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« Previous Page Table of Contents Next Page »de J\!lorazán Si ésta fracasaba, mi t1 abajo quedal ia perdido; sin embargo~, en esta hora trágica de la Re_ pública yo no deseperaba En diez años de guerras MOlazán nunca hahía sido dellotado; Can era no osaba enflentársele; la toma de la capital era segma y el efecto moral de todo esto repercutiría en toda la na– ción; Quezalten:mgo rompería sus cadenas, la potente minoría de los demás Estados se levantalfa. la bande_ ,a de la república ondealía una vez más con todo su esphmdor Y. salido de este caos. el gobierno que yo buscaba sin duda SUl giría.
Sin embargo 110 estaba tan segUlO de ello como para esperar tl anquilamente que llegara hasta mí a
San SalvadOl El resultado eIa muy incielto y si la guena se prolongaba, yo quedaría sepat ado de Guate– mala, sin ninguha OPOl tunidad de servir a mi país por la vía diplomática y plivado de llevar adelante otros asuntos más intel esantes que la incierta persecución en que me rallaba empeñado El propósito con que el capitán había llegado a San Salvador flacasó; no pudo aglegarse a la expedición de Morazán, pelO no te– niendo nada que hacer en el puerto, estaba ansioso de
conocer Guatemala; poseía un lote de joyas y otros objetos de qué disponer allá y estaba tan segmo del buen éxito de Morazán, que decidió seguir adelante pa_ ra hacerle ulla visita y gozar de los bailes y regocijos que teniliían lugar con motivo de su niunfo
La g¡ an dificultad consistía en conseguir mulas, a consecuencia del estado de al81 ma en la ciudad Con_ seguirlas directamente para Guatemala ela imposible Nadie se movelÍa en esa dirección hasta no saber el resultado de la campaña de Morazán; y aun pal a conse– guirlas sólo pD.rn ZOI1zonate había que esperar un día Ese día yo pensaba substraerme al tumulto dé la ciu– dad y ascender al volcán de San Salvador; pero a la mañana sigu~ente vino una mujer a decirnos que uno de nuestros hombres había sido capturado por una pa– bulla y que estaba en la cárcel La seguimos hasta el lugar y habiendo sido invitados por el oficial para que le indicáramos quién era él, nos encontramos ladeados por cientos de los voluntalios .de :Vigil, de toda;s ,las condiciones en cal ácter y apariencIa, desde el tlmldo sirviente aH ebatado de la puerta de su amo, hasta el peor de los 1 ufianes, unos recostados en el suelo, otros fumando cabos de cigarro, algunos taciturnos y ohos entelamente desenfrenados Dos de los peores me hi_ etelon el honOl de decirme que les gustaba mi apa–
1 iencia me llamaron capitán y me pidielon que los lle– vala e!J. mi compañía Nuesbo homhle no era am_ bicioso y podría haber hecho algo mejor que ser ma– tado por un ch~lian al día, pero no podíamos sacarlo
sin una 01 den del Jefe del Estado. y fuI inmediata_ mente a las oficinas del gobierno donde sentí mucho encontralme con el señor Vigil, pues el objeto de mi visita y los secretos de la plisión el an un infortunado comentario de sus jactancias por el entusiasmo del
pueblo para tomar las armaS Con su acostumbrada cortesía. sin embargo, él mismo redactó la orden para que se le pusiera en libertad, enviando también la lis– ta de todos los que me acompañaban, a los capitanes de las difelentes escoltas, pata que ninguno de ellos fuera molestado Todo el día estuvieron lcclutando gente y dándole instrucci6n milita~' por medi.o. de al– gunos oficiales Por ]a tarde se reciblelon notiCIas que una avanzada del General 1\1101 azán había denotado a un destacamento de tropas de Can era, y que aquél con sus fuerzas aumentadas marchaba sable Guatemala Se encendieron fogatas en la plaza en señal de regoci_ jo y se celel'ró la victoria con repiques de campanas en todas las j gle~ias
Por la talde volvf a ver al señor Vigil Estaba so– lo Tenía plena confianza en los tesultados Las tro_ pas hondmeñas sedan lechazadas en San Vicente y MOlazán torrar ia Guatemala El me inducía a espe–
1 al" tenía Y';l todos sus preparativos, sus caballos lis– tos' y tan pI opto como tuviese noticias de la entlada de MOlazán, pensaba dirigÍlsc a Guatemala y estable– cel aBa una vez más la capital Pela yo estaba íeme_
roso de quedalme y paltimos pala leunilnos en Gua– temala; nunca más nos volvimos a vei Pocos días después él hlúa para salvar su vida y ahora se encuen– ha Expatriado y bajo pena de muerte si regresa El partido que hoy gobierno Guatemala amol1tona OplO– bias sobre su nombre¡ pero yo, en los recueldos de mi lJlecipiíado viaje, jamás olvidalé a quien tuvo la infor_ tunada distinción de haber sido Vice_Presidente de la República
No lecibí m. pasaporte sino hasta muy POI la tar– de y, aunque yo había indicado lo contrario, agrega– ton cl nombre del capitán en él Nosotros ya había– mos tenido algunas difelenclas de opinión con respec– to a nuestros movimientos El no se mostraha tan in_
clinado como :vo a que nos fuéramos para Guatemala,
y además, no me palecía conecto que en un pasapOl te oficial apmeciese el nomble de un paltidalio o gue– uillero En consecuencia¡, al día siguiente por la ma– ñana fuf a la casa del go lerno para que me lo cam– oi.11 an Los pasaportes ya separados se me entrega–
ban cuando oí un hopel en la calle y quince o veinte de a caballo entlalon al patio precipitadamente. cu– biertos de sudor y de polvo, eno e quienes pude reco_ nocer al corone! Hoyas, con su noble caballo, pero tan queblantado que casi no le conocía.,Habían caminado toda la noche Las hopas hondtueñas habían tomado San Miguel y San Vicente y ahora marchaban SObl e San SalvadOl Si no eran repelidas en Cojutepeque,
ese día esíalÍan sobre la capitaL Durante cuatro días habia yo estado esquivando el encontrarme con tales tlopas y ahora, rOl' un extraño capricho y bajo la pClS– pectlya de la actual colisión me lamentaba de tener mis 811 eglos ya tan avanzados y de DO tener la necesi–
dad de quedarme Tenía un gran deseo de ver una ciudad tornada por asalto, pero desgraciadamente no encontlaba la. más mínima excusa para evitar el viaje Ya tenia en mano mi pasapOl te y las mulas estaban preparadas Sin embal go, antes de Ilegal' a casa de don Pedlo me decidl a quedalme El capitán ya es– taba listo ~on su espada al cinto y calzadas las espue_
las sólo espelándome Le referí las últimas noticias
y entonces lanzó una exclamación. de gratitud porque
ya todos estuviél amoS plepalados y montó inmediata– mente Le hic~ ver mi intento de quedarme, pela él
no quiso hacer lo mismo diciéndome, que él conocia nícjor que yo el calácter sanguinario del pueblo y que no quelÍa ]uesencial" un combate sin tomar par te en él Tuvimos un pequeño altercado pero, en 1 esumen, ell'esultado fué L'omo siempre que se tIata de dos hom– hles obstinados, que ni yo me iba ni tampocC;l é~ se quedaba Le recomendé mis mulas con el eqUlpaJe ':l
mis criados y partió con el propósito de espel arme en una hacienda del camino Yo desensillé mi caballo y
le puse oba ración de maíz
Mientras tanto habían volado las noticias y en la ciudad reinaba gran excitación y alalma Nadie pen– saba en huir el espíritu de lesistencla era general A
todos los sol'dados forzados que estaban en la plisión los .sacaron y les dieron al mas y hubo redoble de t~m
bOl es pOl toda la ciudad en demanda de vol\lntarlOs Cuando regresé de la casa del gobierno habia visto a un sast\. e ocupado en la meSa de su tallel; al pasar de
nue~o ya le ví roon su caballo Usto en la puelta y cal– zándose las ~spu.elas. mientras que su sollozante espo_ sa le ponía las pistolas en las pistolelas Más talde lo encontré montado frente al cuartel recibiendo una lanza con banderola roja y galopando en seguida l1ara ocupar su puesto en las filas En dos horas todo lo que la empobrecida ciudad podIa hacer estaba hecho Vigil, el Jefe del Estado. los empleados y toda: la S~l
vidumble, estaban ya preparados para la rcslstencla A medio día la dudad se enconÍlaba tan silenciosa que parecía mueIta Dí un paseo por el lado sombreado de la plaza y la Quietud era espantosa Como a las dos de la taule tuvi~lon~e noticias que las hopas de San Vicente se habían letirado hacia Cojutepeque y que las tlopas hondlU'eñas aún no habían negado Inme– diatamente se rlió la orden de hacer allí el punto de
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