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« Previous Page Table of Contents Next Page »blecimiento qua se cé\lculase podría sar uii"l; de. E!-hí que se mandasen suspender otros cuyos benehclos eran ya conocidos. y los goviernos de América no eran más que unos ciegos imitadores del de la metrópoli.
Era este su estado quando sobrevino la rebolución y quando se la ofrecieron las más lisongeras espe– ranzas. Bien sabe V.A. que la voz "regeneración" fue la que entonces se oyó unánimemente y de la que justamelúe necesitava toda la Nación. Es claro que no sólo la América tenía justo motibo de quejarse, sino laznbién la España. Todos gemían bajo un pesado yugol pero con la diferencia de que el sufrimiento de la prirnera era doble y acaso en mayor proporción que el de la segunda. A la arbiirariedad rninisterial se añadía en la América la de los jueces ejecutol·es.
Pennitame V. A. no estenderme rnas en generali– dades bian notorias y que al fin lastimarán sus oidos harto sensibles con relaciones desagradables que le son bien sabidas. Séame sólo lícito, para lo que voy a suplicar, llamar la atención de este Supremo Conse– jo, no hacia los Españoles americanos y europeos, a quienes con injusticia se nos ha llamado indistinta– mente opresores, sino hasta el infiníJo número de ha– bitantes que componen las castas y principalmenle hacía los Indios, esta porción embilecida y degradada de la humanidad.
El espacio, pues, que abraza el reyno de Guatema– la en la actualidad es mayor que el de la península Contiene más de 700 leguas de longitud y 200 de la– titud. Comprende 15 provincias, a saver, la de Guate– mala, en que está la capital, las de las 4 Intendencias de San Salvador, Leon de Nicaragua, COluayagua v Ciudad Real, la del govierno político militar de Cos– tarrica, las de las alcaldias tnayores de Bscuintla, 105
Zacatepeques, Totonicapán, Solalá, Sonsonate y Vera– pa:z, y la,de los Corregimientos del Valle, Quisaltenan– go y Chiquimula. De modo que sin incluir los go– biernos militares del Petén, Truxillo y Omoa y el par– tido de Tegucigalpa, que antes era alcaldía mayor y en el día quizá se habrá hecho ya igual declaratoria por precedente orden de la Corle, y sin separar los
g~andes .parí.idos 9ue po,::1ían reputarse provincia, Se–
fJun la lntehgenCla comun, - aunque nada propia dada a esta voz, hay quince en el reyno de Guaie– 1'C\ala.
No me persuado que el no haber providenciado el presidente y Capitán general, ql.le entonces era Dn. Antonio Gonzalez, la elección de igual número de representantes hubiese sido con las miras que algunos desde luego con injusticia le ahibuyen, a saber, la de
n~d\.lcir la representación americana y principalmente la de dis;rninuir el número de testigos de su mal go– bierno. Creo antes bien que tubo en consideración las escaceces grandes de aquel reyno y que sólo las prin– cipales provincias podrían sufragar los gasfos con:es– pondientes. No obstante, para que quedase a 8alvo su derecho, hi:zo sobre éste punto la conveniente rEl– clamación uno de sus diputados y el Congreso, cm
atención a lo espuesto manifestados por oiros, a que quando se celebrara la elección y viniesen los sujetos en quienes hubiese recaído ya se habrían disuelio las presentes Cortes, y a que en la constiiuci.ón se fl-atn de la forma de elegir Diputados, tubo a bien lx\C!_ndar continuase como estaba la representación de aquel reyno. De todos modos este se compone del número indicado, de yntendencias, corregimientos, alcaldías ¡nayores, goviernos lnilüares y una infinidad de par-tidos.
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,~Y será posible, Serenísitno Señor, que un san vasto .territorio, dividido en los términos esp1.tes±os, pueda ser bien gobernado por un solo individuo que reside, no en el centro del reyno sino en un ángulo opuesto al en que está mi provincia y la de Costa Ri– ca? ~Será posible que un Xefe que cuida privativa– :J;nente de tan diversos ramos de adminisiración pú– blica en tan dilatado esp¡;¡.cio, pueda d¡;¡.r. a cada uno
de ellos toda la atención que necesita para su ade– lantamiento? Así es que Guatemala se mantiene siem– pre en un mismo estado. Sus governantes mucho han hecho con impedir su total ruina.
