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pueden ocurrir en una tragedia, según el plano moral y

la situación social en que -se encuentra una joven. Puede que llegue al suicidio o al lanzamiento a las liviandades, como contracorriente del resentimiento de la virtud. En este segundo tema que acabamos de finalizar, también no cabe la respuesta de "solo de sombra".

TERCER CASO:

Mujer virgen y religiosa ella misma se lo supone y

nadie mas, de que se siente con síntomas de gravidez. Es un caso muy raro y no son más que suposiciones muy propias de la enferma, su fuente son los trastornos neuróticos de origen hormonal y mucha misticidad que puede despertar un histerismo. La mu¡er en este plano, puede llegar a sentir síntomas de preñez. Una revista médica cita el caso de una monja que se creyó embara– zada del demonio, tan solo por haberle faltado las re– gias.

CUARTO CASO:

Mujer virgen, pero realmente embarazada. Naturalmente, ella lo niega hasta con énfasis y se lo niega al propio médico que la examinó y desde luego pueden sugerir problemas entre la familia, llegando has– ta el examen hirneneal (a veces ocurre por mala suerte que la virginidad no está anatómicamente anormal). En este caso de la mujer virgen, pero realrnente embaraza– da, ha habido un proceso distinto, ha habido una obsor– ción accidental, un riego en las puertas del jardín, un riego en el umbsal del aparato genital femenino, sin in– tromisión varonil. Estos accidentes pueden también proporcionarse por medio de los servicios sanital íos, preso tándose como instrumentos cuando están contaminados con la semilla espermatogénica y el terreno está en la cumbre propicia para fructificar. En estos casos, que no Son raros, ni tan poco frecuentes, el médico está situado ante un dilema: la vía natural o la cesárea. La mayor parte de los médicos, sobre todo médicos moralistas, opi– nan por la cesárea, por varias razones, uno de ellas, con– servar anatómicamente la virginidad. la mujer en este caso, es virgen y madre

En la raza indígena, por ejemplo, una madre con estricto celo ha estado al cuido de su adorada hija, real mente pura, inocente y sencilla, pero se le han desperta– do síntomas raros; entonces su madre, preocupada recu rre a la curandera quien le sospecha "una bar riga". La madre de la infortunada protesta, afirmando que su hi· ja no conoce la maldad, "no conoce mundo". Pasan los meses y las afil maciones de las otras curanderas se ha– cen más categóricas, los síntomas mas prominentes y lá más acertada de las curanderas, haciendo fe del relato de la preocupada madre respecto a la inocencia de su des– graciada hija le dice: "La maldad entró como una sombra en el aposento, produjo a todos un profundo sueño pa· ra poseer a la niña".

En la raza indígena es muy corriente la creencia de que ciertas jóvenes salen embarazadas porque las "'aga. rran dormidas", sin "sentir", aunque la doncella sea san– ta o pecadora.

A la verdad, un padre puede embarazar a su pro– pia hija, un hermano a su propia hermana, accidental-

mente, sin malicia, sin mala intención, siendo la única causa mas frecuente, la promiscuidad, el mismo aposento que todo el conjunto familiar lo utiliza como dormitorio.

QUINTO CASO:

Mujer parida, soltera, sabiéndose que tiene relacio· nes públicas o clandestinas.

SEXTO CASO:

Mujer casada que no ha podido tener hijos.

SEPTIMO CASO:

Mujer casada con marido ausente.

OCTAVO CASO:

Mujer casada con marido enfermo.

NOVENO CASO:

Mujer casada, nulípilra o enferma.

DECIMO CASO:

Mujer cilsad<l, haciendo juegos de actos anticoncep. cionales. Muchos matrimonios creen que esta clase de actos son absolutos e infalibles. Estos actos son nefas– tos para ambos cónyugues, sobre todo para la mujer y las consecuencias son desastr osas para el cuerpo y para el alma.

ONCEAVO CASO:

Mujer casada, debidamente en su hogar, realmente grávida.

DOCEAVO CASO:

Mujer casada, realmente embarazada, pero adúltera.

TRECEAVO CASO:

Mujer casada, con un hombre viejo e impotente y

de este matrimonio mucho se dice.

CATORCEAVO CASO:

Muje¡' viuda, pero moji cata.

QUINCEAVO CASO:

Mujer viuda, pero alegre.

DIEZ Y SEISAVO CASO;

Mujer menopáusíca, sea soltera, casada o viuda.

DIEZ Y SIETEAVO CASO:

Muíer que predica su embarazo y no lo hay, solo por conseguir ciertos fines con su esposo o amante.

En la mujer, sea soltera, casada o viuda, tenga o no tenga relaciones sexuales, tenga o no tenga síntomas dI;' embarazo aparente, tenga o no tenga embarazo real,

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