Page 51 - RC_1968_04_N91

This is a SEO version of RC_1968_04_N91. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

les, más de veinte caballos, el parque de reserva y las mulas del tren de guerra.

En esta ocasión fUe cibdo por su valor el Tenien– te Coronel Máximo Jerez (ya 10 habían ascendido). .

Al día siguiente el Gral. Santos Guardiola aoabo en El Viejo con lo que restaba de la facción. Así que– daba ésta completamente debelada, y Valle volvió a re– fugiarse en El Salvador.

3. FRUTO CHAMORRO. MINISTRO DE HACIENDA

Cuando Fruto Chamarra regresó a Nicaragua des– pués de haber cerrado la Oficina del Suprémo Dele– gado en San Vicente el 29 de marzo de 1845, fue nom– brado Prefecto del Departamento Oriental con el suel– do de 41.50 al mes. De su actuación en aquel puesto sólo sabemos 10 que nos dejó el Lic, Francisco .~arbe­

rena. "En 1845 -dice éste-, cuando la facclOn del Chelón ponía en conflictos al Estado, el .'9-ral.. C: hamo –

1'1'0 desempeñó la Prefectura y GobernaclOn Ml1Itar de este Departamento, con el patriotismo que siempre le ra caractrístico".

El 13 de octubre de aquel año, el Director S~ndo­

val llamó a Fruto Chamarra al M!-nisterio. de Hacle~lda.

En aquellas difíciles circunstancIas habla renuncIado eSe Ministerio Jesús de la Rocha, y rehusaron encargar– se de él Pablo Buitrago y Máximo Jerez: :Una de ~as

causas del malestar centroamericano conslstIa en la In– diferencia por los asuntos públicos. Los delegados a las dietas unionistas no asistían del todo, o llegaban tarde; los mi!listros ~cepta~a~ con di~gusto ":{ po~ poco tiempo; los dIputados se reSlshan a deJas el bIenVIVIr de sus casas para irse a sentar en los escanos ~el Congre; so. Con razón exclamaba el "Re~istro Oficlal": ¡Que sensible es que los hombres elegIdos por los. pueblos para procurarles su felicidad, sean los que mIran con tanta indiferencia la suerte del Estado". .

Pero Fruto Chamarra se distinguía SIempre por la cualidad contraria a esa indiferencia, por muy poco halagüeño que fuera en aquellas épocas el má~ encum– brado de los puestos públicos. Para desempen?rlo ha– bía que dejar las comodidades del hogar, transItar lar– gos días por malos caminos en torturantes vehículos; un Director Supremo ganab::. 125 pesos mensuales; u~

ministro 100' un diputado, 150 peses en tres meses. NI para los gastos. Pero a Fruto ChaD?orro no lo regía el propósito de lucro, sino. ~l de servJ!.•A este re.spe~to

escribía el "Registro OfIcIal", menclOnandolo a el: es un propietario que no necesita de semejantes emolu– mentos para vivir muy cómodamente".

A pesar de todo, no vacilaba nunca en ocupar el puesto que se le designaba. Con tal motivo, y no sin maligna ironía, el Lic. Benito Rosales aludió a él con frases que ahora, sin embargo, se leen como un acto de justicia. Decía el Licenciado que Fruto Chamarra era el "representante perpetuo y pluscuamperfecto en to– das las asambleas constituyentes", y el primero en acu– dir a ocupar su asiento y a pagarse en la Tesorería; pero que esto no lo hacía por ambición, sino por "puro pa– triotismo".

Fruto Chamarra se aplicó con afán a la difícil tarea de restablecer la Hacienda Pública cuando todo conspiraba contra ella. La recibió en un estado ruino– so' "el Tesoro estaba exhausto; las rentas producían

m~nos que nunca", dice en su Memoria al Congreso. Este era el resultado del gobierno títere de Pérez de los abusos del Gran Mariscal Fonsem, de la guerra de Malespín y de la facción de Valle, que obligaron al go– bierno a mantener fuerzas armadas permanente. A pe– sar de los esfurezos del gobierno, no había sido posible pagar a los militares ni a los funcionarios civiles.

El Estado había mantenido sobre las armas un promedio de mil hombres durante casi un año, yeso le ocasionó un gasto anual extra de 146,000 pesos para compra y composición de armas, envío de comisiona– dos o diplomáticos; y finalmente 52,354 por pagos he– chos en el año. Total: 257,589 pesos, suma qUe nos parece ahora de ridícula pequeñez, pero era muy gran-

de por el valor de la moneda, para una población de 200,000 habitantes, como se verá por las exiguas rentas

y entradas que producían.