Considere V.A. que ellos han tenido la inmediata inspección en aquellos establecimientos militares que ultimamente numeré, y ha sido efectivamente muy necesaria para aprontar todos los auxilios que exige su situación, siendo los lugares por donde se puede temer la in~bación exfrangera. Las providencias, por lo :mismo, debeJ~ ser executivas, organizando un plan que es en ellas muy dificultoso por la suma escases que en todos conceptos se padece. Los capitanes ge–
n~rales, pues, así por la inclinación natural a su ca– rrera corno por la obligación en que están de impedir toda usurpación, ponen en aquellos establecimientos sus prÍlnera.s atenciones. Y estas deben extenderse no sólo al ramo militar sino también a alejar quantos inconvenientes pudielan presentar el político y el de hacienda.
Pero sus cuidados no deben ceñirse unicamen±e a tales puntos. Aun en beneficio de ellos y para conser– var la tranaui1;i¡:lad inlerior debe promover y fomen– ±ar los cuerpos \ iodos de defensa, necesitándose ésJ:a en varios de
las provincias, especialmente en la de León, en O\le se e:;;:perimentan de ordinario irrupcio– nes de los"bárbaros que havi±an en las n1.ontañas. A tan graves a1enciones se añade el goviet'no político, siendo la capÍÍanía general el centro a donde OCUlTen de las provincias, no sólo sus respecti-vos Xefes sino todos sus havitan±es, con parlicularidad las cotnllni. dades de Indios y Castas, suplicando alguna provi– dencia gubernati-va.
Bien V.3 V. A. que hasta aquí no he hecho meno ción de la administración de justicia, otro ramo que está igualmente a cargo del Presidente, no sólo en concepto de capitán general de las provincias sino como su governador. Es efectivamente un tribunal que a semejanza de los demás establecidos, unics– n1.ente con este objeto, administra justicia en lo crÍtni.– nal y civil a quantos ocurren.
He omitido igualmente hacer mérito del raIno de hacienda, de que así mismo cuida el capitán general corno superintendente. ¿Y quál ha sido el resultado de poner en sus manos este negociado? Le diré con hastante sentimiento. El reyno de Guatemala, a quien hacen la justicia los que han viajado d", darle la pre– ferencia entre los demás de ambas Alnéricas por sus ticas, raras y mu1tipJkadas producciones, de nada sirve en el día a la COtona sino de grabamen. No le produGe ni un maravedí. Por su notoria pobreza le esián decretados socorros basiante cuantiosos de las cajas de M6xico Un reyno opulento, Serenísimo Se– ñor, se ve en la dura necesidad ele n\endigar y clever su ezisrencii;.l polífica al de Nueva España, que aun El
costa de ésta sacrificio tiene a bien y procurar in– directamente impedir el fornen{o del de Guatemala, conociendo las ventajas que desde luego le haría. Dije indirectamente, porque en México siempre ha havido la política ele no mander al de Guatemala operarios ci.viles que Se les ha pedido por particulares para el benefici.o de minas y oiros fnt±o~ p¡-eciosos
Ya he puesto a los ajar; de V.A. el pequeño bos– qua.jo '1ne rl\e propt\se de la deplorable situación del leyno de Gllatexne.l a. , efecto del ruinoso sistema que regía en lo general e11 la Nación, aplicándolo particu– larmente. Diré de una vez y en compendio lo que ha g'do consecuencia 'forzosa de poner en una sola mano tanios ramos en tan vasto terriiorio, a Sélver, la indus– tria y )a agricultura en apatía y el comercio casi sin
movimiento, que ha ido perdiendo cada día por ha– veTse reducido sus frutos, destruido otros y aislándose al del añil que se halla en el día muy abatido.
Nada digo de lninas tan varias, ricas y de todos metales, y aun de azogue, corno se encuentran en
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