Page 42 - lista_historica_magistrados

a las seis de la tarde, cuando ya el fuego había cesado, para. ver la situación de mis ±ropas y

el estado de sus perlrechos, me llamó el joven norteamericano Fowler, de quien ya he hecho mención, para decirme que no podíamos espe– rar un nuevo ataque del enemigo en ese lugar, afaque que sería. seguro se efeciuaría al si– guiente día, porque ya no teníamos, suficiente parque para ametralladoras, y que el pensaba que mejor debería buscar un lugar donde reti. rarme que tuviera mejores ventajas para la defensa. También me informó que por su he– rida tendría que dejar el servicio, lo cual de– plora.ba grandel'nente, pues, decía, había goza– do mucho en esa gira que había hecho conmi– go desde BlueHelds hasta Tisma. AlU mismo me despedí del joven Fowler agradeciéndole los servicios prestados a nuesf~a causa.

Después de llegar al convencimiento de que para el siguiente día nos faliaría, en efec– fa, el parque suficiente para sostener una lu– cha como la que habíamos sostenido el día an– feriar, resolvimos regresamos a Choniales, y

como nos habían dado el informe de que en Tipifapa no habían fuerzas del Gobierno, re. solvimos salir por ese lado.

An±es de abandonar a Tisma. recorrí COl1.

mi Estado Mayor las casas donde' habíamos estado deposi±al)do a los heridos, y las casas donde habíamos estado llevando a los av¡;¡,n– zados. Por curiosidad, hice que contaran el número de avanzados que estaban en tres ca– sas distintas, y llegarnos a contar 243 hombres, número que me pareció demasiado alío para que no lo sintieran las fuerzas enemigas, máxi–

nte que en ese número se encontraban oficiales de ioda graduación desde la de Coronel aba– jo. La escapada del General Lara nos hizo omi–

tir la graduación de su rango.

Después de esa inspección, nos despedí-– mas de Tisma y emprendimos la marcha con tristeza pero con la satisfacción de haber cum– plido nuestro deber y de haber inflingido un golpe morfal a las fuerzas del Gobierno.

Antes de pasar adelante quiero hacer constar que he leído la obra de mi amigo el Coronel Macado Alvarez Lejarza, titulada RE–

CUERDOS DE LA REVOLUCION DE 1909-1910,

en la que describe brillantemente esta batalla de Tisma y en la que expone con gran fideli~

dad la participación que tomaron en ella cada uno de los jefes que componíamos el ejército libadador y la parficipación misma que al pro– pio Coronel Alvarez Lejarza le cupo en tan glo–

rioso encuentro.

Por otra parte, quiero también dedicar un recuerdo de admiración y simpatía a todos aquellos que perecieron en ese día, en el que nos vimos precisados a defendernos ante fuer– zas rnuy superiores en nÚmero a las nuestras, con un heroísmo muy común en nuestras ±ro– paso

Continuando, pues, nuestra marcha a Ti-

El General Al'sénio Cruz y lilOntados.

pitapa, pasamos frenfe a una hacienda que me parece se llama "San Jerónimo", a la que en– iré a buscar un poco de agua para beber. M: objeto principal era, sin embargo, pregun,±ar é

la persona que allí estaba cuidando por laE noticias que tuviera de Típi±apa, y una mujel que era la que 11..e servía el agua me dijo qUE había esfado esa farde en el pueblo y que nc había ninguna fUerza enemiga en ese lugar Este informe me afianzó en la idea de cruzal por Tipifapa con mi ejército.

Un poco más adelante, arrimó un hombrE su bestia a la mía para decirme que él era e lTIandador de la hacienda "Hato Grande" dE don Rosendo Chamarra, y que él 11.1.e sugeríc pasar el río Tipifapa por "Paso Chiqui±o", 1<

que aunque ofrecía alguna dificultad era po sible, pero habiendo obtenido el informe de 11

mujer que me había dado el agua en "San Je rónimo", de que en Tipi±apa no habían fuerza: enemigas, le dí preferencia a esa rufa, lo cua he lamentado muchas veces.

En muchas ocasiones que he ido por el la do de Tipiiapa, he deseado ir a conocer el ta "Paso Chiquiio" y cerciorarme si hubiera sidl realmente factible cruzar !3-lU con mi gerite.

En Tipifapa, como todos saben, encordra mos fuerte resistencia, pues estaba adantonadl allí el General Fra.ncisco Ramírez con un bue] número de tropas, y noso±ros que íbamos erE