Consistían éstas, en efecto, en una suma anual que en 1845 fue de 81,788 pesos; más 10,000 del emprés– tito de oCsta Rica; 25,000 que habían ingresado por cuenta de los 20 mil decretados por las Cámaras; 20,000 del empréstito decretado por el Poder Eecutivo; 26,699 provenientes de diezmos y novenos. Total de entradas 157,487 pesos. Déficit: 100,102 pesos.

Lo primero que atendió el nuevo Ministro de Hacienda fué la renta de aguardiente, porque su desor– ganización y abandono tanto perjudicaba a la morali– dad y buena salud de los habitantes, como porque su rendimiento era insignificante. Preferimos dejarle la palabra al propio Ministro para que nos informe de aquel desorden.

"El aguardiente -escribe Fruto Chamorro- ori– gen fecundo de inmoralidad y crímenes, por el abuso de que se hace de ese licor, fué el primero ramo que llamó la atención del gobierno. Ocho mil seiscientos setenta y dos pesos (8,672$) produjo el año pasado (1845) y S,l

consumo era inconmensurable: jóvenes de tierna edad adultos, mujeres y ancianos se veían continuamente el:

las calles, ostentando la miseria humana, privados de J

razón que hace al hombre semejante a su Creador, fraudes, hurtos, robos, asaltos, golpes, heridas y muer– tes, precedían o seguían frecuentemente a la beodez; búscase la caUSa de tan inmenso como perjudicial con– sumo, y de tan poco producto, y pareció hallarse en 10

diseminado que estaban las ventas, y en la facilidad de adquirir el licor en las clandestinas a cambio de cual– quier fénero. Tratóse, pues, de poner una valla a tan– tos desórdenes, y de hacer al mismo tiemli>o más pro– ductivo el ramo".

Con este objeto el gobierno emitió el' decreto dei 12 de junio antes que Se posesionara del Ministerio de Hacienda Fruto Chamarra, en que el Poder Ejecutivo reglamentaba el expendio de aguardiente. Pero nada se había logrado. La situación seguía lo mismo: mu– cho guaro y poca renta; continuaban arruinándose los capitales, embruteciéndose y degradándose los hombres, viéndose en triste espectáculo de embriaguez a un tiem– po al padre la madre y al hijo Faltaba una mano enér– gica que hiciera cumplir el decreto sobre aguardiente para que rindiera todo su benéfico resultado. Ese hom– bre fué Fruto Chamarra en el Ministerio de Hacienda.

A poco de haber llegado a él dispuso que el go– bierno se hiciera cargo directo del expendio del aguar– diente, y que los pocos arriendos de estancos se hicie– sen a precios más altos. Al mismo tiempo estancó loJ'l licores extranjeros; sólo podrían venderlo por menor los agentes del gobierno por cuenta del Estado (decreto ejecutivo 23. X. 1845). Así quedaba modificado el de– creto de 25 de agosto que prohibía del todo la intro– ducción de aguardientes extranejros. Reforzó este de– creto el 26 de enero de 1846. que quitaba a los contra– bandistas los útiles de fabricar aguardiente como tamal– comes ayas, peroles, "u otra cualquiera máquina que sirva para fabricar aguardiente"; pasados tres días des– pués de publicado el decreto, los que no hubiesen en– tregado aquellos objetos, además de perderlos, serían condenados a treinta días de obras públicas, fuesen los dueños hombres o muáeres; se aplicaría también esta disposición a quien alojara en su casa, hacienda o huer– ta a algún contrabandista de aguardiente, o consintiera en sus tierras sacar del expresado licor, o escondiese a– guardiente de contrabando; se prohibía la fabricación de tamalcones, ayas grandes y demás utensilios para la destilación, y la preparación de mixtos sin conocimien– to de la autoridad yeso en la proporción necesaria pa– ra los proveedores y asentistas. La contravención de esta disposición sería castigada con cinco pesos de mul– ta y diez días de obras públicas. Tres días después de publicado el decreto, los Alcaldes debaÍn proceder a perseguir activamente los objetos indicados, y las sacas clandestinas con los resguardos de hacienda. Los jue-

24

Page 51 - RC_1968_04_N91

This is a SEO version of RC_1968_04_N91. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »