Page 100 - RC_1960_08_N1

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La. Epoca. Colonial y la Epoca de Formación y Consolidación del Estado, son el tema del tomo pri– mero. La. Epoca Realista y la Epoca Contemporánea lo son del segundo. Así creo cubrir mejor tan impor–

tante materia.

"Puesto que el documento más revelador del al– ma de un pueblo es su literatura, y dado que esta última no es aira cosa que su idioma, tal como lo han escriío sus mejores hablistas, áno podernos abri– gar fundadas esperanzas de llegar a comprender el espíritu de una nación en el lenguaje de las obras señeras de su literatura?", dice Leo Spiízer en su obra LINGUISTICA E HISTORIA LITERARIA, según cita de don Abelardo Bonilla en la suya arriba citada, pági– na 1i.

La expresión del alma nicaragüense en LA V9Z SOSTENIDA al través de los años, es la de las anglaS

de libertad primero y la de la formación de la nacio-nalidad patria después. - Hemos dicho ya que en la Epoca Colo~ial no h?– bo movimiento literario en sí. La influenCla literana de la España del Siglo de Oro había sido nula. En los comienzos de la desintegración del Imperio Espa. ñol, es decir, en las dos primeras décadas del siglo XIX, el movimiento literario -escaso aún- se limi– taba a exposiciones, relaciones y peticiones de carác– ter político-administrativo. No fue sino hasta después de la Independencia que la VOZ fue adquiriendo re– sonancia. Mas corno estaba el problema de la forma– ción del Estado, esto fue el interés de nuestra literatu– ra. Su temática era esencialmente política y su lingüística era esencialmente jurídica. No había cam– po ni tiempo para la fantasía creativa, pues el arde. namiento de la República era 10 esencial entonces.

Mas ya fuese por amor o por coniraste a España,

el pensanlienio nicaragüense ha sido netamente espa– ñol. La lingüística no se ha apartado de las fuentes puras del idioma de Castilla, pues hasta el insignifi– cante -literariamente hablando- elemento indígena de nuestro pueblo no usa expresiones de su lengua aborigen sino joyas del idioma español del siglo XVI. Esta tradición constante del español puro en la litera– tura nicaragÜense se ha mantenido hasta nuestros días a pesar de la influencia de todas las literaturas mo– dernas, ya europeas o americanas.

Una de las mayores dificultades para el antolo-

gista en Nicaragua es la carencia de una producción ordenada de los trabajos literarios de sus autores y de las fuentes de investigación. Ni ellos, ni nadie des– pués de ellos, se preocuparon por recopilar sus pro– pias obras. Muchos adolecieron de poca profundidad en el tratamiento de los ternas que les eran favoritos.

y ahora resulta que, salvas escasísimas excepciones, no se encuentran obras de peso de los autores que en vida fueron ampliamente capaci1ados para escribir– las. Ni los clérigos escribieron obras teológicas, filo– sóficas o apologéticas, ni los juristas obras jurídicas, ni los médicos obras científicas, y los que escribieron historia no lo hicieron, a veces, muy literariamenfe que digamos.

La bibliografía en los casos que se amerita 'Va en la nota introductoria a cada uno de los autores pre– sentados.

Comprendo que e~ esta ANTaLOGIA se notarán con sorpresa algunas ausencias y que se señalarán con disgusto algunas presencias, pero esas son críticas ineludibles a libros de esta clase. John Lothrop Mo– ±ley, historiador norteamericano, consideraba el de la hisforia "trabajo de zapadores y mineros". Tal es el caso del Antologista. Es fácil, pues, en el afán de la búsqueda no dar con la mina, o escapársele la veta. Sin embargo, he querido hacer con laboriosidad, de– dicación y amor a la materja, un trabajo 10 más completo posible. He querido presenfar calidad, canti– dad y variedad. Los fonos de la voz sostenida han sido varios, a veces discordes, pero todos tienen la fo– nalidad necesaria para la expresión viva del pensa– miento del hombre.

Para terminar, quiero copiar de la Introducción a EL VIAJERO, del doC±or Gustavo Guzmán, el siguien– te párrafo final: " ... esta narración será sincera y so– bria, verídica y exenta de exageraciones: si interesa, no hay más que seguir su leC±ura, si cansa, doblar la hoja o abandonarla por completo: nosotros sólo aspi– ramos a satisfacer esa necesidad imperiosa que expe– rimenta el alma, de dar forma y vida al pensamiento que la agita".

Tal quiero hacer con esta ANTOLOGIA DEL PEN– SAMIENTO NICARAGüENSE. Sacar de los anaqueles empolvados del recuerdo "las más puras y legí±imas glorias nacionales" para dar forma y vida al pensa– lTIiento que agita a Nicaragua.

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