocimiénto de aquél no está a tan larga distan– cia de éste que no se puedan considerarse simultá– neos Lo religioso, pues, es algo imprescindible. Por algo desde los primeros tiempos de la colonia los mi– sioneros fomentaban las representaciones populares -sobre todo las de tipo religioso- y algunas de estos curas, probablemente, escribieron dichas piezas, tal

como sucedió en el Perú La Iglesia, por tanto, intra– dujo en el arte indio las formas del teatro medie-

32

Page 68 - RC_1968_10_N97

This is a SEO version of RC_1968_10_N97. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »